Las cuestiones de derecho
constitucional siempre han suscitado en mí un gran interés. Como muchos saben, 44
miembros de ETA pretenden presentarse a las elecciones locales en el País Vasco
y Navarra. No pocos han pedido la ilegalización de Bildu o, al menos, que un
miembro condenado de una banda terrorista no pueda presentarse a unas
elecciones.
Disiento totalmente de
semejante iniciativa de ilegalización. Si entramos por ese camino, la ley
electoral se va a convertir en un tejido lleno de remiendos, añadidos y
costuras. No se pueden presentar como candidatos los que pertenecieron a una
banda terrorista, no se pueden presentar como candidatos los que apoyen el
secesionismo, no se pueden presentar los que pegaron a su mujer, no se pueden
presentar los que defraudaron a Hacienda.
No, no, la ley electoral
no puede convertirse en un neumático plagado de parches. Todo ciudadano tiene
derecho a ser representante de otros ciudadanos.
Aquí se ve la diferencia
entre lo moral y lo legal. No todo lo legal es moral. Pero la ley no puede
convertirse en una fotocopia de los libros de moral. Recuerdo las palabras de
Tomás Moro en Un hombre para la eternidad,
cuando le exigen todos que mande detener a Ricci, y pregunta que por qué:
–¡Porque es malo! –le
dicen.
–Pues que lo detenga Dios
–responde.
Lo que sí que genera un
debate desde el III Reich es si un partido antidemocrático puede presentarse a
las elecciones. Reconozco que es un tema opinable. En mi opinión, un poco
dubitativa, es que sí. Otra cosa es que ese partido antidemocrático tendrá que
cumplir con todos los requisitos de la constitución mientras esté en el poder.
Cumplir esos requisitos... En el fondo (el meollo de esos requisitos, su verdadero núcleo), se reduce a la
independencia judicial, porque todos esos políticos que se quejan contra los
partidos antidemocráticos no han querido articular una independencia del poder
legislativo. Así que todo se reduce a eso en su esencia: independencia judicial (y con
indultos). Sí, cierto que hay más requisitos, pero todos, al final, penden de la ley; y con mayoría suficiente en las dos cámaras puedes hacer la ley a tu gusto.
Después de años de
darle vueltas, veo claro que los partidos antidemocráticos (islamistas, comunistas, de
extrema derecha) deben contar con la posibilidad de presentarse a unas
elecciones. De lo contrario será una coalición de partidos (con mayoría
suficiente) quienes decidirán quién puede y quién no puede presentarse, y eso
sí que es mucho más peligroso que permitir a Gadafi presentarse a unas
elecciones.
Sí, los etarras tienen
perfecto derecho, todo el derecho, a presentarse a las elecciones; y lo mismo
los partidos independentistas.
Tiene derecho a
presentarse como candidato el buen ciudadano y el malo, el borrachín y el
virtuoso, el exconvicto y el anciano de 95 años, el ciego y el culturista.
Si alguien medioloco (o loco del todo) se quisiera presentar a las elecciones, nadie podría impedírselo. Si alguien quisiera ser candidato, anunciando que renunciará una hora después de lograr su escaño y tras intentar prenderle fuego a ese mismo escaño, yo defendería su derecho a ser candidato y a que la gente le votase.
La ley no es expresión de mi voluntad, sino que debe ser expresión de la razón.