Una pequeña curiosidad. Cuando hace
dos días escribí el post sobre las partículas, escribí esta frase:
Tras la consagración
del pan, hago genuflexión con los dedos índice y pulgar unidos.
Entonces me entró la duda, ¿debía
escribir “pan” con mayúscula? Tras meditarlo un instante, me di cuenta de que
esta redacción, la primera, era la correcta.
Porque lo que se consagra siempre es
pan y solo pan.
Lo consagrado es el Pan, con
mayúscula por ser el Pan Eucarístico.
El objeto de la acción de la acción
es pan.
Acabada la acción es el Pan de los
Ángeles, con mayúscula.
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¿Qué puedo decir para la Nochebuena?
¿Qué se puede decir para la noche en que el Misterio de un Deus Absconditus
apareció visible sobre la faz de la tierra?
Que hable Bach. ¿Qué nos dijo aquel regalo
de los cielos, llamado Juan Sebastián? Pues aquí está lo que hoy nos predica
ese compositor:
https://www.youtube.com/watch?v=zpaNo4mWRBE
Nadie que no entienda el alemán
dejará de entender que la respuesta a la
contemplación del Nacimiento es una explosión de
alegría. El comienzo es un verdadero estallido, un estallido sereno. Los
instrumentos no pueden expresar más júbilo. En serio, ¿cómo es posible expresar
más regocijo con notas musicales? Puedes elevar el volumen, puedes duplicar el
número de instrumentos, pero la armonía no puede estar más llena de júbilo.
Pero no es una música alegre como
cualquier otra. Es una alegría de una elegancia sorprendente.
Se trata de un gozo dinámico, lleno de vida.
Ante esta música solo me queda
callar y escuchar.