lunes, mayo 04, 2020

Besar los iconos



Esta escena muestra algo de lo que hablaba ayer. Cuando Dios no quiere que suceda algo, no sucede. No importa que un criminal tenga una pistola apuntando a tu cabeza y que haga ocho intentos apretando el gatillo. Si Dios quiere que la víctima sobreviva, sobrevivirá. Si Dios quiere que el asesino muera, morirá.
Resulta paradójico. La víctima sobrevive, el asesino muere.
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Ahora que estoy leyendo tanto acerca de césares y generales. También nuestra época tiene sus propios triunfos cesarianos. Estos sin un esclavo que sostenga una corona de laurel:
Me gustaría saber que repite el nuevo “césar” de tanto en tanto.