Marial, muchas gracias por lo de la misa ofrecida en acción de gracias por
el aniversario de mi ordenación. Dale recuerdos al padre Leopoldo Prieto LC.
Yo estuve en Chetumal dando charlas, hace unos catorce años. Fue un viaje
memorable para mí el que hice recorriendo la línea de la costa de Quintana Roo.
De los cinco viajes más agradables que he tenido nunca en mi vida. Fui con un grupo
de jóvenes en coche desde el norte del Estado hasta el sur. Nos bañábamos en la
playa, comíamos en distintos pueblos y localidades con el mar a la vista. Por
primera vez en mi vida, hice buceo sin bombonas (snorkel) en un pequeño
arrecife. También visitamos unas ruinas mayas de Cobá (me parecieron
formidables, cuando disfruté esa visita) y fuimos a la Isla de Cozumel.
Unas veces la conferencia era en un auditorio lleno de gente distinguida y
otras era un salón muy sencillo en un lugar pequeño. El obispo me trató
amabilísimamente. Era mi tiempo de vacaciones anual y, de verdad, que di
conferencias (cada día), pero fueron unas verdaderas vacaciones. No me tengáis
envidia por ese viaje: fue único e irrepetible, una excepción. Siempre lo
consideré, simplemente, un regalo del cielo.
Ahora veo esta foto mía con el gato y me veo ya como el abuelito al que se le
invita a tomar el té.