Como este blog lo leen un
cierto número de sacerdotes, me gustaría dar una sugerencia para las sacristías
de las catedrales. Todos los años, en la misa crismal, se consagran los nuevos
óleos y los previos se retiran.
En la mayor parte de los
lugares los óleos se entierran en algún terreno de
la catedral, sobre tierra que no se pise. La primera sugerencia viene aquí:
sería mejor tener una lámpara de aceite, una de
especial dignidad, que se usase para este menester: consumir los óleos consagrados
el año anterior. Puede colocarse delante del sagrario, por ejemplo.
♣ ♣ ♣
Pero otra opción que me
parece mejor, pues muestra mayor reverencia hacia
los santos óleos, sería la siguiente: Se consagran los nuevos óleos en la misa
crismal, pero se siguen dando a las parroquias los
óleos antiguos hasta que se agoten. Una vez agotados se procedería a dar
los nuevos.
Esta praxis sería conocida
por los sacerdotes. De manera que las parroquias, a su vez, seguirían usando
los antiguos óleos hasta agotarlos. De manera que no habría que “eliminar” los antiguos
ni en la catedral ni en las parroquias.
En las parroquias los
óleos muchas veces están en recipientes con algodones impregnados. De manera
que la opción de consumirlos en una lámpara en la iglesia no es factible.
¿Estamos hablando de muchos
litros que tienen que ser eliminados cada año? Sí, si consideramos mi diócesis,
solo en las parroquias ya estamos hablando de bastante más de diez litros que
de esta manera se ahorrarían. Diez litros que tienen que ser renovados,
es decir, eliminados.
En el sistema que
propongo, no se perdería nada. Es cierto que, en las parroquias, la renovación de
los óleos antiguos podría retrasarse dos meses o cuatro. Pero considero que el
sistema que propongo es una forma de mostrar respeto a algo tan sagrado.
Si alguna vez alguna
parroquia no renueva los óleos hasta medio año después de la misa crismal,
tampoco pasa nada en cuanto que los óleos tardan más tiempos en volverse
rancios siempre que no estén expuestos al sol en un recipiente transparente.
Este sistema que propongo
permitiría consagrar una cantidad más aproximada
al gasto cada año, pues ya no habría que llevarse a la parroquia lo que se
precisa más un margen.
♣ ♣ ♣
Una última sugerencia que
ya hice en este blog. Cada año podría variarse la mezcla de perfumes para el
santo crisma. Sería muy bonito que el obispo en su sermón (o si no el maestro
de ceremonias antes de la misa) explicase qué perfumes se van a usar cada año y
qué simbolismo hay en ello.
Durante varios años se pueden
usar perfumes que aparezcan en la Biblia y que puedan identificarse con
seguridad: cinamomo, gálbano, estacte, áloe y otros.
Dado que siempre leemos
la Biblia, sería un servicio que antes de esa misa no solo los sacerdotes, sino
también los fieles, pudieran olerlos en alguna capilla y saber en qué versículo
aparecen. Siempre hemos oído hablar del nardo, pero yo solo lo olí en mi
madurez.
Lo mismo pasa con el
incienso. En misas importantes se podrían usar distintos tipos de incienso en
cada comento de la misa. Bastaría con tener sobre una mesa tres navetas.
Hablando de diferencias. Hago
notar a los sacristanes que el aceite de oliva puede ser dorado, claro o verde.
También el color distinto del aceite y su diversa procedencia puede dar lugar a
reforzar el simbolismo propio de cada santo óleo.