domingo, octubre 20, 2019

El verde como color de la esperanza, esperanza del fruto venidero



He estado durante una semana dedicado a la oración. He ido a un lugar donde sintiera la gracia. Hay lugares especiales, hay sitios de este mundo que ya solo por estar en ellos uno siente devoción, ganas de orar; lugares donde todo lleva a Dios.

Al regresar, he podido comprobar cuánta tensión hay ahora mismo en muchos sacerdotes por cuestiones eclesiásticas. No puedo en un solo post dar mi opinión sobre tantas cuestiones sobre las que me preguntan los laicos que confían en mí.

Son preguntas que no se responden con un sí o un no. La necesidad de matizar no es un lujo. Solo un troglodita respondería con una palabra contundente como un golpe de tranca. Cuántas veces san Pablo, en sus epístolas, matiza y vuelve a matizar.

Pero una cosa sí que puedo decir: amor a los obispos, amor al papa. El respeto y cariño hacia las personas sagradas no implica ninguna traición a la ortodoxia de la fe, aunque algunos así lo intenten plantear.