Perdonad que me ponga un
poco pesadito con Un hombre para la eternidad, pero es difícil encontrar
una obra maestra perfecta, redonda, inmejorable: el Partenón, el Panteón, el Templo
de Nike en la Acrópolis, el Chrysler Building, el Memorial de Lincoln, el Arco
del Triunfo de París, el Edificio Metrópolis de la Gran Vía de Madrid.
Hay tantas películas que
aparecen en la lista de las cien mejores películas de la historia que me han
aburrido: Taxi Driver, Ran, Chinatown, Centauros del Desierto, por citar
solo las que ahora me vienen a la mente.
Mientras que en Un
hombre para la eternidad el diálogo, por ejemplo, entre Wolsey y Moro es un
ejemplo de interpretación como pocos he visto en la historia:
https://www.youtube.com/watch?v=GI3-ZcJVN_k&t=108s
Reconozco que Scofield (Moro)
en ese momento de la película no está a la altura de Orson. Wells hace más que creíble
el personaje. No es que le insufle vida, ¡es que parece que estemos viendo al
auténtico Wolsey! Sus entonaciones, sus gestos, todo es perfecto. Es un diálogo
que podría haber sido así, no exactamente así, pero casi. El diálogo real
hubiera estado plagado de referencias a detalles precisos acerca de los
movimientos que tuvieron lugar esos meses en Oxford, en Roma, en Canterbury. No
se habría hablado de manera tan general acerca de si Moro le apoyaba o no, sino
que la conversación hubiera estado centrada en alguno de los pasos concretos
que tuvieron lugar. Y es que aquello fue una partida de ajedrez complejísima.
Sin duda Scofield quiso
ser mesurado, quiso parecer que estaba en guardia ante alguien de tan
impresionante poder (que podía ser peligroso), quiso mostrar un carácter más
retraído y menos vivo que el del cardenal. Pero es que Orson eclipsa todo en esa
interpretación, está supremo, aparece colosal. No volveré a ver una
interpretación de un calibre parecido, en un clérigo, hasta el cardenal de La
Misión.
Por otra parte, es una escena
filmada con una economía visual magnífica. Sin fondo, casi sin elementos. Es un
cuadro minimalista, estupendo en el equilibrio de sus composiciones. La vista
se centra en Orson como en un sol, Moro aquí hace de satélite.
Al final, una película sobre lo lícito y lo ilícito.