sábado, noviembre 30, 2019

En un balneario



Acabo de volver de Archena, tierra templada y luminosa. Me invitó a dar una conferencia una hermandad que venera a Nuestro Señor bajo una peculiar advocación: Cristo en su descenso a los infiernos.

Esta advocación me parece interesantísima para una hermandad. Poca gente da importancia a este artículo de la fe, Cristo anunció la salvación a todas las almas del purgatorio. Debió ser un momento épico. Solo en el cielo veremos cómo debió ser.

Los amables miembros de esta hermandad hicieron de mi estancia en esa ciudad un tiempo agradabilísimo. Según mi madre, Archena tiene el balneario más bonito de España. Además, el balneario cuenta con iglesia y capellán. Distintos sacerdotes jubilados se turnan todo el año para tener atendida esa iglesia que es, además, el santuario de la localidad.

El balneario es precioso. Pero he comprobado que no soy persona proclive al agua. Dentro de ella, me aburro. La piscina termal, al aire libre, era muy bonita. Pero, pasado un cuarto de hora, me preguntaba qué hacía allí a remojo. Pasear por la montaña, por un valle, por un bosque exuberante, eso sí que es un placer para mí.

El otro placer es el de las catedrales y recorrer la de Murcia fue un deleite. La recorrí por fuera (todo su perímetro, palmo a palmo) y por dentro. El amabilísimo organista nos subió (al sacerdote que me acompañaba y a mí) hasta el alto lugar del teclado y nos tocó a Bach. Una composición preciosa.

El coro de los canónigos quizá fue lo que más me gustó del interior del templo. La ciudad de Murcia me pareció engalanada con edificios decimonónicos tan nobles, me parecieron sus calles tan llenas de vida.

jueves, noviembre 28, 2019

He encontrado una foto perfecta



He encontrado esta foto que puede ayudar a hacerse una idea de lo que decía ayer. Aunque no pensaba en pinturas tan buenas, sino en algo más naif, más sencillo, de estilo neorrománico.

Lo bueno de una pintura como la que digo es que hay muchos jóvenes con verdadero talento que estarían más que dispuestos a colaborar a precios muy módicos. Muy módicos para lo bien que lo harían, porque hay gente que pinta muy bien y que no tiene la posibilidad de vivir de ello.

miércoles, noviembre 27, 2019

¿Cómo haría los sepulcros para las iglesias actuales?



Primero de todo, dentro del templo, solo colocaría los restos una vez reducidos estos a huesos. Es decir, una vez que hayan pasado unos diez años. Y esos restos los colocaría dentro de una urna que cerrara de forma hermética. Dentro del templo, no puede haber ninguna fuente de contaminación. Si el cuerpo es incinerado, la urna puede ser colocada de forma inmediata en el sepulcro.

Segundo: Se pueden hacer arcas de madera y pintarlas por fuera con representaciones románicas acerca del que esté enterrado dentro: sea un laico, un sacerdote o un obispo. Me gustan mucho las arcas góticas acabadas en un tejadito de doble agua. En cada arca pueden caber un mínimo de seis personas, e incluso más.

Tercero: Esas arcas pueden ser colocadas en las paredes de la catedral, en las capillas o en una cripta. Las criptas con nichos que son rectángulos de mármol son espantosas. Sería mejor que los arquitectos consultaran a algún creador de decorados de Hollywood antes que construir esos espacios asépticos que me recuerdan a un aseo de hotel. Si entro en una cripta, quiero sentir la sensación de entrar en una cripta gótica, no en un sótano de un centro comercial.

martes, noviembre 26, 2019

Esto es una tumba como tiene que ser



Pedro, un comentarista, me decía en un tono bondadoso como él mismo:

Padre Fortea no se gaste mucho dinero en estos menesteres pues polvo somos y en polvo nos convertiremos. Que Dios le bendiga.

Querido Pedro, me gusta bromear. Pero te aseguro que, una vez muerto, me da lo mismo si me tiran al río. La única disposición que dejaré escrita en mi testamento será que, a ser posible, no me entierren vivo.

Respecto a la elección de mis atributos en un retablo, puedo asegurarte que si no he logrado el restablecimiento del cabildo en la catedral de mi diócesis, más difícil veo tener algo de éxito en mis esfuerzos de canonización en vida.

Pero, Pedro, si bien yo no deseo para mí nada tras la muerte (en este mundo), sí que me gustaría que se siguieran haciendo bellos sepulcros para obispos, sacerdotes y laicos en las iglesias. Son un recuerdo de la fugacidad de la vida. Los enterrados en los templos duermen hasta que esos huesos despierten.

Por supuesto que ya no se pueden hacer en mármol. Pero tengo varias ideas acerca de cómo se podrían hacer hoy día, mañana lo explicaré.

Post Data: Sí que sería bonito que mi calavera acabara en la mesa de algún obispo.

--¿De quién es esta calavera?

--No sé, estaba aquí cuando llegué al cargo. Creo que es de un jesuita que tenía un blog sobre obispos.

viernes, noviembre 22, 2019

Viernes frío, lluvioso y gris



Hoy he recibido a un pastor evangélico. Me ha hecho unas preguntas para su trabajo de teología en un master. Hemos paseado por las naves de la catedral. Ha sido un encuentro amigable. Me recuerda a cuando yo era un joven, como él, y trabajaba en mi propia tesina. Aunque me ha parecido bastante más maduro que cuando yo tenía su edad.

Ya que ha venido a Alcalá, le he enseñado la universidad y la Calle Mayor. Estaba lloviendo bastante y, al final, me he tenido que poner el manteo sobre la cabeza.

Estamos teniendo unos días de lluvia y frío más propios del invierno que del otoño.

Yo ahora estoy revisando mi Historia del mundo angélico. Cuando acabé el último libro de la trilogía sobre Dios, pensé que debía revisar un poco el texto del primer volumen. Ay, cuántas cosas se encuentran que deben ser pulidas y mejoradas. Y eso que, cuando lo acabé, me pareció que el texto estaba pulido, barnizado y listo para aguantar los siglos.

Claro que siempre he dicho que si alguno encuentra una de mis obras sin erratas, es que no es una obra mía. La abundancia de erratas es mi sello personal.

Me preguntabais cuál será mi próximo propósito literario. Pues si no me embarco en una revisión en profundidad de mi libro sobre los obispos, La mitra y las ínfulas, le tocaría ya a mi novela sobre san Pablo. Es algo que no he decidido. Me inclino por el libro de los obispos. Si a algún obispo mi trabajo le sirve, me consideraré más que pagado por mis esfuerzos.

Creo que pocos presbíteros han escrito tanto sobre los obispos como un servidor. Otros escriben sobre las setas o sobre el oso pirenaico. A mí me ha dado por la episcopalidad. Un tema tan honrado como cualquier otro.

jueves, noviembre 21, 2019

¿Podríamos enclaustrar el tiempo?



Hoy, hablando con un amigo, surgió la cuestión de qué esperaba de la vida. Pues bien, de la vida solo espero una cosa: Dios.

No espero a Dios solo después de esta vida. Ya, en esta vida, lo único que espero de la vida, es a Dios.

He escrito en mi blog muchas pequeñas cosas sobre vestiduras clericales, sopas, bulas y un sinfín de petites choses. Pero lo que, realmente, muestra lo que hay en el centro de mi alma es mi trilogía sobre Dios. Los satélites son, yo diría, necesarios. Pero me esfuerzo para que, en mi existencia, haya un orden, digamos, escolástico.

51 años de vida. En mi caso, os lo aseguro, hay una percepción muy nítida del paso del tiempo. Y, es curioso, nunca he sentido que el tiempo pasase rápido. Al revés, os aseguro que tengo una percepción de que mi tiempo pasa lento. Me da la sensación hasta de haber vivido varias vidas en una sola existencia. Me parece tan distinto el sacerdote que era yo en mi primera parroquia del que lo fue en la segunda, del que lo fue en 2010 del que soy nueve años después.

Creo que he vivido el paso del tiempo como una realidad con entidad propia. El tiempo como un paisaje para recorrer, como una región que había que explorar. Quizá la percepción del tiempo como un bien tan precioso que se escapa entre mis manos me ha llevado fijar tanto mis ojos en él. Tal vez por eso he sentido tan poco deseo de viajar. El verdadero viaje es a través del tiempo.

miércoles, noviembre 20, 2019

Nuevo libro, Obispo reinante


Aunque esté todavía cercana la publicación de mi libro Las leyes del infierno, hoy, por fin, os ofrezco mi opúsculo sobre la vida de un obispo del siglo XVII. No es un libro, propiamente dicho. Sino una obrita corta.

Este es el link donde descargarlo:

El título es Obispo reinante. Es la descripción de cómo era la vida de un obispo de esa época, desde que se levantaba hasta que se acostaba. Me gustará escuchar vuestras opiniones.

Ya os dije que esta obrita tan corta nació de la fascinación que ejerció sobre mí la dedicación de toda una vida de docencia al tema de los obispos del Ancient Regime por parte de un profesor inglés, Joseph Bergin.

Al principio, leía y tomaba notas personales. La idea era usar esas notas en mi revisión de La mitra y las ínfulas. Después, tanta nota pensé en usarlas en un capítulo dedicado solo a eso. Finalmente, llegué a la conclusión de que bien valía volcar toda la información en una obra narrativa. En fin, espero que os guste.

Mamá, ¿qué hay hoy de comer?





En las últimas semanas, he tomado una nueva afición: las sopas. Hoy estaba en la frutería escogiendo hortalizas con la misma delectación y cuidado con que una mujer escogería bolsos o ropa.

Y es que una buena sopa minestrone o una buena sopa de tomate o de cebolla pueden ser platos exquisitos. Y es que esas sopas en que los sabores son naturales, el caldo espesito, sin colesterol y con pocas calorías calientan el alma y el cuerpo en estos días tan fríos.

Post Data: Si algún obispo busca un buen cocinero, podría pensarlo a cambio de alguna prebenda o de alguna canonjía.

domingo, noviembre 17, 2019

Vestiduras clericales anglicanas


 Así vestían los obispos anglicanos en el siglo XIX y principios del XX. Eso que llevan en las piernas se llaman "polainas", en inglés "gaitiers". La sotana corta se llama en inglés "apron". Prefiero las vestiduras católicas. Estas vestiduras suponen una cierta mundanización de la vestimenta del clero. Pero mejor eso que ir de laico.








miércoles, noviembre 13, 2019

Las vestiduras como expresión de una determinada teología



Esta es una ceremonia de una misa católica. Lo especifico por lo que voy a decir a continuación. A los que vemos las bonitas ceremonias anglicanas, nos resulta desconcertante recordar que la Iglesia Anglicana cayó no solo en el protestantismo, sino también en la iconoclastia.

Dejando aparte otros aspectos, la Iglesia Anglicana, durante un tiempo, abandonó todas las vestiduras litúrgicas medievales. Algunas pocas se usaron según el criterio de cada pastor.

Baste dar un dato llamativo, el arzobispo Cosmo Lang fue el primero en usar mitra, en la sede de York, en 1909. El primero desde el siglo XVII. Increíble.


Eso sí, en el siglo XX, la Iglesia Anglicana va a retornar, a grandes pasos, hacia sus orígenes católicos. Todo ese proceso que hubiera podido llevar a la unión quedó truncado con la ordenación de mujeres en la década de los 70 del pasado siglo. Ese fue un obstáculo que, una vez que apareció, quedó claro que resultaría insalvable.

martes, noviembre 12, 2019

Mi trilogía sobre el Misterio de Dios





Permítase escribir hoy un post autoreferencial. Tras una vida dedicada a la escritura, he escrito algo más de medio centenar de libros. El número no significa mucho. No pocas de esas obras son breves o muy breves; y otras, aunque más extensas, son lo que considero “obras menores”. Solo la mitad de mi producción se salva de ese calificativo.

         Ahora bien, me siento orgulloso de mi trilogía sobre el Misterio de Dios: Historia del mundo angélico, Las corrientes que riegan los cielos y Las leyes del infierno. Sin duda esa es la cúspide del trabajo de una vida. Y, sin haberlo pretendido, la trilogía trata acerca del centro de mi vida: el Ser Infinito.

         Pero hace pocos días me percaté de otro detalle. El primer libro trata acerca de Dios Uno, el segundo acerca de Dios Trino, y el tercero profundiza en los aspectos ya presentados en los dos primeros libros.

         El primer libro describe a Dios de un modo dinámico, a través de la lucha angélica. El segundo libro describe la Trinidad a través de la felicidad del Cielo. Trata también del infierno y el purgatorio, pero es una obra centrada más bien en la dicha que hay en el cielo. La dicha y la felicidad atraviesan el libro explicando a la Santísima Trinidad. El tercer libro describe a Dios a través de la profundización en lo que es el infierno. Conocer a Dios a través del averno. Conocer las profundidades del infierno conociendo las profundidades del infierno. Conocer el núcleo del infierno conociendo la vida intratrinitaria divina.

         No hubo ningún plan, no hubo ningún esquema preconcebido. Pienso que la trilogía ha salido así gracias a la ayuda del Señor. Y es que es muy curioso, pero el primer libro nació de una inspiración. Durante años quise escribir un libro sobre los ángeles. Siempre pensé lo bueno que sería que mi Summa Daemoniaca tuviese su obra inversa: una summa acerca de los ángeles. Pero no pude, nada venía a mi mente. Me esforcé y lo intenté, pero nada durante años. Una vez me puse ante la pantalla del ordenador y me dije: “Escribe algo, lo que sea”, pensando “después ya lo corregiré, después ya lo puliré y lo completaré”, pero empieza, por algo, por lo que sea. Al final, desistí. No se me ocurría nada.

         Muchos años después, dando un paseo por Roma con un franciscano, junto al Panteón, mi amigo me hizo una pregunta acerca de los ángeles, a la que siguió una amena conversación. Cuando llegué a casa, me dije: “Voy a escribir algunas ideas que le he dicho en esa conversación. Son útiles y no quiero que se me olviden”. Comencé a escribir y ya no paré hasta que salió el libro entero: una idea se sucedía a otra, la obra fluía, las ideas se agolpaban en mi mente. Cuando la acabé, me di cuenta de que ese libro valía más que todas mis obras sobre el demonio. Valía más mi misma tesis doctoral a la que dediqué cuatro años de trabajo.

         Años después, di una conferencia en Brasil. El día de la conferencia estaba leyendo, como lectura personal, el libro del profeta Ezequiel. Se me ocurrió una cosa de la que prediqué esa tarde. Al llegar a España, pensé: “Voy a escribir ese pensamiento porque creo que vale la pena no olvidarlo”. No pensaba escribir más allá de una hoja u hoja y media. Pero me puse a escribir y ya no paré hasta acabar entero el segundo libro de la trilogía.

         El tercer libro nació de un tiempo en el que tenía menos trabajo antes de tener que sustituir a los compañeros sacerdotes en la capellanía del hospital. Decidí escribir una obra breve que condensara mi pensamiento sobre el demonio y el infierno. Las partes relativas a la Trinidad nacieron de la inspiración, fueron cosas que se me ocurrieron. Ahora las releo y me doy cuenta de que nunca hubieran podido ser resultado del estudio o de mi trabajo.

         Curiosamente, considero que cada libro que sigue en esta trilogía es mejor que el anterior. El segundo volumen es mejor que el primero, y el tercero que el segundo.

         He querido daros estas explicaciones a todos los que me leéis, porque, cuando uno lee un libro, le gusta que el autor le añada algunas cosas más acerca de cómo nació un libro.

         Una última cosa, el título de Las corrientes que riegan los cielos está tomado de un verso de un poema de san Juan de la Cruz. Un poema que era mi favorito en el seminario, un poema titulado Que bien sé yo la fonte. Me lo sabía de memoria y con música. De manera que me gustaba mucho tararearlo. El otro poema que me gustaba mucho cantar era Crux fidelis. Qué buenecico era en esa tierna edad. Hasta yo me enternezco recordándome.

En fin, el poema es este y el título salió de la estrofa 6 que marco en rojo:

Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios por fe
Que bien sé yo la fonte que mana y corre,               
      aunque es de noche.                    

1          Aquella eterna fonte está escondida,            
que bien sé yo do tiene su manida,               
      aunque es de noche
2          Su origen no lo sé, pues no le tiene,             
mas sé que todo origen de ella viene,                      
      aunque es de noche,                    

3          Sé que no puede ser cosa tan bella,              
y que cielos y tierra beben della,      
       aunque es de noche.                   

4          Bien sé que suelo en ella no se halla,           
y que ninguno puede vadealla,                     
       aunque es de noche.                   

5          Su claridad nunca es oscurecida,      
y sé que toda luz de ella es venida,              
      aunque es de noche.                    

6          Sé ser tan caudalosos sus corrientes,            
que infiernos, cielos riegan, y las gentes,                 
      aunque es de noche.        

7          El corriente que nace de esta fuente,            
bien sé que es tan capaz y omnipotente,                  
      aunque es de noche.                    

8          El corriente que de estas dos procede,                     
sé que ninguna de ellas le precede,
       aunque es de noche.                   

9          Aquesta eterna fonte está escondida            
en este vivo pan por darnos vida,                 
       aunque es de noche.                   

10        Aquí se está llamando a las criaturas,
y de esta agua se hartan, aunque a oscuras,             
      porque es de noche.                    

11        Aquesta viva fuente que deseo,                    
en este pan de vida yo la veo,           
      aunque es de noche.

domingo, noviembre 10, 2019

Día de elecciones, día de pesadilla



Hoy han sido las elecciones generales en España. Pero ese asunto ha estado completamente eclipsado (al menos, para mí) por la tremenda sinusitis que he padecido todo el día.

La noche fatal. Me he despertado muchas veces por la fiebre. Me fui a dormir a las 22:30 y me desperté a la 1:30 por el calor. No había manera de dormirme. Toda la ropa me molestaba. Me fui a dormitar a un sillón y allí estuve un par de horas. Después regresé a mi cama. La fiebre ya debía haber bajado porque en ese momento el edredón ya no me agobiaba.

Como anécdota diré que la noche anterior me había pasado lo mismo, pero lo gracioso es que me desperté unas siete veces a causa de una cláusula de un contrato firmado con una editorial. Este tipo de pesadillas solo se dan en escritores.

Hoy por la mañana fui al otorrino del hospital. Sea dicho de paso, amabilísimo. Me dijo que, en realidad, no padecía sinusitis ya que no había infección microbiana y tampoco había otros signos de esa patología. Me dijo que lo que debía padecer era una congestión del seno paranasal. Lo cual, me dijo, puede ser tan doloroso o más que una sinusitis.

El dolor que tenía en ese seno era tan intenso que no me permitía ni leer ni ver la televisión. Solo deseaba sentarme en un sillón y amodorrarme. Pero por la tarde (estoy seguro de que gracias a las oraciones de cierta persona) me dejó de doler el seno. Me dejó de doler con intensidad, aunque seguía sintiendo malestar.

Sobre las elecciones no digo nada. Ya sabéis que el clero no nos metemos en política. 

Es broma, mañana diré algo.

sábado, noviembre 09, 2019

El tiempo de la EGB



Hace treinta años de un suceso tan entrañable para mí. Viví en la televisión del seminario la caída del Muro de Berlín. Fue toda una experiencia vital ver, día a día, el hundimiento de un imperio. 

El mundo imperial soviético fue para exactamente lo mismo que las batallas entre Atenas y Esparta. En clase, en EGB, todavía estudiábamos, como algo vivo el Comecón, que era el equivalente de la Liga del Peloponeso, totalmente dominada por el régimen militarista espartano. Y también Estados Unidos (Atenas) tenía su propia Liga de Delos. En verdad, aquel era otro mundo.


Post Data: Hoy he pasado un día de gripe y fiebre. Agravado con un dolor de cabeza intensísimo por la sinusitis.

jueves, noviembre 07, 2019

Las erratas... hay, las erratas



El querido corrector de mis libros es chileno. Eso significa que cada libro que escribo es enviado a la otra punta del mundo, y me es devuelto pulido, limpio y bien restregado.

Pero esta vez pensaba que ya había pasado mi última obra por sus manos, por sus benéficas manos. Pero, he aquí, que me había olvidado de que él solo había enviado la segunda tanda de correcciones.

Mañana espero acabar de incorporar la tercera entrega de erratas. Así que no me enviéis erratas porque mañana espero subir la versión sin letras cambiadas de sitio o repetición de palabras. Lo peor es cuando me envía una mejora que me sugiere al contenido del texto. Porque, entonces, tengo que leer y releer el texto para captar dónde está la mejora, y algunas de sus sugerencias son muy sutiles.

Si encontráis erratas en alguno de mis libros, no le echéis la culpa a este amigo chileno. El pobre necesitaría estar náufrago en una isla desierta para poder revisar toda la Biblioteca Forteniana. Pero su capacidad correctiva me deja impresionado. No os podéis imaginar lo ardua que es esa tarea, el tiempo que implica, y la cantidad de miles de páginas que ha cribado. Este hombre ha sido un regalo de Dios. El Señor lo ha puesto en mi camino.

Desde aquí y delante te todos, te doy las gracias.

miércoles, noviembre 06, 2019

Mi último libro y la última piedra que corona la construcción teológica de una vida



Hoy tengo la inmensa alegría de comunicaros la publicación digital del último libro que cierra mi colección de obras sobre el demonio. Se titula Las leyes del infierno. Sea bueno o no el libro, no hace falta deciros a mis lectores habituales que es una obra que lleva detrás mucho trabajo.

Las leyes del infierno es el ensayo sobre la condenación eterna que considero la culminación de mi pensamiento acerca del demonio y el infierno. Durante la mitad de mi vida he estado reflexionando y trabajando teológicamente la cuestión del sufrimiento sin fin. Cada libro que escribí en estos 25 años de sacerdocio, supuso un paso adelante en esa reflexión. Ahora, por fin, creo que conozco mejor cómo es posible el mecanismo psicológico por el que una criatura puede cerrarse de forma definitiva a la misericordia divina.

Mucha gente, aunque habla alegremente del infierno, no suele ser plenamente consciente de las paradojas que conlleva la existencia de un sufrimiento eterno, de cualquier sufrimiento que no tenga fin. El libro aborda esa cuestión con muchas de sus ramificaciones. Muchas, no todas, porque las ramificaciones de la existencia de un hecho tan espantoso como el Hades pueden ser innumerables.

Mi obra ha sido un esfuerzo por ejercitar la lógica a la luz de la Palabra de Dios. La estructura metafísica aristotélica que corre debajo de cada capítulo resulta clara. Me gustaría pensar que cada uno de esos capítulos satisfaría a santo Tomás de Aquino, porque comprobaría que he seguido su línea de pensamiento, aunque lo haya expresado de un modo moderno.

Por otra parte, no fui yo consciente de que mis libros Historia del mundo angélico, Las corrientes que riegan los cielos y Las leyes del infierno conforman una trilogía sobre el Misterio de Dios. En cada uno de esas obras, miré a Dios bajo una perspectiva diferente. En mi último libro, profundizo en el Misterio de los misterios, Dios, a través de la contemplación del infierno.

Para los que queráis descargar este libro, aquí tenéis el link:


Post Data: Tengo sentimientos encontrados en mi interior. La felicidad de que mucha gente (nunca sabré cuánta) comience a leer el libro hoy mismo. Pero, al mismo tiempo, la tristeza de no ver (como cuando empecé) un libro físico en las librerías. Os aseguro que tengo algo de nostalgia de aquellos primeros tiempos. Se lo ofrezco al Señor.

Al mismo tiempo veo en los grandes almacenes libros hechos por periodistas sobre temas teológicos, libros que son fruto de un completo amateurismo del autor en la materia que tratan. Mientras que un libro que es coronación del trabajo teológico durante un cuarto de siglo llegará a un número de personas mucho más reducido.

martes, noviembre 05, 2019

Un texto que me ha ayudado a vivir mejor el momento en que digo: "Este es el Cordero de Dios".


Leí hace unos días una conversión que me impactó mucho, la de Paul de Partee. Tomo la traducción de Religión en Libertad. La leí varias veces y después la busqué en lengua original para ver si había perdido algún matiz. El artículo de la citada web cuenta como este señor y su esposa, evangélicos, en la nochebuena, hace cuatro años, fueron a una misa católica. 

Dejo que el artículo de Religión en Libertad sea el que siga el relato:

«A esa hora, por supuesto, todos los asientos buenos estaban ocupados. "Así que en vez de bancos y velas teníamos luces fluorescentes y sillas plegables en una sala anexa, porque la nave principal estaba llena". Titubearon un poco, pero decidieron quedarse y perseverar. "No teníamos ni idea de qué esperar o qué hacer. Íbamos precavidos, porque si era verdad lo que nos habían dicho, probablemente nos asaltarían con cosas de María o algunas 'vanas repeticiones' y veríamos sin duda gente tratando de ganarse el Cielo con sus obras", explica, enumerando algunos tópicos protestantes sobre el catolicismo.

Empezó la procesión de entrada. Entraron los monaguillos con el incienso, el diácono con los Evangelios en alto "evocando a los judíos en procesión con la Torá", pensó Paul. Salió el sacerdote revestido. "Y por alguna razón, en ese momento, algo en mi interior se quebró. Por un brevísimo instante, me pareció que se movía el suelo, o quizá la cabeza, como si me mareara o cayera. Entonces el canto y el incienso me abrumaron. Durante la siguiente hora, yo me inclinaba por dentro mientras todo lo que sucedía alrededor me traspasaba".

"Tres cosas sucedieron en mi interior durante esta misa que aún hoy recuerdo", detalla.

Para empezar, tuvo varias visiones interiores o locuciones interiores. En una, él y Jenna estaban en un barco, en mar calma y con día soleado, pero una brisa suave empezaba a cambiar la dirección del barco. En otro momento, cuando tocó arrodillarse en misa, y así lo hicieron, "nos vi desde arriba, vi como nuestros corazones eran atraídos hacia el altar, brillando con unas llamas de oro, casi artísticamente pintados".

"En tercer lugar, casi me abrumaba lo judío que era todo: los sacerdotes representaban a Dios ante el pueblo, a la vez que representaban al pueblo ante Dios. El altar, el Tabernáculo, el incienso... era como el judaísmo del que me había enamorado siempre, ¡y mucho más! Y, de alguna manera, sabía sin duda que también Jenna estaba experimentando algo grande y similar a su vez".

Después el sacerdote pronunció unas palabras que Paul sabía que eran de la Escritura, y todos se arrodillaron o inclinaron la cabeza. "Yo sabía que esa parte era importante". Y el sacerdote proclamó: "Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Bienaventurados los invitados a la cena del Cordero".

"Al elevarse la Hostia, el pequeño mareo que había sentido se convirtió en un terremoto. Mi corazón se abrió en pedazos, mis ojos explotaron, y aunque veía la Hostia en sus manos, ya no era un pedazo de pan. No sé cómo, pero supe instantáneamente, más profunda y verdaderamente de lo que he sabido nunca nada, que aquello era, de hecho, Jesucristo. Nunca he querido nada con más plenitud en mi vida. 

Quería postrarme largo en el suelo de esa habitación de fluorescentes. Quería asaltar el altar y consumirle a Él. Quería contemplar ese extraño pedazo plano de pan hasta mi último aliento... y a la vez pensaba que no podría resistirlo ni un momento más. me pareció una eternidad, y durante esa eternidad, me di cuenta de que toda esa cosa católica de 'no es pan, es Jesús' era verdad. 

Si esa chaladura era verdad (afrontémoslo, esta verdad es una locura de la forma más hermosa posible) entonces todo eso era verdad. Me arrodillé abrumado mientras esos católicos iban hacia el altar, al lugar del sacrificio, al sacerdote que representa a Dios, a recibir a Jesús. ¡A mi Jesús!"».

Ahora sigo yo, Fortea. He recordado esta conversión cuando celebro misa y elevo la forma. Ojalá yo sintiera ese mismo ardor de fe.

viernes, noviembre 01, 2019

Mi reflexión personal postsinodal



No pocas voces a lo largo y ancho del orbe católico han visto este Sínodo de la Amazonia como una reunión maligna de los que quieren destruir a la Iglesia. Por supuesto que esa visión es falsa, producto de aquellos que no conocen a esos obispos y al resto de integrantes de esta reunión. Yo tengo la suerte de haber predicado en varias diócesis selváticas. Sé que los obispos de la Amazonia son individuos sencillos que aman al prójimo y que defienden la fe católica; nadie es hereje, mientras no se demuestre lo contrario. Ahora bien, esas voces contrarias no son voces aisladas. Ha sido un clamor que, de ninguna manera, puede ser despreciado.

¿Qué ha sucedido para que el sínodo sea visto como una traición a la Iglesia? El sínodo no puede pasar de largo como si no existiera esta cuestión. Porque estamos hablando de que un tanto por ciento nada despreciable del clero –no creo que baje del 5%– entiende este sínodo así. Este hecho merece un análisis por parte de los protagonistas, no solo una autodefensa.

Resulta ridículo pensar que todos los obispos de la Amazonia son ultraprogresistas. Pero, dado que esta reacción hostil tiene su origen en el modo en que se percibe el esquema mental de los obispos progresistas –que ciertamente los hay– se requiere que sea alguien de fuera, alguien de fuera de ese esquema, el que explique a los criticados por qué son criticados. Los criticados han mostrado bien claramente su incapacidad de tender puentes hacia esa masa de fieles que han pasado del rechazo a una enconada hostilidad. La crítica no es unidireccional, pero ahora me tengo que centrar en la recepción de la crítica por parte de los obispos amazónicos. O, mejor dicho, por parte de una cierta tendencia presente en no pocos obispos amazónicos. No estoy diciendo que todas las críticas sean verdaderas y los criticados culpables. Pero ese es el gran problema eclesial de esas tierras.

Aquí nos hemos puesto a defender la ecología y lo veo muy bien. Pero es verdad que había una gran lucha de fondo, una inmensa contienda entre mentalidades eclesiales, acerca de cómo enfocar la entera evangelización, allí y en cualquier parte del mundo. Y hay que hacer notar que, según se enfocara el sínodo según una mentalidad o la otra, los resultados iban a ser muy distintos.

Recordemos que la Curia Romana tenía todos los esquemas preparados para el comienzo del Vaticano II. Un cambio en los instrumentos de trabajo de cada documento y en la organización de los grupos supuso un cambio radical en las conclusiones.

¿Qué ha pasado para que un sínodo se convierta en un motor de tensiones? No es que hubiera tensiones y el sínodo las evidenció. ¡Es el mismo sínodo es que se ha convertido en motor y generador de división! En el pasado, existían tensiones y un sínodo o un concilio era instrumento para superarlas. El sínodo siempre se ha visto como símbolo de unidad e instrumento para ella. Pero, en este caso, la Iglesia, ¡la Iglesia entera!, sale mucho más dividida en sus sentimientos de lo que lo estaba antes.

Ante esta situación, nos podemos preguntar qué hubiera sugerido un agudo Rahner o un Von Balthasar, tan amante de la paz y la síntesis, o un Ives Congar o De Lubac. Mis palabras no significan: “Hay que escuchar a los conservadores y abominar de los progresistas”. Para nada. Conozco a obispos de la Amazonía abiertos a todo lo noble, a todo lo bueno. Pero a todo lo bueno inscribiéndolo en la corriente de los santos padres. Para evangelizar la Amazonía no se precisa que los presbíteros rompan con la escolástica medieval ni con los grandes tratados dogmáticos de mediados del siglo XX.

¿En los años 70 y 80 no se favoreció una cierta ruptura? ¿No se persiguió a los grupos eclesiales que no se sometieran a una evangelización más humana? Por supuesto que sí. Y los resultados están ahora a la vista de todos. Donde mayor fue la ruptura, mayores fueron los frutos de esa ruptura. Yo lo he visto con mis propios ojos en esas tierras.

No, no estoy diciendo: “Encumbremos a los tradicionalistas”. De ninguna manera. Pero si escuchásemos la opinión externa de los venerables patriarcas ortodoxos, sacaríamos mucha luz de cómo ellos ven la situación.

Los evangélicos han hecho la pesca más impresionante que podamos imaginar en esas tierras amazónicas. También de sus predicaciones sacaríamos mucha luz para entender por qué las almas han preferido a los que les predicaban la Palabra frente a aquellos que se quedaban más en lo humano.

A nivel global, los fieles de la Iglesia ahora están muy divididos en sus sentimientos. Aunarlos se presenta como la más urgente de las tareas.