Hace unos días explicaba cómo haría
yo una parroquia ideal. Un aspecto que olvidé mencionar es que, en vez de
tejado, yo pondría como cubierta una terraza y en esa terraza (de las dimensiones
de la nave central) colocaría un jardín de plantas pequeñas cuyas dimensiones
no requieran profundidad en sus raíces.
Ese jardincito tiene que estar pensado
para poder pasear y ser un lugar de retiro meditativo para todos los feligreses
que lo deseen. No digo que tenga que ser de libre acceso para todos y siempre
abierto, porque sería inevitable el vandalismo. Pero se tendría que dejar claro
que ese jardín no es para disfrute de los sacerdotes de la rectoría, sino un lugar
de la parroquia para todos los que quieran ir a meditar. Podría instalarse una
pequeña capillita a la Virgen María, por ejemplo.
No estaría prohibido que un día
determinado hubiera allí una barbacoa o un piscolabis, pero el lugar tendría un
sentido espiritual y no debería acumularse en él nada que desentonara en el
claustro de un monasterio. Si se tiene algo para hacer una barbacoa, debería
guardarse en un almacén a propósito. El lugar tiene que ser una predicación
visual, un lugar propicio para retirarse a meditar. Por eso no debería
instalarse allí ningún cobertizo ni almacén de ningún tipo.
Pongo este link de ejemplo,
magnífico, de un jardín en una azotea:
https://www.jardinesverticales.es/azoteas-verdes-impacto-ahorro-energetico-edificio/
Aunque yo pensaba en algo más
parecido a un ambiente claustral. Entre lo claustral y un jardín japonés de
tipo zen, pero con plantas, no con piedrecitas.
La escalera de acceso al jardín
podría ser la escalera ordinaria del edificio de locales parroquiales que está
en el costado del templo.