sábado, abril 20, 2019

Días santos que son como un retiro espiritual



Hoy, Viernes Santo, ha sido un día de lo más espiritual. Solo he tenido un propósito en esta jornada, un propósito sencillo: estar con Jesús. Es decir, acompañarle físicamente en su recorrido durante la Pasión.

He estado delante del monumento parte de la mañana y parte de la tarde. También he meditado acerca de su sepultura quedándome un rato en la iglesia con el sagrario vacío.

La Oficio de la Pasión lo he vivido muy concentradamente, porque había muy poquita gente en el convento. Y es que hoy, en Madrid, ha sido un día muy frío y lluvioso, casi no ha parado de llover en todo el día. El estar poca gente, pero muy espiritual, me ha ayudado a vivir la ceremonia de un modo más interno.

Como todos los años, hemos dejado la Eucaristía sobre una mesa (símbolo de la “mesa” de la sepultura), cubierta por un velo (símbolo de la sábana que lo cubrió), se ha cerrado con llave esa habitación del convento (habitación que simboliza el sepulcro), hemos corrido un baúl delante de la puerta (que simboliza la piedra) y he sellado la puerta. Hace años mandé hacer un sello para esta ceremonia.

Qué impresionante en la obra de Valtorta todo el relato de la sepultura de Cristo, como fue el embalsamamiento, el vendaje de su cuerpo, las palabras angustiosas de María dentro de ese pequeño habitáculo.

Espero que mañana sábado viva el día como una espera junto al sepulcro.