En mi opinión, el mejor lugar
para situar una catedra episcopal es detrás del altar, a una altura que permita
ser vista por el pueblo fiel sentado en la nave central. La cátedra rodeada de
los asientos de sus presbíteros. Lo mejor es que haya dos bancadas, una a cada
lado de la sede del obispo. Y que si vienen más sacerdotes, se coloquen los
asientos en el ábside, formando un conjunto unitario con la cátedra y las dos
bancadas que la rodean.
Digo que se coloquen los
asientos según las necesidades porque no queda bien ver todo el año tantos
asientos vacíos, cuando las grandes concelebraciones tienen lugar pocas veces.
Esto de dejar allí
asientos vacíos contribuye a que los presbiterios ofrezcan una impresión de
lugares “llenos”. No un lugar donde el altar ofrece una impresión rotunda.
Una cátedra emplazada delante
del altar, situada más baja, no me parece una solución feliz. Tampoco me complace situar
la cátedra a un lado del altar.