jueves, diciembre 31, 2020

Mi dormitorio tal como lo he decorado para estas fechas

 

No es que haya sido algo intencional acabar en este último día del año, pero justamente hoy acabo mi novela sobre Pablo. Solo me queda describir cómo pudo ser el martirio del apóstol. Lo había dejado hacia el final porque no tenía ninguna idea, no se me ocurría cómo enfocarlo.

He estado visionando un buen número de decapitamientos en películas. Horrible modo de pasar media hora. Analizando, fijándome en los detalles, en la composición de la escena, en su encuadre.

María, reina de los escoceses; Tomás Moro, el obispo Fisher, Carlos I, rey de Inglaterra; Ana Bolena y otros más. Desde un punto de vista meramente estético, cinematográfico, ninguna escena me ha gustado.

La escena de Elizabeth, the Golden Age, nos la presenta en un entorno completamente irreal, el más antihistórico de todos los que he visto. Cuando un director se permite tan mal hacer, en una superproducción, ¿qué piensa de su público? ¿Qué concepto tiene de la gente que ha pagado para ver su obra? (Yo no fui uno de ellos.) Si al director no le importa su obra, entonces, apaga y vámonos.

La decapitación en María, reina de los escoceses produce un indudable alivio, pues los espectadores saben que la película va a acabar. En una obra tan aburrida, eso supuso muchos suspiros de consuelo en las butacas. Aunque, en una producción tan tediosa, siempre existía el temor de que el director continuara su película sin la protagonista. Hasta que no aparecieron los créditos, siempre existió ese fundado miedo.

Si, en el futuro, el Estado Español me decapita (o hace algo parecido), cosa que no descarto, dada la evolución jurídica de toda Europa, me permitiré dar algunos consejos al verdugo: “Mira, solo lo digo por la estética...”.

miércoles, diciembre 30, 2020

Tiempo de llorar y tiempo de reir

 

Este mes recibí una llamada de una persona consagrada. Por teléfono me ha explicado su triste situación. No pertenece al clero secular por si alguien quiere hacer especulaciones. No diré la orden o la “asociación” o fraternidad. Pero lo que me sorprende es la capacidad que tenemos los seres humanos para hacernos la vida más difícil.

Conozco perfectamente a esta persona y a su “superior” y dónde vive. Por eso sé que la descripción que me ha dado se ajusta a la realidad.

¿Por qué los que seguimos a Jesús, a veces, nos empeñamos en imponer nuestras ideas sobre otros? Siempre es so capa de bien. Nunca insistiremos suficientemente en el respeto a la libertad personal. Y, sobre todo, donde de verdad las cosas se complican, es cuando el fuero interno y el externo se mezclan.

Me parece increíble que a estas alturas del siglo XXI todavía tenga que estar escribiendo estas líneas. Pero a veces todo es tan sencillo como decirle a alguien, por importante que sea: Respete la legítima libertad.

Lo peor es que los desafueros de algunas personas (ojo, son situaciones excepcionales, no comunes) tienen todas las ventajas para quedar ocultos. Todo conspira a favor de la confianza en el superior. Son tragedias personales de muy difícil solución. Aunque las cosas se investiguen todo ocurre en el ámbito oral y, muchas veces, sin testigos.

Qué importante es la labor vaticana de inspeccionar. Pero no, no siempre se hacen bien las cosas. Y después vienen las consecuencias. Peor todavía si el que tiene autoridad impone su tiranía en el fuero interno sin piedad, año tras año. Menos mal que estas cosas son excepcionales. 

Post Data: A veces, pienso que mi vocación podría ser una especie de fray Bernardo de Guy, visitando comunidades. 

¿Le gusta ser tiránico? ¿Le gusta imponer? Pues, mire, a este juego pueden jugar dos. (Risa malvada.)

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Una curiosidad que nada tiene que ver con lo anterior. En cualquier acto de Estado, existe un orden de precedencia. Hoy me he enterado de lo siguiente: In England and Wales, the Archbishop of Canterbury is the highest in precedence following the royal family.

Vacuna sí. Pero, en algunos casos, ¿cuándo?

 

Por supuesto que yo no tendré ningún problema en ponerme la vacuna. La única duda que tengo es si alguien ya ha pasado el coronavirus como yo, ¿cuánto tiempo sería el ideal para poner lo que vulgarmente se denomina el “recuerdo”?

El tiempo ideal para recibir la segunda dosis depende de cada vacuna. Como es lógico, supongo que ese tiempo intermedio ideal no se sabrá hasta que pasen un par de años y se tenga mucha más información.

Parece lógico pensar que los que han pasado el coronavirus, espacien algo de tiempo la recepción de la vacuna hasta aproximarse más al tiempo en que la inmunidad se comienza a perder. Pero es una suposición, me gustará escuchar a los expertos pasado algo de tiempo.

lunes, diciembre 28, 2020

Mi opinión sobre la vacuna

 

Sobre el tema de la vacuna, daré mi opinión porque mucha gente que conozco no está segura y tiene miedos. Resumiré mi posición en una frase muy simple: “A mis padres les he aconsejado que se vacunen en cuanto les llamen”.

Las vacunas actúan del modo más natural posible, haciendo que el propio cuerpo cree defensas. Es muy distinto el modo en que actúa, por ejemplo, un antibiótico.

Además, no se inocula el virus vivo, sino una proteína o una secuencia de proteínas. El cuerpo detecta que eso es foráneo y lo inutiliza, aprendiendo cómo hacerlo durante ese proceso. (Nota: No entro aquí a explicar cómo funcionan las vacunas de vectores virales. Sería largo y no aportaría nada.)

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Nunca, en este blog, he dado un consejo contrario a lo que dicen los médicos. Los médicos tienen su especialidad propia, cada uno la suya, y yo me fio de ellos.

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Ahora mismo, lo que sí que está totalmente desprestigiada es la labor de la dirección de la OMS. Ya antes de la pandemia había dado signos de entreguismo a China en materias muy preocupantes que no voy a detallar y que eran muy graves y con consecuencias trágicas.

Y, al comienzo de la pandemia, la labor de Tedros de tranquilizar al mundo fue exactamente lo contrario de lo que debía hacer. Cualquiera que se hubiera dado una vuelta por un hospital de Wuhan en esa época hubiera entendido que había que tomar medidas urgentes. Si no les dejaron entrar, podrían haberlo dicho: “No nos han dejado entrar”.

Pero lo cierto es que el director de la OMS se dedicó a decir que no se preocupara nadie, para un buen día pasar a reñir a todas las naciones por no hacer más.

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Aunque China hubiera cerrado todas sus fronteras en febrero, hubiera sido imposible que no hubiera salido alguien con el virus antes del cierre. China, desde luego, no jugó limpio. Emitió todo tipo de mensajes tranquilizadores cuando ellos ya sabían que esto era una tragedia mundial.

Aun así, no se hubiera podido evitar porque, para cuando se dieron cuenta, el virus ya estaba por distintos lugares de China. Era inevitable que algún viajero no hubiera salido.

domingo, diciembre 27, 2020

La teología del siglo XXI


Somos la primera generación para la que todo el pasado está realmente presente. En otras épocas, una estatua, un mosaico, un libro, permitían asomarse a otros siglos. Eran como ventanas a las que te asomabas. Hoy día, el Imperio Romano, por poner un ejemplo, está presente en un sinfín de senderos que uno puede recorrer hasta cansarse. Los senderos te derrotarán, te lo aseguro.

Uno puede vivir en el siglo XXI y, por razones trabajo, placer, docencia, afincarse en un rincón de la historia de un modo solo soñado —en realidad, ni siquiera soñado— en otras generaciones.

También vale para la geografía del mundo actual. Yo hablo, de forma habitual, con personas de muchos países. Mientras ceno viajo a esos lugares: recorro su calles o vuelo a vista de pájaro. Por primera vez, una persona en cualquier lugar, puede visionar, sobrevolar, introducirse, en innumerables regiones repartidas por todo el globo. Dígase lo mismo de las profundidades del océano o del sistema solar.

Somos la primera generación en que el espacio de nuestro planeta y el tiempo aparecen en nuestra mesa no ya como un festín, sino como un verdadero mapa de senderos que se bifurcan y que son más largos que nuestro tiempo para recorrerlos.

No solo eso, cuando ahora leemos teología, tenemos capacidad para ponernos en la mente del otro que no pensaba como nosotros. Tenemos capacidad para ver todo lo bueno, verdadero y noble que enseñó el que era un hereje o un no bautizado.

Hoy, en mi lectura, me metía en la mente de un árabe de la época de Mahoma; e intentaba hacer ese ejercicio del modo más comprensivo, más realista posible.

En este campo, también nuestra mente ha alcanzado una flexibilidad que no era común en otras épocas. Por supuesto que los escolásticos dejaron por escrito lo verdadero de un Averroes, de un Plotino y de tantos otros. Pero nuestra capacidad de meternos en su mente y captar de un modo global todo lo bueno del otro es muy distinta ahora que hace siglos.

Nuestra época ha experimentado una cierta disolución del espacio, del tiempo, de los prejuicios. Lo que ocurre con el planeta, ocurre también con la teología. Puede uno mantener ciertos acentos, ciertos estilos, pero el teólogo de nuestra época ya no es como el teólogo de hace dos siglos.

Navidad, árboles...

 

Estoy casi seguro de que lo puse hace tiempo en este blog. Pero es que vale la pena verlo una segunda vez. Es la historia de Polonia resumida en ocho minutos. Y explicada de un modo fascinante:

https://www.youtube.com/watch?v=7SpddNW7a3k

Desde que me he enterado de que la vitamina D no se obtiene en cantidades suficientes con la alimentación, todos los días me pongo al sol un rato.

Por primera vez en mi vida, he aprendido a hacer la tortilla de patata. Era una receta que siempre se me había resistido. Youtube fue mi tabla de salvación.

Estoy viendo una extraña película, verdaderamente extraña: Sólo los amantes sobreviven (2013). Una historia de vampiros ambientada en Tánger.


sábado, diciembre 26, 2020

Ideas para árboles de Navidad

 

Hoy, dando la comunión en una parroquia, a una señora se le ha caído la forma de la mano. ¿Qué se hace en un caso así? Lo explico porque imagino que será de interés para no pocos de mis lectores.

Si solo se le ha caído de la mano, lo que solemos hacer la mayoría de los sacerdotes en España es recoger la forma y consumirla. Razonablemente se puede suponer que los ácidos del estómago destruirán los microbios normales que pueda haber en el suelo de una iglesia en España.

Y digo España, porque los microbios que puede haber en el suelo en un suburbio marginal de Calcuta no son los mismos. No voy a entrar en detalles.

Aquí no tengo el menor problema en consumir la forma, aunque la haya tocado la mano del que se le ha caído.

Ahora bien, si ha tocado la lengua de la persona, lo que hago es colocarla en un frasco de cristal con agua. Ese frasco es guardado en un armario de la sacristía, con una etiqueta que dice: Forma que ha caído en el suelo. Pasados unos tres días el contenido del bote se coloca en tierra que no vaya a ser pisada.

Lo normal es hacer un hoyo en una maceta de la iglesia y cubrirla respetuosamente con tierra.

viernes, diciembre 25, 2020

Año 2020: Feliz Navidad y triste coronavirus

 

Ha sido una deliciosa y entrañable cena de nochebuena con dos familias polacas reunidas en torno a una mesa. Las dos familias bien conocidas por mí desde hace años. Entre todos no superábamos la cifra de asistentes decretada por las autoridades.

Las dos familias muy religiosas. La comida excelente. No exagero si digo que ha sido uno de los mejores banquetes del que he disfrutado en varios años: una extraordinaria lista de platos tradicionales polacos, deliciosos. Después ha venido la ronda de chistes polacos. Uno ha sido un chiste ruso. Yo he dicho dos frases polacas que tenía bien memorizadas y, por si acaso, escritas en una tarjetita de papel.

En este blog, no doy sermones. Tampoco en Navidad. Para eso tengo mi canal de sermones. Tengo mi blog informal, mi canal para predicar y mi Biblioteca Forteniana para las cosas más profundas.

Muchas felicidades a todos los habituales de este rincón de la Red. Y recordadlo, no debeís temer al coronavirus de ahora, el SARS-2. Esto no es nada. 

Otra cosa será el futuro SARS-CoV-8-ultimate. Eso sí que será harina de otro costal.

miércoles, diciembre 23, 2020

Hay otro tiempo... el retrofuturo

 

El nombre del virus futuro de ayer ya impresiona: ¡SARS-CoV-8-ultimate! Soy el creador, no del virus, pero sí del nombre.

Aunque creo que hay una variante previa que, entre otros efectos, hace crecer el pelo. Lo malo es que todos los otros efectos secundarios son muy perjudiciales, entre ellos que te quedas sordo, además de perder el olfato.

Lo del virus futuro de ayer me recuerda a todas las webs dedicadas al retrofuturo: Web X, donde el futuro sigue presente. Web X, el futuro ya no es lo que era. Me encantan ese tipo de frases. Por favor, si sabéis más lemas de webs de este tipo, ponedlas en los comentarios.

Podrá venir el futuro que sea. Pero para los que nacimos en los años 60, el futuro ya no será lo mismo sin los trenes monorailes entre edificios y aquellos trajes que parecían pijamas. Mucho móvil y mucho Internet, ¿pero dónde están aquellas pistolas de rayos, dónde los coches voladores?

El futuro ha llegado, sí. “¿Pero a esto lo llama usted futuro?”. Ahora llamamos futuro a cualquier cosa. Esto no era lo prometido.

martes, diciembre 22, 2020

La respuesta perfecta




Lo que decía ayer de España, vale también para la Unión Europea. Lo que fueron aquellos tiempos de ideales y entusiasmo, ahora es un tiempo de pérdida de entusiasmo por el futuro. Y lo mismo pasa con la ONU. Ciertamente, vivimos en un tiempo en que hemos visto como el egoísmo particular prevalecía. Y cómo las viejas dictaduras se consolidaban y aparecían otras nuevas.

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El virus ha traído más desesperanza, más sueños frustrados, más jóvenes quedándose en casa sin otra salida que todavía más Internet y todavía más videojuegos.

Cuantos cientos de miles de ilusiones han quedado extinguidas: comercios, trabajos, proyectos. En este sentido, el virus ha sido como una apisonadora.

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Y lo que es peor, mi madre no vendrá a casa por Navidad. Sí, lo que oís. Este año tendrá que contar todas las anécdotas su pobre marido, mi padrastro. El cual, por supuesto, no dirá nada.

Siempre, ¡siempre!, habían sido las cosas de una determinada manera en navidad. Pero no creo que esto produzca una ruptura del continuo espacio-temporal. Véase El día de la marmota (Groundhog Day). La película demuestra que estas rupturas no hay que tomárselas a la ligera. Si se toman a la ligera, es cuando vienen las venganzas de la Naturaleza, véase el SARS-CoV-2.

Y eso que ese virus es mucho menos maligno que el futuro SARS-CoV-8-ultimate.

lunes, diciembre 21, 2020

Qué bonito sello

 

Acabo de ver por segunda vez Entrevista con un vampiro. Una gran película. Totalmente diversa a cualquier otra película de este género. La autora, Anne Rice, retornó al catolicismo. Pero años después comenzó a alejarse, conviertiéndose al final en una humanista secular, como he escuchado que se define ahora.

Carmen Laforet, la autora de Nada, también tuvo una conversión impresionante. Pero años después tampoco perseveró. Empecé a leer su novela, pero yo tampoco perseveré.

El caso de Claudio Coelho no lo conozco más que de oídas. Escuché que se convirtió, pero que su catolicismo es del todo personal y he oído que su fe no es ortodoxa. Nunca he leído a este autor.

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Pío Moa tiene razón al afirmar que España es un país en descomposición. Se trata de una hipérbole, por supuesto. Pero es cierto que los lazos que unían las tierras y personas no han hecho más que debilitarse en los últimos cuarenta y cinco años.

La economía, por no tomar las medidas lógicas (transnacionales) también había entrado en un proceso de continua debilitación.

Ahora, con el virus, ya todo, hasta las personas mismas, han entrado en una fase de aplastamiento.

Lo triste es que todo hace juego.

domingo, diciembre 20, 2020

Tiempos que son oasis de paz, tiempos que son borrascosos y que causan sufrimiento


Ayer hablaba de la democracia. Lo curioso es que Nerón era tremendamente popular entre sus súbditos. Además, no fue nada ofensivo con otras naciones; a diferencia de otros emperadores “buenos” que se dedicaron a la conquista de un modo cruelmente premeditado. Musolini tampoco quería ir a la guerra en Europa. Podríamos revisar virtudes y defectos de esos dos pésimos gobernantes. En cualquier caso, las personas se equivocan, las masas también. ¿Las masas se equivocan menos que las personas?

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La democracia, no nos engañemos, solo ofrece un sistema de sucesión en el poder. El mito de un Pueblo sano, noble, que sabrá escoger lo mejor es una leyenda bonita, pero solo eso.

 

Sin separación de poderes, la sucesión se termina; aunque sigamos con el rito de echar una papeleta en una caja.

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Para nada puedo hacer una defensa del sistema auténticamente monárquico. Si los súbditos han de obedecer, se debe llegar a un acuerdo, a un consentimiento: eso es la democracia. Por eso soy demócrata.

Pero la democracia, de por sí, no otorga la libertad. Es la separación de poderes la que la mantiene.

El cambio que se plantea ahora, en España, para la elección de Consejo del Poder Judicial, supone una verdadera brecha en la muralla de nuestras libertades. ¡Era el único Poder, hasta ahora, separado de la apisonadora congreso-senado!

Lo que pasa ahora, es lógico, antes o después, sabíamos que iba a pasar. El camino puede ser ilícito, pero sí que sigue una lógica implacable.

Ya sentimos el eco del futuro, el eco de las botas antifascistas. No será solo España. Más países seguirán el camino del autoritarismo. ¿Por qué? Por el cambio de esquema económico que comenzó con la deslocalización y se consumó con China. El cambio de esquema económico, no nos engañemos, supone un cambio social que, precisamente, no va a ser lento.

Cada vez son más empresarios que, en voz alta, dicen que el único camino por el que puede sobrevivir la economía de Europa radica en una sinificación. “O transformamos la economía según el modelo chino o no hay forma de competir”. De hecho, aunque la gente no lo sepa, la relación entre obreros y empresarios hoy día no tiene nada que ver con los años 70 y 80. Ni aquí en España ni en Estados Unidos.

Creedme, Erdogán, Putín, Xi Jinpin, son el futuro. Sé que parece que exagero. Pero también a muchos les hubiera parecido que yo exageraba si hace años yo les hubiera dicho que los jueces en España los escogería el partido gobernante sin consenso con los demás.

Todos sentimos algo en el ambiente. Esa sensación de cambio de época. El ozono antes de la tormenta. No va a ser en un año ni en dos. Pero, dentro de diez años, sí que habrá un nuevo orden. Muchos elementos ideológicos ya están presentes. Su aglutinación es lo que conformará una nueva ideología. Entonces, con una reluciente y novedosa ideología, con un gran cambio social, sí que se establecerá ese nuevo orden.

sábado, diciembre 19, 2020

Lo que hemos aprendido

 

Hoy he estado leyendo y viendo algunas imágenes de Idi Amín, el que fue dictador de Uganda entre 1971 y 1979. Me he puesto a leer acerca de él porque me ha entrado la curiosidad de saber hasta qué edad vivió. Y resulta que vivió 78 años. Murió en Arabia Saudita.

Cuando escribí La decadencia de las columnas jónicas lo hice desde la convicción de que la democracia es el único muro, la única cadena, la única fuerza, que puede contener a monstruos como Idi Amín o Maduro. La democracia como “fuerza”.

Idi Amín era un león rabioso suelto en su país. Era un cocodrilo sangriento y no solo estaba suelto, sino que tenía todos los poderes. La democracia debe ser reforzada y vuelta a reforzar. La división de poderes debe ser fortalecida, cada vez más, de un modo cada vez más blindado.

Cualquier brecha que realicemos en la muralla de la democracia, puede tener fatales consecuencias. Si hay división de los tres poderes, no hay nada que temer. Ningún dictador podrá emerger sin los tres poderes, sin los tres “anillos”. Congresistas, senadores y jueces deben custodiar su anillo, aun a costa de su propia sangre. De lo contrario, correrá más sangre.

Si un hombre, cualquier hombre, se hace con dos anillos, podrá dominar un país: tenga el congreso y el senado, o el congreso y cúspide de la judicatura. Basta poseer dos anillos para hacer que una nación se torne un pueblo de esclavos.

Ayer hablaba de la pobreza, de la división de la sociedad entre dos castas. Nuestros problemas económicos y sociales tienen una relación directa con las incapacidades de aquellos puestos al frente para solventarlos. Hay que reformar la democracia. Y, por supuesto, la solución siempre es: más democracia.

Sí, una democracia puede ser más democrática o menos democrática, más débil o más fuerte.

Pero tampoco me enfado: un pueblo moralmente enfermo tenderá a escoger gobernantes moralmente tarados. Los gobernantes egoístas, mentirosos, codiciosos son malos administradores, no son eficientes. El sistema no lo es todo.

Hablamos de muchas cuestiones morales los pastores de la grey. Pero ahora que, en España, hay todo un asalto de las izquierdas al Consejo del Poder Judicial, esta no es una cuestión política, sino moral. Jamás se le hubiera permitido algo parecido a las derechas. Pero ya se sabe, a las izquierdas... se les permite todo.

No, no es esta una cuestión política. La defensa de los últimos muros que defienden la independencia de la judicatura es algo que tiene que ver con la moral. Ya, desde el comienzo, los que redactaron la constitución española no quisieron hacer separación de poderes entre el Congreso y el Senado. Podían haberlo hecho, pero no lo hicieron. Quiero recordar que el PSOE no renunció al marxismo hasta 1979, en el 28 congreso del partido. Un marxista de esa época no quería ni oír hablar de un senado realmente independiente. Pero nos quedaba la judicatura. Ahora eso también va a cambiar. Desgraciadamente, el asalto se ha producido a plena luz del día y el Pueblo sigue con Operación Triunfo y La isla de los famosos.

En fin, esto lo digo para los que me leen. Con este Pueblo, la muralla del baluarte judicial será tomada; es una mera cuestión de tiempo. ¿Pero esto no lo dije hace años? Pues sí. Pero ahora ya está en los noticiarios el anuncio de ese asalto.

Idi Amín, Maduro (y Zapatero), los tres anillos, el avance del neoanarquismo... Me recuerda esto al final de esa maravillosa película titulada Quemar después de leer cuando el jefe de la CIA acaba con esta pregunta: ¿Qué hemos aprendido, Palmer?

No, señores, año 2020: No hemos aprendido nada.

viernes, diciembre 18, 2020

Real sello de Inglaterra

 

Hoy estaba hablando con un amigo mío, empresario. Nos conocemos desde hace cuarenta años. Y me comentaba la alta frecuencia con que un alto ejecutivo se casa con una alta ejecutiva. Es cierto, entre mis amistades, conozco matrimonios entre médicos, entre jueces.

El hijo que nace de este tipo de matrimonio tendrá una educación mucho más esmerada, dominará varios idiomas; también el chino con cada vez con más frecuencia.

Fruto del dinero disponible para su educación y del ambiente cultural en el que han crecido es cierto que hay un tipo de personas cuya preparación es inmejorable. Les esperan los mejores puestos en las inmensas multinacionales, en la administración pública, en la judicatura.

¿Puede competir con esta “raza” el hijo de unos pobres cuyo ambiente es el de unos padres con inacabables jornadas de trabajo para poder pagar la hipoteca?

Este muchacho de barriada popular tras buscar trabajo con todas sus fuerzas y no lograr nada se desmoralizará, con toda razón. En España, a menudo, hay que luchar y esforzarse solo para lograr infratrabajos temporales. Trabajos que no ofrecen ningún aliciente para la superación.

La ilusión se puede mantener durante algún tiempo. Pero muchos acaban encerrados en su habitación conectados todo el tiempo a los videojuegos. Es cierto que le podremos decir que tiene que luchar, que debe luchar, pero el sistema le aboca a la pérdida de ilusión.

Al final, en el mercado laboral, tenemos a la “raza” de predestinados a los mejores puestos, y la masa cuyo único futuro es o interminables jornadas de trabajo o el paro con Internet en su habitación todo el día.

La solución no es el neoanarquismo ni el neomarxismo. Pero el sistema aboca a que unos sean cada vez más ricos y otros cada vez más pobres. Eso es tan distinto de la sociedad en la que crecí. En los años 70 y 80, en Europa occidental, reinaba el optimismo y existía una gran igualdad social; no perfecta, pero mucho más grande que la de ahora.

Poco a poco, hemos ido destruyendo aquella sociedad. Quizá los políticos y los sociólogos no estén de acuerdo con este planteamiento de la super-raza y la masa de abejas obreras, pero los empresarios hace tiempo que han captado que las cosas son así.

jueves, diciembre 17, 2020

Los detalles son los que evidencian la dignidad

 





Cuando un papa firma una encíclica o una carta apostólica o cualquier documento para el orbe católico, pienso que habría que dar a ese acto algo de “estética ceremonial”. ¿Qué propongo?

Propongo que, ante las cámaras, firme dos documentos del tamaño de una bula y de esa estética caligráfica. Uno quedaría para los archivos del Vaticano y el otro se enviaría a alguna diócesis del mundo, la que sea, para que recorriera las parroquias.

El documento-copia se podría mirar de cerca, tocar, pasarlo de mano en mano, leerlo. Sería una materialización de los actos del santo padre. No importaría que se deteriorara y mucho, sería una copia. En cierto modo, está rodando para que se deteriore. Que se deteriore, pero que se pueda tocar.

Y no estoy pensando en un documento como los que he puesto en el post (todos ellos de la monarquía inglesa), sino que se podría hacer que cada documento fuera una pequeña y sencilla obra de arte: con una gran letra inicial con dibujos, con glosas en los márgenes, con alguna iluminación.

Eso sí, sin sello colgando. Porque el sello sí que se convertiría en causa de rotura. El sello del documento-copia debería ser en tinta roja. Podría tener varios sellos: el del papa, el del notario vaticano, el de la cancillería que redactó el documento.

El documento se enviaría cada vez a un lugar del mundo, para que los documentos se “esparcieran” por toda la Iglesia. ¿Cuánto costaría realizar este tipo de bulas? Sin duda, hay infinidad de calígrafos por todo el mundo que estarían encantados de hacerlo gratis. Se necesitaría eso sí, una sabia mano directora que creara unas líneas generales estéticas de este tipo de bulas, en continuidad con la tradición milenaria vaticana. Pero que se enriqueciera positivamente como sí que lo ha hecho en sus documentos la monarquía inglesa. Lo ha hecho y magistralmente. Lo que propongo (y no cuesta nada de dinero) sí que lo ha hecho el trono británico.

miércoles, diciembre 16, 2020

Hannibal 2001 Lecter: no solo la pornografía es inmoral

 

Hace unos días, mencioné la película Hannibal. Es una película que muestra maravillosamente a Florencia; eso sí, lo poco que la muestra. Pero lo que aparece la convierte en la película que he visto que mejor la refleja. Claro que la Florencia de ahora no es la de la película de 2001. Hoy día afirmar que es una ciudad tomada por los turistas sería poco. Habría que decir, más bien, que se trata de una ciudad que más bien parece una fila de supermercado. No una ciudad con filas, sino que la ciudad ya parece una única fila interminable.

Pero mejor que la ciudad, no exagero, son los interiores del palazzo donde vive Lecter. Esos interiores son una verdadera obra de arte cinematográfica.

La película tiene a Florencia como magnífico protagonista. La ciudad viste la película. Ahora bien, el análisis de la mente del asesino es soberbio. Es de esas pocas películas en que un tema tan manido no la hace caer en los lugares comunes. La película vale la pena por sumergirse en su psicología. Si unimos esa descripción psicológica y una bellísima ciudad, ya tenemos material para una película.

Después está el retrato de la ambición del inspector de policía. Muy buen retrato, aunque eclipsado por el gran protagonista. El segundo gran personaje de esta obra es Mason Berger, el multimillonario. Un personaje que hubiera merecido una película para él solo. Y, de nuevo, su entorno palaciego es tan fascinante como Florencia. Si Lécter tiene su polícia de secundario, Berger tiene su doctor. El actor ha trabajado magistralmente su papel de médico y de hombre de confianza. Le ha dado cuerpo, verosimilitud, a lo que era un mero papel en un guión.

Pero, desgraciadamente, la película es inmoral. El gore es un género tan inmoral como la pornografía. Yo siempre aparto la vista. En este sentido, me parece que es una de las películas más inmorales que se pueden ver. Yo la he visto porque, por mis libros, trato de profundizar en el tema del mal. Pero desaconsejo verla. Si uno la ve, tiene que apartar la vista de cada escena inaceptable. Y el final, a traición, sin que lo espere el espectador, es una de las escenas más abominables que he visto jamás. En el cine, en el año 2001, aparté mis piernas porque creí que iba a bajar mi cabeza y vomitar.

Por otra parte, una cosa es que una obra de arte muestre el mal y otra es deleitarse en el mal. Esta película lo muestra admirablemente, con una grandísima profundidad, pero se deleita. Sin duda es una película que hace daño a las almas. No se puede ver todo eso y pensar que eso no afecta.

martes, diciembre 15, 2020

Brannagh 2017 vs. Lumet 1974

 



Hoy he acabado de ver Asesinato en el Orient Express, versión de 2017. A esta película, la llamaré Branagh 2017 (por su director) para distinguirla de la misma película dirigida por Lumet en 1974, a la que llamaré Lumet 1974.

Concuerdo con lo que escribe Jordi Batlle sobre Branagh 2017:

La distinción y la elegancia de los señoriales vagones y del vestuario siguen siendo un placer para nuestros agradecidos ojos en esta adaptación acaso innecesaria...

Y concuerdo con lo que escribe Diana Mangas:

Asesinato en el Orient Express (2017) es una burda caricatura de su propia historia. Una película sin alma ni carisma. Carente de cualquier aliciente más allá de ver a sus mil y una caras conocidas pasearse por escena sin ton ni son.

Uno tiene razón en lo del placer de los ojos y la otra tiene razón en lo que es una película sin alma.

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Yo (Fortea) me pasé toda la película fantaseando que, como todos conocíamos la primera película, Branagh nos sorprendería con un final absolutamente inesperado. Me esperaba una reformulación de la historia, una reescritura que jugase con el público.

Pero no. No hay nada de nada de eso. ¡Pero nada!

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Aquí podéis ver los dos trailers. La antigua de 1974:

https://www.youtube.com/watch?v=kjSN6hmg2UY

La nueva:

https://www.youtube.com/watch?v=_IHYD2bqnCU

No os dejéis engañar por un trailer impecable de Branagh 2017 que promete mucho: porque, al final, no da nada.

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Creo que yo podría escribir un guion para una película que se ambientara exactamente en ese escenario de Branagh 2017. Un Orient Express en el que viaja pocos pasajeros:

--Un alemán anciano, retirado, en viaje de placer, acompañado de su impecable y encantador secretario.

--Un argentino, médico, administrador de un hospital.

--Un norteamericano de apellido Burke, sonriente pasajero con un deje de nostalgia, pero contador de chistes.

--Un tal Schneider, polaco, atildado, elegante, con misteriosas intenciones.

--Alguien que, por ejemplo, se llama Reinhard Marx y que lee la novela Las sandalias del pescador.

--Un australiano que regresa a su tierra, vía París, con un injusto paso por una prisión.

--Un francés con apellido Lefevbre, poco hablador.

--Un mayordomo llamado Paolo Gabriele.

--Un revisor de apellido Viganó.

Con estos mimbres, ya tenemos la cesta. Ahora bien, salvo que yo quisiera hundirme a mí mismo como el Titanic, solo filmaría esta película si su productora fuera una sola: el Vaticano.

lunes, diciembre 14, 2020

La luz en las iglesias

 

Por la mañana, me he dedicado a escribir el viaje de Pablo a Hispania. Pongo que todo le sale mal y que regresa en tres días. (Ja, ja, ja.) Qué tramposo.

Desayuno pan con tomate y aceitunas; un yogur grande, cremoso, de vainilla. Mientras como, veo las partes de Florencia de la película Hannibal. Solo veo esas partes en las que el director hace de pintor con esos interiores florentinos soberbios.

Ayer vi cinco minutos de Memorias de una Geisha justo al acabar la cena. Qué fotografía, qué música, qué amor al detalle. Todo sabe a auténtico en esta película. Solo vi cinco minutos, ya la he visto varias veces. Es una película que respira ternura, así como la de Hannibal respira tensión.

He estado leyendo lo que he podido sobre los judíos en Hispania antes del año 70. Llego a la conclusión de que aquí no debía haber judíos o muy pocos.

Con tanto hebreo por aquí, seguro que si me remonto por todas las líneas de mis ancestros llegaría a Abrahán. Por alguna línea, antes o después, seguro que llegaría a algún antepasado de Donald Trump.

Comentaristas: esos gorriones que se posan en las ramas de un blog

A Lucía: Gracias, por tu artículo. Lo he leído entero y me ha ayudado.

Una comentarista: Padre, me gustaría saber si ha tenido alguna experiencia con los ángeles. Querida, casi todos mis comentaristas son ángeles.

A Alfonso: Una vez más, agradecido por tu código de unión de signos ortográficos. Ha sido como un regalo de navidad. (Hipérbole.)

A Osiel: ¿Es cierto que al primer comentario le dan un pavo o algo así? Pregunto porque lo he escuchado y me da curiosidad, y como le harán si la persona del primer comentario vive del otro lado del Atlántico. Osiel, sí, es completamente cierto. Para mí ha sido una de las grandes alegrías ver la cara de felicidad de algunos aquí presentes al abrir la puerta y ver el jamón.

Post Data: Escribiré después del almuerzo otro post.

domingo, diciembre 13, 2020

La luz y las iglesias

 

En mi novela sobre san Pablo, una de las cosas que no iba a aparecer era su hipotético viaje a Hispania. Pero he cambiado de opinión por dos razones:

—La primera razón es que son demasiados los escritores de la época patrística que hablan de ese viaje no como una posibilidad, sino como de algo que se produjo. ¿Bastará citar a Clemente Papa? Su carta está escrita unos veinte años después de la muerte de Pablo. Creo que no es necesario citar a más autores. Ellos sabían que Pablo solo escribió que deseaba ir. Pero esos escritores patrísticos dicen que después se produjo el viaje.

—La segunda razón es que ir a Tarragona desde Roma eran ocho días de navegación. Eso, en relación a cualquier viaje por tierra de los muchísimos que hizo Pablo, era muy poco tiempo.

Para una persona tan lleno de celo como Pablo, poder predicar en el confín del mundo debió ser algo así como un deseo irrefrenable.

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Agradeceré a cualquiera que me dé referencias acerca de las comunidades judías hispanas durante el imperio romano. Ya escuché un congreso que, acerca de Pablo y su viaje a Hispania, tuvo lugar en Tarragona hace un par de años.

Alfonso me dio el modo para unir signos con palabras y que no se separen automáticamente al dividir Word por líneas. Este sistema funciona tan bien que, cuando no encuentro algo, os lo pregunto.

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Lo del viaje a Hispania de Pablo no ha sido una buena noticia para mi novela, porque mi último volumen de la novela era ya el más largo de todos. Demasiado largo para un volumen, demasiado poco para dividirlo en dos. Pero era de esperar que el volumen relativo a la estancia en Roma tenía que ser algo.

Y os puedo asegurar que no se me ocurre nada de Pablo llegando a Tarragona. Quizá ya es las ganas que tengo de acabar. Le ocurrió lo mismo a Mankiewicz con sus 192 minutos de Cleopatra, más de tres horas.

sábado, diciembre 12, 2020

Detrás de cada Belén hay una teología

 

Cierta persona me preguntaba si podía comentar el belén que cierto obispo ha puesto en su diócesis... Se podrían decir tantas cosas. Tantas cosas del belén y de alrededor del belén.

Voy a responder a tantas cuestiones eclesiásticas de la siguiente manera: ¿Podrían optimizarse nuestras ciudades de un modo sustancial? La respuesta es sí.

¿Por qué no se hace? Pues bien, la respuesta vale para la sociedad civil y para la Iglesia. No hace falta que diseccione la respuesta. El sentido común basta.

Respecto a la Iglesia, tengo un libro en el que sí que he abordado, en detalle, cuál es mi opinión acerca de cómo solucionarlo. Permitidme que no sea más explícito.

No soy explícito, pero sí que se distinguir entre la belleza de las capillas que pongo en las dos fotos de hoy y la de ayer, respecto a la foto que no puse de la capilla de ayer.

¿Por qué una capilla es bellísima y dan ganas de quedarse a orar, y otra capilla es espantosa y dan ganas de salir cuanto antes? La respuesta es la siguiente: porque hay quien debería estar en un puesto y no lo está, y hay quien esté en un puesto y no debería estar.

En el fondo, todo es tan sencillo.

¿Qué debemos hacer tú y yo? Pues a estas horas, yo rezar la hora nona, trabajar un rato y desplazarme a celebrar misa en una parroquia, me lo ha pedido el párroco. Celebraré con toda devoción, no criticaré, no juzgaré en mi interior. Viviré en paz y sabré que los problemas de hoy, probablemente serán los del siglo XXII, y que fueron los del siglo XVIII.

viernes, diciembre 11, 2020

De capillas y culpables

 

No sé a qué laico se le habrá encargado de la decoración de la capilla X (donde hay una equis había un nombre) en X (donde hay una equis había una ciudad en un determinado país, un país del mundo), pero aconsejo a la diócesis que lo destine a otros menesteres: por ejemplo, limpiar las caballerizas del palacio episcopal.

Véase el delito flagrante en la foto que aparece en este link: (link borrado.)

Nota aclaratoria: Cualquier parecido entre la foto de arriba y la foto del link que he borrado no será ninguna coincidencia. Porque será imposible que entre la belleza de arriba y el horror de lo que he borrado haya ningún punto de conexión.

Que después de dos mil años de estética cristiana, que después de todas las variantes del románico normando y del románico peninsular ibérico, que después de las tres fases de evolución del gótico, después del rococó, después del historicista “neoclasicismo neogriego”, que hayamos llegado a esa capilla... en fin, no tiene perdón. Esa capilla no tiene perdón.

¿Qué está mal en ella? Mejor dicho, ¿qué está bien? Probablemente, solo se salvan los bancos. Prefiero no mirarlos demasiado por si acaso.

Pero es que esa capilla es, en su estilo, quizá insuperable. Espero que le hagan fotos, como recuerdo, porque hagan lo que hagan a partir de aquí, eso sí, ya solo puede mejorar.

Me podría fijar en cada detalle, pero renuncio. Solo mencionaré esos BORRADO (aquí mencionaba un detalle demasiado identificativo) de la pared que solo mirarlos en la foto ya me duelen los ojos.

En ese espacio, todo está tan desorganizado que casi produce un mareo físico solo con abrir los ojos. Ya no digo nada del mareo existencial.

Alguien me preguntará: “¿Pero se podía hacer algo sin gastar casi dinero?”. ¡Por supuesto que sí! Lo repito: ¡Por supuesto que sí! Baste ver alguna capilla minimalista de John Pawson.

En las conversaciones, al hablar de dos mujeres, si hay caridad se suele decir: “La guapa y la simpática”. Un bello modo para no decir que es fea. Pues bien, de esa capilla nadie podrá decir que resulta simpática sin mentir. No es ni simpática ni original ni modesta ni humilde ni sobria. Solo es una cosa: fea de solemnidad.

Me estoy refiriendo a una capilla en concreto, pero no es culpa mía si, en cinco lugares del mundo, varios laicos piensan completamente convencidos: “Se está refiriendo, sin ninguna duda, a la nuestra”.

Post Data: Me gustaría tener la esperanza que mis líneas llevarán al arrepentimiento de sus pecados estéticos a algunos clérigos. Pero no, morirán con todas sus faltas contra la belleza y lo único que lamentaré, qué pena, es que no exista un purgatorio especial (y bien largo) para sus culpables.

Cuando hay arrepentimiento y la fuente del pecado se ha secado

 

Un comentarista, Lux, hacía ayer la reflexión de que los evangelistas siguieron llamando apóstol al traidor. Y los textos se escribieron años después. Cierto, no me había dado cuenta del mantenimiento del título.

Fabián escribía:

Yo añadiría que, además, es una forma de demostrar que, cualquiera que sea el rango o nivel que ostentes, los pecados en los que se pueden caer son los mismos para todos.

Igualmente, cierto. ¿A alguien se le retiraría el grado de laico en la Iglesia al salir de la cárcel después de un terrible pecado?

¿Podríamos afirmar: “Es incompatible que se siga llamando “cristiano” el que cometió ese pecado pasado, aunque se haya arrepentido”?

Alguien objetaría: “¡Pero no puede ejercer esa función un sacerdote o un cardenal!”. La respuesta es: ¿Es que son meramente funciones? Si fuera así, entonces, todos los rangos podrían ser meramente transitorios y si todo fueran funciones (y no hubiera algo misterioso detrás) ¿qué razón habría para que las mujeres no pudieran ejercer unas meras “funciones”?

A Lucía, que veía esto como una benignidad y como una amnistía, le contesté:

Mantener la dignidad eclesiástica (ya desprovista de función alguna) ¿en qué sentido es ser benigno? ¿En qué sentido mejora la vida de alguien ya condenado por un tribunal civil? ¿En qué sentido es una amnistía? Si alguien ha pasado varios años en una cárcel, ¿por qué es una amnistía? ¿Se le retira el título de ingeniero de caminos al que ha cometido un asesinato?

La reflexión de ayer me llevó a reconsiderar algo de lo que ya escribí acerca de las casas de reclusión eclesiástica. Concebía, hasta ahora, que sus inquilinos debían estar recluidos. Pero ahora me doy cuenta de que, manteniendo una vida sobria y hasta penitencial (esto requeriría más matices), manteniendo una cierta reclusión (esto también requeriría más matices), lo cierto es que no hay razón alguna para encerrar allí a nadie que haya cumplido una pena. Porque la Iglesia no tiene cárceles, la Iglesia no tiene medios para imponer justicia porque no es su misión. La Iglesia no está sobre este mundo para hacer justicia ni siquiera con sus miembros.

La Iglesia con sus “tribunales” podrá tomar decisiones para solventar problemas entre sus miembros, pero no para hacer justicia. Lo que se llama justicia en la Iglesia es más algo parecido a la acción de una madre que toma decisiones entre sus hijos.

Esa acción maternal eclesiástica puede conllevar decisiones patrimoniales, de retirada de funciones, etc., pero es algo radicalmente distinto al proceso y criterios que sigue un juez.

Cierto que una decisión de un tribunal de la Iglesia puede ser injusta. Aunque no se pretenda hacer justicia, se pueden tomar decisiones injustas. ¿Pero un juez eclesiástico puede pretender castigar?

Replanteemos la pregunta de esta manera: ¿Nos imaginamos a Jesucristo azotando con una vara la espalda de un ministro infiel? ¿Nos imaginamos al Maestro encerrando en una celda a un apóstol durante un ocho años o cinco o dos?

Dad al césar lo que es del césar. El tribunal del césar debe hacer justicia. Debe hacerlo, no tiene otra opción. La justicia en un Estado de Derecho no es opcional, es un deber. Pero después la Iglesia, como una madre, acogerá al que salga de prisión. Vemos lo que las madres hacen con sus hijos al salir de prisión, hasta con los asesinos. ¿La Iglesia es una madre no tan madre? ¿Es una madre de grado inferior?

La remoción de un grado eclesiástico (ya sin funciones: sea obispo o cardenal o canónigo) ¿no proviene acaso de una mentalidad penal? ¿No subyace en ello una relación delito-pena?

Si el que fue culpable ya no ejerce funciones para las que sea inadecuado, ¿qué mal hará? En una casa de reclusión eclesiástica, ¿por qué no va presidir la liturgia como lo que es: obispo o cardenal? ¿Por qué no va a intentar vivir lo que le quede de vida en su rango, en la espiritualidad de su rango?

Alguien dirá, ¿pero tiene tanta importancia que un obispo de setenta y seis años, retirado en una casita de un pueblecito pequeño de mil habitantes (incluso vigilado por el párroco) siga en su rango en vez de reducirlo al estado laical? Por supuesto que sí. Tiene mucha importancia.