♣ Se suele repetir que en literatura no todo está escrito. Falso. Pero allá tú si prefieres escribir en vez de ver la televisión.
♣ Escribir es un arte. Pero siempre es un arte para el que se requiere mucha menos inteligencia que para el arte de lograr que te publiquen.
♣ El mito romántico de que el escritor debe pasar hambre es falso. Lo que se ha demostrado que lo mejor es el frio. Con la sed también se pueden lograr resultados razonables.
♣ Muchos escritores te repetirán: Ten fe ciega en tu capacidad para el triunfo. Sí, es necesario. Probablemente lo que escribes no vale nada. Pero sí siempre es mejor mantener una cierta capacidad ciega en que el éxito está allí delante.
♣ Se suele aconsejar no abusar de los adjetivos. Pero tú eres un espíritu libre, las reglas no se han hecho para ti. Adjetiva a mansalva y pon super e hiper siempre que te dé la gana. La palabra guay también redondearía más tu estilo si la usas con frecuencia.
♣ Y no lo dudes, si un crítico te señala los errores de contenido de tu obra, es que no la ha entendido.
♣ A menudo en el crítico que te señala tus vicios literarios –según él– lo que subyace es su envidia.
♣ Cuando un crítico señala los fallos de tu libro, normalmente lo hace por la cantidad de traumas que pululan en su cabeza cuando realiza el acto de leer. Aconséjale un buen psiquiatra de la vieja escuela freudiana.
♣ Por último, embárcate en deudas a cuenta de lo que ganarás dentro de dos años (o dentro de cuatro, en el peor de los casos) en razón de tus ingresos como escritor. La presión de esas deudas serán el mejor acicate a la inspiración.