He hablado con algunos rusos en los
últimos años y también he leído lo que han escrito. El mensaje que muchos
transmiten en las conversaciones privadas es que eso de la democracia funciona
muy bien (y lo reconocen) para Europa occidental, “pero a nosotros los rusos
nos gustan gobernantes más autoritarios”.
Dicho así no suena tan mal. Parece que
es como si quisiéramos imponer el mismo tipo de sombrero o de traje aquí y allí.
El problema es que a los defensores de
esta teoría cultural parece que también les parece bien que no haya libertad de
prensa. ¿A los rusos no les gusta saber qué pasa dentro y fuera de sus
fronteras?
Sin entrar en el tema de los
periodistas y políticos muertos, ¿a los rusos les parece bien que los ingresos
por sus minas, gas y petróleo, bienes de su nación, se queden en manos de unos
pocos oligarcas? ¿También eso es propio de la cultura rusa?, que los oligarcas
se gasten todo en París y Londres, mientras el resto sobreviva con una exigua
paga.
No parece que estas cosas sean
propias de una cultura, sino una corrupción que se repite con las mismas pautas
en Nicaragua o Guinea Ecuatorial.