Hoy, releyendo
una parte de la autobiografía de san Ignacio de Loyola, me he tomado con un testimonio
(otro) de que era normal vivir setenta años en el siglo XVI. Testimonio colindante con la época medieval. Y es cuando el
santo escribe:
Le vino un
pensamiento recio que le molestó, representándosele la dificultad de su vida,
como que si le dijeran dentro del ánima: «¿y cómo podrás tu sufrir esta vida 70 años que has de vivir?»
Me hacen mucha gracia las
trolas contemporáneas sobre la Edad Media. Siempre sale algún “experto” en
History Channel que afirma que era lógico que fuesen muy religiosos en esa
época:
Vivían solo cuarenta años
(los más afortunados) siempre atemorizados por el fin del mundo y con miedo por
descuidarse y caer por el borde de ese mundo plano. Y los que sobrevivían
solían morir en hogueras por dudar que el mundo fuera tan plano como predicaban
los curas los domingos. Además, si había un eclipse creían que era por sus
pecados y trataban de expiar haciendo otra catedral más.
El párrafo anterior no es
una cita, es una reconstrucción aproximada de lo que nos podemos encontrar en
cualquier documental sobre la Edad Media. Porque ya sabemos que la época medieval era el franquismo de la historia europea.
Eso sí, esos entrevistados dicen que tanto primitivismo prosiguió más allá de la Edad Media. Y solo se empezó a arreglar cuando los ilustrados franceses comenzaron a cortar millares de cabezas. Sí, hasta que los enciclopedistas no se hicieron collares de calaveras, Europa estaba llena de ratas, hacía más frío y las ciudades eran oscuras.