martes, noviembre 30, 2021

Mi primera máquina de escribir

 

Os comparto una música que cuando la escuché con unos quince años de edad me maravilló. En esa época la escuché en Radio Clásica y no tuve manera de volver a escucharla hasta que años después la volvieron a emitir en esa cadena. Se titula La máquina de escribir. Leroy Anderson nos dio una partitura llena de optimismo por vivir.

https://www.youtube.com/watch?v=5zK4wReAtTU

Este músico nos dio músicas tan encantadoras como El paseo en trineo y otras que muestran su espíritu alegre, vivaz y lleno de ganas de vivir.

Cuando tenía yo quince años, por mucho que te gustase una música, no podías volverla a escuchar. En Barbastro solo había una tienda de cintas de cassette y discos. Eso sí, aquella tienda debía constar con cerca de un millar de títulos. Los vinilos de música clásica nos encandilaban por la intensidad de sus colores y la belleza de los cuadros que representaban. Entre nuestras amistades solo una familia tenía tocadiscos. Escuchar un disco en casa nos parecía el no va más del refinamiento, lo digo en serio.

Fue como las primeras veces que probamos caviar. Por supuesto que era un sucedáneo, pero era ¡caviar!; para nosotros era caviar. También me acuerdo de cuando empezó a llegar salmón ahumado. Otra muestra de gran refinamiento. Se ponía solo un trocito pequeño en los canapés.

Quizá os parezca que exagero. Pero crecí en una ciudad de 15 000 habitantes en la que el pescado fresco llegaba solo dos veces a la semana. Eso sí, en las pescaderías siempre había bacalao salado y unas grandes cajas de madera con sardinas en salazón.

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En la oficina de la pequeña empresa de mi padre todavía se guardaba una de las antiguas máquinas de escribir: una Hispano-Olivetti negra de las antiguas antiguas. Antes de ser enviada a la basura yo jugaba con ella con el permiso tácito de mi padre de poder hacer con ella lo que quisiera. Hoy día se venden por no menos de 200 euros.

Jugué con ella todo lo que quise a mis ocho años, de manera que sé bastante bien lo que era teclear en ella, mover el carro, su campanita y todo.

Ya entonces teníamos una Lettera 32 de Olivetti que también se vende por la misma cantidad de dinero. También con ella practiqué años después, pero para aprender a escribir ya en serio.

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Escribir a máquina es una actividad que realizo sin pensar, no supone ninguna distracción. Como son tantos años sin mirar al teclado, no tengo ni idea de dónde están las letras cuando tengo que teclear algo en un teclado digital como el de las máquinas del aparcamiento regulado de Madrid. Paso mucho rato buscando las letras, tengo que encontrarlas una a una sin tener ni idea de dónde están.

Es así, es así

 

Hoy también os quiero dejar descansar. Puede ser la calma que anuncia un post largo y aburrido. No sé, la democracia, Bach, lo que sea.

lunes, noviembre 29, 2021

Un poco de humor

Ya puse este meme hace mucho tiempo, pero es que es tan gracioso que no he podido evitar el traerlo aquí de nuevo. Hoy no os fatigo con más líneas.

sábado, noviembre 27, 2021

En las ruinas del Templo de Apolo en Didyma (Turquía)

 

Ya que ayer, sin pensarlo mucho, hice un recuento de algunos momentos de mi vida, he pensado hacer otro acerca de los momentos que más me he reído en mi vida.

Nunca, jamás, me he reído tanto como viendo Schreck con dos jóvenes de mi segunda parroquia, mientras nos comíamos una pizza. No paramos de reírnos durante toda la cinta. Fue un momento de felicidad pura, perfecta e intensa.

La segunda película que más me hizo reír, aunque a distancia de la primera, fue Agárralo como puedes (The naked gun).

Fuera de esos momentos cinematográficos, recuerdo las cenas que teníamos con un grupo de amigos algunos días al acabar las tareas de la parroquia. Nos reíamos mucho, nos lo pasábamos muy bien. La crisis económica del 2009 dispersó ese grupo, varios dejaron España. Eso y mi cambio de parroquia deshizo completamente aquella cuadrilla de amigos.

El otro momento en que me lo pasaba genial y me reía mucho era en las tertulias del seminario. Cuando tienes dieciocho años, te ríes de todo, todo te hace gracia. Es cierto que la edad vuelve más serias a las personas. También nos reíamos mucho con las comedias cuando en el seminario nos ponían una película a la semana.

Recuerdo con envidia aquellas veces de estos momentos que he mencionado en que las lágrimas me salían de los ojos entre risas. Aquellas veces en que me dolían los músculos del vientre de tanto reír; en que me doblaba y daba una enérgica palmada a mi pierna.

viernes, noviembre 26, 2021

La foto es de una entrevista en El Heraldo de Aragón

 

Me viene el recuerdo del atardecer de verano en que, por fin aprendí a nadar. La emoción de sostenerme en el agua. La alegría sencilla de un niño que rezó en acción de gracias a Dios por aquello, con el cuerpo mojado, solo, mientras me tenía que ir corriendo a cenar adonde estaban todos reunidos.

La emoción, hasta las lágrimas, al escuchar una Salve a varias voces en el seminario, en la acción de gracias. La emoción del amor de Dios. Amar y ser amado, con una intensidad absoluta, como tienen muchos seminaristas. Tenía veintiún años.

Los sentimientos de fervor al entrar en la iglesia parroquial en mi primer pueblo, por la noche, justo antes de irme a acostar, para despedirme del Señor en el sagrario. Había un ambiente dramático en esa capilla solo iluminada por la vela del sagrario.  Una luz que se movía y hacía resplandecer el tabernáculo plateado de un modo suave, pero que impactaba en mi alma.

Tantos recuerdos de mi segunda parroquia que no sabría por donde empezar. Allí comenzaron los exorcismos.

Mi tercera parroquia, la serenidad de un pueblo de mil habitantes. Mi vida entró en ese ritmo rural de quietud. Yo entré en el pueblo y el pueblo entró en mí: todo era apacible.

Después Roma, la gran Urbe sacra, la ciudad vista con los ojos de una fe fervorosa. Liturgias, incienso, pontificales, basílicas pequeñas en las que rezaba por la tarde con los ojos cerrados.

El regreso a mis libros, a mi biblioteca vital, al mundo que tenía que construir y consumar. Libros: Una región no material en la que erigí pilares y otros se adentrarán. Es verdad que hubo monjas, enfermos de hospital, cosas y personas, pero nada me distraía de la erección de esos pilares, de esos contrafuertes, criptas y terrazas.

miércoles, noviembre 24, 2021

Comentarios de ayer

 

He leído vuestros comentarios al post de ayer. Vamos a ver, por supuesto que, en mi cavilación acerca de con quién me gustaría cenar, dejé aparte a todo el santoral, no consideré a las figuras bíblicas y, por motivos de prudencia, descarté a las jerarquías eclesiásticas.

José Francisco con la bondad que le caracteriza escribió su lista de personas:

Jesús de Nazareth, Teresita del Niño Jesús y el padre Fortea, claro.

Karina con cierto sentido común, no exento de femenina malicia, le escribió:

Personas vivas, Ludovico, kof, kof, perdón, José Francisco.

Y José Francisco con mayor picardía todavía, escribió:

Bueno, entonces Jesús de Nazareth, el papa Francisco y el padre Fortea.

Espectómetro intervino:

Si es por esa lógica entonces Teresita del Niño Jesús también cuenta.

José Francisco desplegó unas muy pertinentes reflexiones teológicas que pueden ser consultadas en su lugar en los comentarios, pero que no voy a copiar aquí para no alargar el asunto.

Saltándome varias intervenciones de otros beneméritos lectores, intervenciones a cada cual más piadosa y más devota, llegamos a un lector que nos dejó claros sus gustos en su lista:

Fredy Mercury, Camarón de la Isla, Lady Di.

Tiene todo el derecho a desear cenar con quien quiera, me parece muy bien. Uno debe ser libre en sus ilusiones. Moisés de la Llave mostró unos gustos más tradicionales y menos musicales:

Preferiría comer, en vez de cenar. Elegiría a S.M. el rey Felipe VI, al Cardenal Robert Sarah y a Conchita González (Garabandal).

Y por supuesto, me gustaría un picnic con todos los habituales del foro y nuestro querido Padre Fortea.

No voy a seguir haciendo menciones. Pero una comentarista tenía razón en que en las listas aparecían pocas mujeres. Tiene razón. Las mujeres han estado (no por culpa de ellas) muy ausentes del mundo de la cultura, de la política y de las artes. Pero hago notar que en mi lista había dos hombres y una mujer, Marguerite Yourcenar. Y ni se me pasó por la cabeza que había que poner una cuota. Estoy totalmente en contra de las cuotas. La mujer se abrirá paso en todos los ámbitos por sus propios méritos. Las cuotas son un remedio que excita aversión precisamente a la presencia de la mujer por parte de todos aquellos que sean pospuestos en favor de esas cuotas.

En fin, gracias a todos los que me habéis puesto en las listas. Con José Francisco sí que cené una vez en Alcalá.

martes, noviembre 23, 2021

Una pregunta que me ha hecho pensar

 

Hoy un youtuber me ha preguntado con quién me gustaría cenar. Me ha pedido tres nombres. He tenido que pensar la respuesta. En mi vida, cuando me han entrevistado, no me ha importado dejar un tiempo de silencio para pensar una respuesta que merecía ser pensada. Los entrevistados no suelen dejar tiempos de pausa. En mi caso no me importa. Incluso en mis sermones hay más momentos de silencio meditativo que en los predicadores usuales. No me importa que se vea que estoy pensando. En mi caso se nota más porque cuando hago eso cierro los ojos.

Mi respuesta han sido tres escritores. Pero después me he dado cuenta de lo previsible y monotemática que ha sido mi respuesta. Pensándolo ahora más y mejor, elegiría a Pablo Iglesias. Sí, sin duda a Pablo Iglesias. De ningún modo lo haría para convencerle de nada. Lo haría por el placer de conocerle. También a Pío Moa, pero no para que me contara cosas de sus libros, sino para estar con él como ser humano. Bill Gates es el otro ser humano al que desearía escuchar. Aquí más que conocer al ser humano, me gustaría escuchar qué piensa sobre el futuro y el presente. Pocas personas están mejor informadas que él, pocos tan inteligentes como él.

lunes, noviembre 22, 2021

Paseando por aquellas tierras tranquilas y bendecidas de Paraguay


Ayer recibí un precioso correo de alguien al que llamaré Ludovico. Entre otras cosas, para animarme, me escribía lo que pensaba al leer mis novelas. Lo transcribo sin remordimiento porque estos ejercicios de autocomplacencia me producen endorfinas:

Cómo olvidar el Pablo anacoreta, o el Pablo que se encuentra con Caifás, o el que vuelve al templo después de su conversión. Cómo olvidar a su inefable don Argemiro de Las Corrientes que riegan los Cielos, o a Tutmosis III levantándose por la mañana. Cómo olvidar la (...) Historia del Mundo Angélico (...). Cómo olvidar el tremendo Franco que escribió en La Tempestad de Dios.

El correo de este tal Ludovico me transfundió consolación. Es verdad que físicamente llevo una vida muy anclada a mi escritorio. Pero también es cierto que he sido testigo de las desventuras del Apocalipsis, he paseado sin prisa por un verdadero palacio faraónico, he visitado el mundo angélico tal como pudo salir de las Manos Divinas. He recorrido mundos imposibles como Libro Cuadrado y masivos laberintos catedralicios que se despliegan en los cuatro ensayos a los que dio inicio La Catedral de San Abán.

He viajado, pero no en el sentido habitual, sino con la mente. Mi vida ha sido variada, pero en el campo no material. En lo material tengo una cierta vocación de ostra pegada a la roca. Todos los lectores de todas partes han podido hacer lo mismo que yo. Leer es, entre otras cosas, viajar.

Incluso diré que para viajar mejor, aprovechando más, lo mejor es haber viajado con la lectura. Los libros de viajeros enseñan a cómo viajar.

Ahora mi mayor preocupación es encontrar una editorial de tamaño medio para mi nueva novela sobre la Edad Media, no puedo decir nada más sobre la obra. (Tras la parte de la autocomplacencia, viene la parte de la súplica.) Pero no es fácil, hoy día, hacer que un libro surja en las librerías, nada fácil. No os oculto que un libro se publica solo por contactos y nada más que por contactos. (Súplica y lástima.) Ciertas posiciones sociales facilitan todo.

Por ejemplo, si la reina de Inglaterra hubiera escrito mis diez libros sobre el demonio, hubiera cambiado completamente la forma de pensar sobre el tema. O si Merkel hubiera escrito mi Paulus, lo hubieran leído hasta los líderes españoles de izquierdas. Hasta en la cúpula de Podemos, por mera curiosidad, hubiera sido de lectura habitual.

domingo, noviembre 21, 2021

Buenos sentimientos, gracias



Un comentarista, llamado Pedro, me escribió ayer:

Ánimo Padre Fortea es usted un gran escritor. Solo le quedaría escribir su obra maestra sobre Jesús de Nazaret, sería su libro maestro después de su libro San Pablo. Cuidese y le deseo todo lo mejor se lo merece. Un fuerte abrazo.

Gracias. La verdad es que ni se me había pasado por la cabeza. Non sum dignus. En serio, no me veo capaz de plasmar algo tan santo. Pero sí que había pensado lo bonito que sería que mi Paulus continuara con una novela que mostrara a los primeros papas de la Iglesia, llegando a cubrir hasta finales del siglo II, o hasta Constantino. Obra esta que, sin duda, no voy a realizar. Una novela como la de san Pablo pienso que ya nunca más la realizaré.

Mi idea es dedicarme a libros cortos, breves, donde todo esté más condensado. Favorecer, en la medida que me sea posible, la calidad frente a la calidad. Claro, en la medida en que me sea posible, esa es la cuestión.

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Escribir un libro como el de Cuando amanezca la ira ambientado en la época de David y Salomón, y otro libro ambientado en el exilio Babilónico sería fascinante. Pero tampoco entra dentro de mis expectativas. Prefiero centrarme en algo más experimental, más postmoderno.

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Estoy viendo (mientras como) la película número 7 de Star Wars, El retorno de los jedis. El guion es previsible a más no poder. Al menos la cinta se salva por las batallas entre naves espaciales.

viernes, noviembre 19, 2021

La foto es de una misa en una iglesia abandonada de Turquía, durante el sermón

 

Me rompe el corazón el abandono que la esposa ha hecho de un amigo mío. Ella no podía haber hecho las cosas con más maldad. Allá ella. Existe una Justicia en el mundo que contempla todo en silencio, pero que cuando actúa, su sentencia es inapelable.

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Un primo mío, con el pasar de los años, se ha convertido en uno de mis mejores amigos. Le llamo con frecuencia. Hablo con él como con pocas personas. La amistad ha ido creciendo y consolidándose. No tiene precio poder llamar a alguien sin temor a abusar por haber llamado mucho, el poder alargarse sin tener nada que contar, por el placer de hablar con el otro.

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He hablado con el editor de México que fue el primero en publicar Summa Daemoniaca en el año 2004. Lleva años retirado del mundo de la publicación de libros. Hemos recordado aquellos tiempos. ¡La primera vez que se publicó! Qué fresco era todo. Qué jóvenes éramos él, su socio y yo. Ni él ni yo sospechábamos que iba a extenderse este título del modo que lo hizo. Es una de las preguntas para las que no tengo respuesta: ¿cuánta gente ha leído esa obra?

En papel sí que sé cuántas copias se vendieron y a cuántas lenguas se tradujo: está publicado en ocho lenguas. Hoy día está incluso en audio en Youtube, en varias versiones. Ayer me vinieron a visitar unos simpatiquísimos lectores de Zaragoza con los que almorcé y paseé.

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He releído un buen rato unos capítulos de La Regenta. Leerla casi me desmoraliza. Su perfección resulta para mí tan admirable como inalcanzable. Hay escritores y escritores, como hay montañas y montañas, cada una con su propia altura.

Mis densos valles de bosques demoniacos son peculiares. He necesitado una vida para que crecieran. Bosques cuajados de peñascos novelísticos. Por aquí y por allí con setas de ensayos.

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Por el trabajo nunca he pospuesto la amistad con mis conocidos o el encuentro con los lectores porque la escritura para mí ha sido algo instrumental, para conseguir lo humano. Los libros siempre podían esperar.

No sé qué me deparará el libro de mi vida. La existencia siempre tiene la capacidad de podernos sorprender, incluso para bien.

Hoy post visual

 










jueves, noviembre 18, 2021

Cánones de un concilio antiguo

 

La foto está tomada en Laodicea, donde hubo un concilio en el siglo IV. Extraigo algunos cánones que me han llamado la atención:

42. Que ningún sacerdote o sacristán viaje sin la orden de su obispo.

44. Las mujeres no deben entrar en el altar.

54. No les corresponde a los sacerdotes y sacristanes ver espectáculos indecentes en las bodas o en los banquetes; se deben levantar y retirar antes de que entren los actores.

56. No corresponde que los presbíteros entren al altar y tomen asiento antes de la entrada del obispo, sino que deben entrar con él, salvo que el obispo se encuentre enfermo o ausente.


martes, noviembre 16, 2021

La acción del Adversario

 

(La foto es de mi viaje a Turquía.) Un tema al que le he dado muchas vueltas los últimos días ha sido el por qué algunas amistades duraderas, consolidadas, acaban de golpe, repentinamente, por un malentendido, por algo que se tomó en un sentido que no pretendíamos dar.

El final repentino de una amistad puede provenir de varias causas. En ocasiones no se trata solo de una causa, sino de varias que se combinan.

Hay tres veces en mi vida que una buena amistad se rompió de repente, en un solo día. En esos tres casos estoy seguro de que la tentación del demonio intervino. E intervino poderosamente, metiendo ideas, sentimientos, equívocos, en la mente de la otra persona.

En el primer caso se debió a que el amigo creyó que solo me interesaba de su amistad mi beneficio. No un beneficio material, era profesor en una universidad, sino el beneficio de sus opiniones sobre mis libros. Así me lo confesó muchos años después cuando se produjo el reencuentro amistoso. Qué equivocado estaba él. Cuánto me interesaba su amistad. Pero el reencuentro ya solo sirvió para clarificar el pasado, porque ya no vivía él en Madrid.

La segunda amistad se rompió porque le pedí a ese amigo que no hiciera una determinada cosa. Le expliqué la razón por la que no quería que hiciera algo con un objeto que era mío. Actuó de un modo que dejó bien a las claras que deseaba marcharse. La amistad nunca se restableció por más que lo intentamos por ambas partes, después de tantos años de vernos cada semana.

El tercer caso fue un buen amigo que se sintió ofendido por una corrección gramatical que le hice. No tenía la menor intención de ofenderle, pero así se lo tomó. Esperé que me dijera al día siguiente que no se lo tomara en cuenta. Le escribí explicándole que no había querido ofenderle. Le volví a escribir. Pero su resquemor continuaba y a día de hoy no ha vuelto a llamarme por teléfono.

La acción del demonio sobre nuestra mente existe y puede ser poderosa. Y, casi siempre, no nos damos cuenta. Debemos desconfiar de nosotros mismos.

lunes, noviembre 15, 2021

Cuba y Al Capone

 

He estado escuchando unas palabras del dictador de Cuba, un tal Miguel Díaz-Canel. Su rostro es el mismo que el de todos los dictadores, sea Gadafi, sea Sadam Hussein: el rostro del matón un poco chuleta que te habla con el tono del que te perdona la vida.

No tengo el menor deseo de faltar el respeto a nadie. Pero el rostro del dictador siempre es llamativamente idéntico con las mismas características en todas las latitudes. Los matones acaban mostrando un rostro similar ante las cámaras: fanfarrón, chuleta, perdonavidas.

El mensaje que escuché de sus labios era claro. Venía a decir con otras palabras este mensaje: “Estoy dispuesto a matar a todos con tal de seguir sentado en el Poder. Estoy dispuesto a seguir matando, torturando y encarcelando con tal de seguir disfrutando del Poder. ¿Dónde me podría ir? ¿Adónde me podría refugiar? Dado que no tengo escapatoria porque soy un asesino, prefiero morir matando”.

Ese tal Canel da discursos de vez en cuando que, por supuesto, él sabe que no se los creen ni los suyos. Todos saben que detrás de unas cuantas frases manidas, repetidas, desgastadas, todo se reduce a “yo quiero mandar”.

Señor Canel, no le deseo, para nada, que acabe como tantos otros tiranos en las inmisericordes manos de una turba. Le deseo, por su propio bien, que acabe esposado ante un juez justo que le sentencie de acuerdo al Derecho Internacional, para que pueda vivir los días que le queden de su vida entre los muros de una prisión.

domingo, noviembre 14, 2021

Las imágenes sagradas


Hoy me he acordado de lo bonito que era el principal icono de la Catedral de las Fuerzas Armadas de Rusia. Lo he buscado y lo he vuelto a encontrar. Qué belleza.

La fuerza que tiene una bonita imagen para incitar a la devoción.

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Madre mía, no sabía yo el frenazo económico de China había sido tan grave en los últimos tres meses. Prácticamente no ha crecido nada.

Para más INRI, el “cuello de botella” de suministros de contenedores desde Asia resulta que va a tener unas consecuencias peores de lo que, al principio, todos imaginaban. Las compañías navieras suben precios. Al subir precios, se eleva la inflación. Con la inflación elevada (la más alta en treinta años) todos nos hacemos más pobres. Y es que se ha sumado la crisis de los contenedores con la crisis energética.

En 2021 tenemos en España una inflación acumulada del 5%. Sin darnos cuenta, todos somos un 5% más pobres.

Me duele, lo digo con toda sinceridad, me duele lo mal que lo van a pasar ciertas familias que ya estaban con el agua al cuello. Y no tienen de donde sacar ese dinero de más que van a necesitar para pagar lo estrictamente esencial.


sábado, noviembre 13, 2021

Ay, la cabrita...

 

Tengo que dar una charla para docentes y alumnos de una universidad de Latinoamérica. Voy a hablar de qué es una universidad. En mi época escuchaba que las materias eran o humanísticas o técnicas. ¿Alguien sabe en que dos grandes ramas se dividen las facultades de una universidad? Lo pregunto porque lo he buscado y no aparece cómo denominar a esos dos grandes campos. Si alguien me puede ayudar, se lo agradezco.

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Me voy ahora a comer a casa de una familia de Alcalá. La sobremesa, sus encantadoras hijas, el inevitable gato que se sube y explora, la esposa que se esmera en la cocina, el marido siempre tan bueno conmigo.

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Ya estoy preparado para la huelga de camioneros. Tengo tabletas de chocolate con leche almacenadas como para irme a una isla desierta durante cinco años.

viernes, noviembre 12, 2021

Una entrevista mía que publicó Aciprensa hace cosa de un mes

 

1. ¿Cómo surgió la idea de una novela sobre San Pablo?

La idea se me ocurrió mientras acababa, en Roma, mi tesis doctoral allá por el año 2011. Me vino a la mente la escena inicial con la que comienza la novela: ¿Cómo pudo ser el encuentro entre un joven Saulo y un anciano Caifás? ¿Cuál sería la conversación que tuvieron? ¿Cómo sería la habitación en la que se encontraron? El que había condenado a muerte a Jesús de Nazaret y el futuro inmenso apóstol del cristianismo ultimando detalles para un viaje de persecución de nazarenos en Damasco.

La escena era poderosa. ¿Quién no desearía haber podido contemplar ese momento con todo detalle? ¿Quién no desearía haber escuchado todas las minucias de aquella conversación? Fue una tormenta creativa. Así lo viví. La novela nació de una sola escena. Una vez que describí aquel momento, el resto de la novela tenía que venir detrás como una realidad ineludible.


¿Por qué recrear la vida en detalle de un apóstol en el siglo I?

Una novela que desee ser una obra de arte nunca nace de una decisión intelectual, nunca nace del deseo de aleccionar. La gran literatura nace de una pasión, de un impulso. No estoy afirmando que mi novela sea buenísima y magnífica. Para nada. A menudo, nadie como el propio autor podrá ser un juez tan duro contra su propio “cuadro”.

Ahora bien, en la medida de mis posibilidades, sí que he intentado hacer una obra de arte; en la medida de buen hacer, sí que he intentado que este libro fuera gran literatura. Lo digo con toda humildad: A menudo, nadie queda tan decepcionado de su propia obra como el propio autor. Pero he puesto todo mi esfuerzo en sus propias páginas. Para hacer el mejor retrato de san Pablo he afilado mi pincel lo mejor que he podido.

 

2. Para un trabajo a ese detalle hace falta un esfuerzo de grandes dimensiones ¿cuánto tiempo le ha dedicado a este proyecto?

La novela la he escrito y revisado durante diez años. Pero la última vez le dediqué un año entero: trabajando en ella desde la mañana a la noche. Algo que solo me resultó posible gracias a que todas las iglesias entraron en estado de hibernación durante la pandemia del coronavirus. Siempre he dicho a mis amigos que sin la pandemia del coronavirus me hubiera sido imposible acabar este libro con el nivel de detalle con que lo he entregado a la imprenta.

 

3. ¿Qué ha aprendido de San Pablo durante la realización de este proyecto?

Leyendo tantísimos libros y artículos sobre el apóstol sí que he profundizado mucho en su carácter, en su psicología, en su modo de escribir, en su manera de afrontar los problemas de las comunidades. Ahora creo que conozco mejor sus prejuicios. Fue un hombre que recibió el don de la fe, pero las cartas nos muestran que permanecieron ciertos esquemas humanos.

Otra cosa que he aprendido es a dotar de una dimensión aproximada a las iglesias cristianas de ese mundo del siglo I en ese momento histórico: cuántos cristianos componían la Iglesia, cuántas iglesias de más de quinientos cristianos había en el Mediterráneo, cuántos en la India, cuántos podía haber en Roma o en Jerusalén. Hay que leer muchos artículos de demografía del Imperio romano para, primero, tener una idea adecuada de cuántos habitantes tenía cada ciudad. Y para, después, ver qué datos tenemos acerca de la expansión cristiana, de los números de esas conversiones.

 

4. ¿Cómo puede ayudar e inspirar esta obra sobre la vida de San Pablo a los cristianos de hoy?

La novela no nace de una pretensión utilitarista. Pero, en Europa occidental, los católicos practicantes viven en medio de una sociedad que ha dado la espalda al Evangelio. De manera que cualquier lector verá los paralelismos entre esa época y la nuestra. Leyendo verá lo que se hizo en esa época. El camino será parecido.

 

5. ¿Dónde puede encontrarse y adquirirse esta obra?

Créanme los lectores de este artículo que mi último interés es vender ejemplares. El mundo editorial está lo suficientemente hundido como para no hacerme ya ninguna ilusión. Pero este es el típico libro que encontrará a sus lectores, ahora o en un futuro más lejano. En cualquier caso, ya que me lo pregunta, le diré que ha sido publicado por la Editorial San Pablo en España.

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Viendo esta foto tan simpática que me hicieron en la Feria del Libro de Madrid creo que he exagerado un poco con lo de mi estado precadavérico.

jueves, noviembre 11, 2021

La foto en el momento justo

 



Las fuerzas de la economía funcionan bien solas en muchas ocasiones, pero en otras se requiere un encauzamiento. Hay ocasiones en que el movimiento ciego de los elementos económicos actúa contra el bien común, creando círculos viciosos que no se solucionan por sí mismos. Esto es Rerum Novarum. La Iglesia tiene un precioso tesoro de enseñanzas acerca de doctrina social. El Evangelio debe aplicarse también a la economía.

Ahora tenemos un gigantesco agujero de PIB creado por la pandemia, paro que va a ser de larga duración, una crisis energética (de ahí el problema con los camioneros) y un problema con el suministro marítimo.

El problema energético es muy complicado. He escuchado a los que saben y todos coinciden: esto va a ir para largo y su solución es muy difícil. Reservas hay y muchas, pero el petróleo normal se está acabando y cada vez más hay que echar mano de hidrocarburos menos parecidos al “petróleo normal”. El problema ya venía de antes (aunque la gente común no lo sabía) y la poca demanda durante la pandemia pospuso el problema. Pero ahora una demanda repentina ha puesto el problema sobre la mesa y agravado.

La solución debería ser algo ideado por los mejores expertos independientes: una solución justa, realista, racional, a largo plazo. Pero, hoy por hoy, se van buscando pequeños remiendos y nacionalistas, cuando se trata de una cuestión de grandes magnitudes.

Para mí todo esto tiene un significado religioso. La falta de Dios provoca cada vez mayores desarmonías que van preparando el camino a la pobreza, a las convulsiones sociales, a los dirigentes autoritarios, al marchitamiento de la democracia.

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He escuchado hoy al presidente de Bielorrusia. Madre mía. Increíble que este señor haya llegado a dirigir los destinos de millones de personas.

La del columpio creo que va a tener mal aterrizaje

 

Un conocido mucho al que estimo muchísimo ha acabado pasando una noche en el calabozo de la comisaría porque su esposa le acusó de maltrato. A este amigo le conozco muy bien, como la palma de mi mano y no tengo la menor duda de que la versión de los hechos que él me dio es la verdadera.

Es lo que pasa cuando alguien como Zapatero aprueba una ley como la que aprobó. Las tonterías y el poco seso de alguien, al final, llevan a cosas como estas. Como esta multiplicada por miles de veces.

Ley injusta en la que la mera palabra de un ciudadano mete en la cárcel a otro ciudadano. Desde luego uno siente la tentación de que sea el que aprobó esa ley injusta el que pruebe un poco de su propia medicina. Pero no, no le deseo nada malo. Pero, desde luego, Zapatero, entre cosas, tiene el nefasto honor de ser el presidente que logró dividir a la nación, desenterrando todos los odios olvidados.

Os aseguro que he sentido rabia contra ese presidente. Sus decisiones llevaron a mi amigo a la cárcel, sin juicio, sin posibilidad de defensa ante alguien imparcial. Cuando sé que él jamás puso su mano sobre su esposa. El juez que le juzgue lo podrá suponer, yo lo sé.

En fin, pongo algo gracioso para que se me vaya el enfado.


La segunda foto no es graciosa, simplemente es dura como el suelo mismo en el que va a aterrizar. Y algo me dice que va a ser un aterrizaje muy imperfecto. Es el duro choque contra la realidad al haber desafiado ciertas leyes de la física.




martes, noviembre 09, 2021

Es bello viajar

 





Estas son algunas fotos de los santuarios que visité, de la familia con la que me hospedé (son un cielo), de la lancha en la que me subí (se me ve la cabecita), de las religiosas que nos dieron de almorzar.

De la familia que me hospedó solo puedo decir que tengo una deuda de gratitud. No pudieron ser más amables, más generosos, más sacrificados. La familia de la que hablo es una familia amplia. Hasta los animales que hay allí participan de ese cariño reinante. Los dos perros sí, el periquito no era muy efusivo en su cariño. Menos mal que ni siquiera intenté acariciarlo con el dedo.

Puesto a recordar, dejo constancia que conocí a un joven franciscano que era la alegría personificada. Tenía el don de la alegría: siempre haciendo comentarios graciosos, siempre haciéndonos reír con sus inteligentes ironías. Hay personas que son así: expanden alegría y buen humor allá donde están. Son dones de Dios, porque otras personas, por el contrario, allí donde están hay que tener paciencia.

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He escuchado a Daniel Ortega hoy. Pobre Nicaragua. ¡Pobre país! Lo que le espera en manos de ese hombre. Lo lógico es que con la edad hubiera aprendido. Al derrumbarse sus ideales comunistas, al conocer otras naciones, debería haber ganado en reflexión. Pero no, es un monstruo cruel, que Dios se apiade de él. Dejó el Poder, debería haber aprendido. Me parece incomprensible que no haya aprendido. Es como si Hitler visitara el futuro durante veinte años, regresara e hiciera lo mismo que hizo. Daniel Ortega es un caso interesante para alguien que pudiera escribir una biografía profunda y analítica: ¿qué hay dentro de su cabeza?

Pero sí, he conocido en mi vida a personas sin Poder pero que eran insoportables, egoístas y que no cambiaban con el paso de los años. Personas encerradas en su pequeña celda mental de hastío y maldad. Una celda angosta pero de la que no querían salir de ninguna manera. Viven en esos cubículos toda la vida y querrían que todos sus semejantes vivieran en prisiones. El estado ideal de la sociedad para ellos sería el de una inmensa prisión. Los he conocido, pero no tenían Poder. Que Dios se apiade de Nicaragua.