Sigo con el tema de ayer, con un pequeño apéndice.
Una cosa
interesante es que mi hospital (me imagino que todos los demás de España) está magníficamente protegido. Creo que,
durante el día, hay como mínimo cuatro miembros de seguridad. Normalmente, tampoco
hay menos de cuatro policías nacionales presentes en el edificio, porque la prisión
de Alcalá-Meco está muy cerca y custodian a los reclusos de que van a Urgencias.
Los miembros
de seguridad son altamente eficientes. Se conocen el edificio como la palma de
la mano y la sala de pantallas es impresionante. Cualquier prófugo pasará de
una pantalla a otra en su huida.
Antes de la
pandemia había cinco entradas al hospital. Ahora solo se puede entrar y salir
por la puerta principal, siempre activamente vigilada; y por la puerta de
emergencias. Para pasar de la zona de emergencias al resto del hospital se
necesita una tarjeta con microchip que solo la poseen los que, por su trabajo,
deben acceder de forma habitual a Urgencias. Solo ellos la tienen, ni siquiera
todos los enfermeros.
El hospital,
por tanto, está muy bien protegido, tanto por el diseño como por el personal al
cargo de protegerlo. Cualquiera que intentara colarse por la zona de urgencias,
lo va a tener muy difícil. Porque la puerta tiene al nutrido cuerpo de
celadores a poca distancia de la puerta.
Pero si
alguien foráneo se metiera en la zona de urgencias, se encuentra con que va a
ser detenido por el personal de dentro. Porque por la zona interna de urgencias
el personal visitante debe ir siempre acompañado, nunca pueden ir solos. A eso
se añade que la zona de urgencias es verdaderamente un laberinto. Es la zona
más complicada de todo el entero edificio. No se hizo a propósito, pero la
necesidad de conectar las distintas partes entre sí tuvo como resultado ese plano
que solo se puede calificar, lo repito, de laberíntico.
Así que no
puedo menos que elogiar la labor de los miembros de seguridad y las medidas que
protegen el lugar. A eso se añade que, cuando ocurrió el asesinato, desde el
centro de seguridad, se dio orden, de inmediato, al momento, de clausurar las
puertas superiores por si escapaba de la zona de urgencias. El paritorio, por
ejemplo, después de la alarma, en cuestión de segundos, cerró sus grandes
puertas desde dentro. El resto de las puertas, al ser sábado, estaban cerradas
en ese pasillo. Un prófugo solo hubiera ido de puerta en puerta
encontrándoselas cerradas.
Así que nos
podemos congratular de la profesionalidad de los compañeros encargados de la
seguridad, así como de la acción de los policías nacionales. No es tan sencillo
reducir a una persona en ese estado mental y con un arma blanca si no quiere
entregarse.
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Cuando vemos
un sistema ordenado y funcionando en armonía, pensamos que eso continúa así
porque tiene que ser así. Pero la realidad es que cualquier conjunto armónico
se mantiene porque alguien lo protege. Sin la protección, los enemigos del
orden existen. Sin seguridad los ladrones esquilmarían el material del hospital.
Todo sistema ordenado requiere de otro sistema más pequeño encargado de mantener
el orden. Eso vale para un hospital o para la entera sociedad.