Ha sido una
deliciosa y entrañable cena de nochebuena con dos familias polacas reunidas en
torno a una mesa. Las dos familias bien conocidas por mí desde hace años. Entre
todos no superábamos la cifra de asistentes decretada por las autoridades.
Las dos
familias muy religiosas. La comida excelente. No exagero si digo que ha sido uno
de los mejores banquetes del que he disfrutado en varios años: una
extraordinaria lista de platos tradicionales polacos, deliciosos. Después ha
venido la ronda de chistes polacos. Uno ha sido un chiste ruso. Yo he dicho dos
frases polacas que tenía bien memorizadas y, por si acaso, escritas en una
tarjetita de papel.
En este blog, no doy sermones. Tampoco en Navidad. Para eso tengo mi canal de sermones. Tengo mi blog informal, mi canal para predicar y mi Biblioteca Forteniana para las cosas más profundas.
Muchas felicidades a todos los habituales de este rincón de la Red. Y recordadlo, no debeís temer al coronavirus de ahora, el SARS-2. Esto no es nada.
Otra cosa será el futuro SARS-CoV-8-ultimate. Eso sí que será harina de otro costal.