En el hospital, una persona me ha pedido agua bendita. Menos mal que había una botella de vino vacía en la sacristía. Una botella muy bonita, por cierto.
He paseado al atardecer
con un buen amigo: el cielo con sus arreboles, un frío polar, árboles. El paseo
era siguiendo el cauce del río Henares.
He leído un texto que me
ha pasado un buen amigo. Ahora se supone que le tendría que dar mi opinión.
¿Debo ser sincero? ¿Vale la sinceridad el precio de que las cosas se “compliquen” entre nosotros? ¿Hay algún versículo de la Biblia que me obligue a no edulcorar una crítica literaria cuando sea preguntado?
En mi novela sobre Pablo,
he dejado a Tito en Corinto, recién ordenado como obispo de la zona que va
desde Patrai hasta Atenas. Sea dicho de paso, alrededor de san Pablo había bastante "mal rollo" procedente de sus "hermanos cristianos". En el fondo, no hemos cambiado tanto.
He leído un trocito de La
colmena. He visto un precioso documental sobre imágenes de París en 1900,
fascinante. He comprado mis yogures favoritos en el único supermercado donde sé
que los venden.
He visto este vídeo (que
me ha pasado Karina) que es buenísimo:
https://www.youtube.com/watch?v=yeb02tH7a9A&feature=emb_logo