lunes, julio 13, 2020

Ni asegurar ni desmentir



Qué tremendo ha sido para mí, en las noticias de la BBC (que son las que escucho habitualmente) a una doctora de Texas que relataba lo que le había dicho la enfermera de su hospital. Que un hombre (no identificado) de 30 años de edad había asistido a una Covid Party, una fiesta convocada a propósito para que un participante tenga el virus y lo transmita a los demás. Son muchos los que piensan que todo esto de la COVID es una exageración, una conjura de no se sabe bien quién. Pues uno de los jóvenes que asistieron quedó infectado. La última cosa que ese hombre de 30 años le dijo a la enfermera antes de morir fueron estas palabras: I think I made a mistake. I thought this was a hoax, but it’s not.

Sí, es cierto que un confinamiento estricto, como el que tuvimos en España durante el estado de emergencia, no se puede mantener en el tiempo más allá de cierta medida. Pero el virus detrás de las noticias que todos habéis escuchado os doy fe que tiene las consecuencias que os han dicho. Cada vez se oyen más voces clamando que todo es una distorsión, que todo es una exageración interesada.

Pues no. Es verdad que ciertas medidas de contención social no son mantenibles en el tiempo. Pero os aseguro que los medios os están diciendo la verdad. Los problemas médicos graves en personas completamente sanas, de mediana edad, suceden. No es solo la gente que muere, son los problemas pulmonares y cardiacos con que han quedado no pocas personas sin ninguna patología previa.

Y lo que sería terrible sería que la inmunidad (en los casos con más anticuerpos) se perdiera al cabo de medio año. Si, al final, no apareciera una vacuna y la población pudiera infectarse y reinfectarse, año tras año, sería una catástrofe planetaria que bastaría para cambiar la historia. Pero parece ser que las pruebas para la vacuna avanzan a buen ritmo. Ojalá que todo esto se solucione satisfactoriamente. Pero quiero recordar algo evidente, por más que todo avance, la consecución de una vacuna puede detenerse en el último obstáculo. El último puede ser infranqueable. ¿Que conclusión saco? Pues que estamos en las manos de Dios, que hay que investigar, pero también rezar.

Post Data: No estoy en condiciones ni de asegurar ni de desmentir que pasar la COVID deje la piel más tersa, más suave y con menos manchas. Pero sí que me parece que tengo más pelo después de la enfermedad.

domingo, julio 12, 2020

Como se nota que ya he pasado de los cincuenta



En el evento de mi propia muerte, es mi deseo que todas mis obras publicadas digitalmente sigan a disposición de todos de un modo gratuito. (Buenas o malas son muchas. Incluso un náufrago en una isla desierta necesitará no poco tiempo para leerlo todo.)

Todo lo relativo a las obras publicadas (tanto en papel como digitalmente) hasta ahora o que se publiquen en el futuro que lo decidan mis amigos B y C. Ellos ya saben quiénes son, mi madre también lo sabe. (Si alguien espera muchos beneficios por derechos de autor, lamento decir que con todos esos derechos no tendrán ni para pagar medio ataúd.)

Las obras inéditas quedarán a su arbitrio en cuanto a cómo irlas publicando digitalmente. Mi deseo es que todo sea publicado digitalmente, incluso las obras pendientes de revisión, las apenas comenzadas o incluso los apuntes. Marcando de forma clara en la primera página que se trata de obras inacabadas, esbozos o notas sueltas. Todo este cúmulo de escritos podrá ser de algún interés para los que se adentren en mi bibliografía en el futuro. (Publicar los apuntes no lo hago por soberbia, sino porque resulta apasionante sumergirse en los apuntes y notas personales de cualquier escritor.)

Estos dos amigos también quedarán al cargo de la administración de los archivos de sonido y de vídeo que son varios miles. (Para escuchar todos los sermones se necesitarán dos condenas a cadena perpetua.) Las fotos mías, en papel o digitales, son muy escasas. Que decidan ellos dos con libertad. (Es curioso que alguien como yo, con tanto amor por la fotografía, tenga una carpeta con un puñado de fotos mías.)

Post Data: Desde mi tumba, trataré de perseguir con perseverancia y refinamiento a todos los que me han hecho sufrir.

sábado, julio 11, 2020

La mejor escuela de teología



Después de leer el post de ayer, Alfonso preguntaba: “¿Cuál será la mejor escuela de teología del mundo?”.

En mi opinión, será aquel pequeño seminario de Brasil, de Colombia, de Uganda o de Costa de Marfil, donde haya unos profesores llenos de amor de Dios y al prójimo, sabios y que conduzcan a sus seminaristas por unos caminos parecidos a los de Jesús durante los tres años que enseñó a sus discípulos.

Seguro que hay algún seminario pequeño, humilde, en algún país no muy rico, donde hay pocos profesores, pero muy buenos, que forman una verdadera familia con sus treinta o cuarenta seminaristas, donde todos los ejemplos son óptimos, donde se vive una formación completa en lo teológico y en lo espiritual. Cinco años donde la teoría y la práctica; la oración, el estudio y la acción caritativa forman un conjunto perfecto.

Y no creo que esté ni en Europa ni en Estados Unidos, sino en América Latina o en África. Asia no la conozco.

En la medida en que un seminario se hace más grande, se pierde ese aire de familia. En la medida en que los seminaristas se trasladan a una facultad de teología, los profesores están mejor formados en las prestigiosas facultades romanas y europeas, pero, algunas veces, están más dedicados a sus libros y menos al prójimo, más a sus erudiciones y menos a una vida sacerdotal equilibrada.

Para nada estoy atacando que deban existir grandes seminarios, o excelentes facultades de teología, para nada estoy atacando que existan grandes “vacas sagradas” de la teología dedicadas a esa labor para bien de la Iglesia.

Ahora bien, si yo defiendo la existencia de grandes seminarios, de facultades de teología y de hombres que son montañas inmensas del saber teológico, al mismo tiempo, advierto que no pocos lugares de estudio para el sacerdocio se han convertido con el paso de los siglos en caminos áridos. Algunos seminarios, los menos, comenzaron un proceso intelectualista cada vez más alejado del ejemplo inicial de Jesús y sus Doce. No ya alejados en las formas, sino de su mismo espíritu.

viernes, julio 10, 2020

El estudio de la teología: análisis y critica para hacer enmiendas



Voy a continuar hablando sobre el tema de ayer. Y voy a poner como ejemplo lo que yo vivi en la Universidad de Navarra, porque ya he hablado muchas veces de lo contento que estoy de haber estudiado allí. Tantas veces he elogiado sus puntos positivos que hoy voy a fijarme solo en lo negativo de los estudios, ojo, en los años 80. No tengo ni idea de lo que ocurre ahora allí. Pero lo que ocurría en ese lugar lo he visto después repetido hasta el día de hoy.

Por las mañanas, teníamos estudio en la biblioteca. Os puedo asegurar que estudio significaba exclusivamente memorizar los apuntes. Os puedo asegurar que eso es lo que hacían el 90% u 80% de mis compañeros todas las mañanas, yo también. Estudio significaba aburrirse en un grado difícil de superar. Había un compañero que llegó a decir que prefería una sesión de disciplinas a tener que estudiar. La mayoría no llegaba a tanto.

Teníamos muchos libros en la biblioteca, pero ninguno de nosotros los leía. ¿Por qué? Porque la materia a memorizar era, a todas luces, excesiva. La facultad estaba muy interesada en subir el nivel. Era una facultad que comenzaba ese ciclo del bachillerato. Subir el nivel implicaba dar mucha materia. Dar mucha materia suponía tener que memorizar mucho. Y el profesor siempre con prisas al acabar el semestre: Tenemos que ir rápido, tenemos que ir rápido.

De esta manera, un pobre compañero, hijo de agricultores, de cierta provincia rural de España, nacido y crecido en un ambiente donde no se leía un solo libro nunca, pasaba a tener que escuchar el complicadísimo dictado de un profesor de la asignatura de Filosofía del hombre, un laico, que os puedo asegurar que jamás mostró el más mínimo interés en saber si le entendíamos o no. Incluso ahora, a mis años, me parece que me costaría entender sus complicadas clases. Cuando llegaron los exámenes, ya me imagino sus comentarios al poner las notas: “Es que no trabajan. Es que no estudian”.

Como este pobre estudiante español que pasó del ambiente rural no letrado a escuchar las mayores complejidades posibles, podría repetir lo mismo de compañeros míos de Filipinas, Costa de Marfil y otros muchos lugares.

Cuando varias veces se les hizo notar que a algunos les estaba costando, forma muy eufemística para expresar que había un desfase entre ciertos profesores y no pocos alumnos que ponían la mejor voluntad, la respuesta era siempre un retoque mínimo: un comentario al profesor, ser más condescendiente al no suspender a un alumno, cosas así.

El resultado de todo esto era memorizar y memorizar, creando angustia en no pocos alumnos de teología que ponían su mejor voluntad. ¿Exagero con la angustia? Os aseguro que no.

Por supuesto que en Oxford el sistema era totalmente distinto. Un tutor iba comprobando el progreso de cada alumno, le iba proponiendo lecturas, había una relación humana, personal, se dialogaba mucho con el profesor y con los otros estudiantes de teología.

Yo vi a mi tutor una sola vez en cinco años y fue algo enteramente protocolario. Y si un tutor veía a un compañero mío era solo para darle ánimos y decirle que siguiera adelante. Eso era todo.

El resultado de este modo decimonónico de enseñar (escuchar + memorizar: recibir una calificación) era que ninguno de nosotros sacó el más mínimo amor por la patrología, la cual se había convertido en una inmensa lista de memorización, en eso y solo en eso. Ninguno de nosotros, os lo aseguro, podía tampoco recordar las clases de filosofía del hombre (por poner un ejemplo que fue emblemático) dos años después de pasar el examen. Pasar el examen: pasar, sobrepasar, sobrevivir, superar.

Os podría mencionar varias preciosas asignaturas en las que el profesor se las ingenió para enseñarnos la parte más árida, la más aburrida, la más desmoralizante, de esa materia. En algunos campos de la teología, eso parecía imposible, pero el profesor lo consiguió.

Repito que me estoy fijando en lo negativo. Todo lo contrario que, por ejemplo, las clases de don Manuel Guerra (que venía de Burgos un mes) y que todos, unánimemente, calificábamos como las mejores de toda la carrera. Pero él, precisamente, las espiritualizaba, les daba vida. Él sí que hablaba mucho con los alumnos, transmitía, no se limitaba a dictar.

También era muy bueno don Mariano Artigas en una materia no simpática como la metafísica, o don Klaus Limburg, profesor de griego. La lista podría seguir, pero prefiero mencionar solo a dos para que no hacer de menos a nadie.

Estos fallos, que no sé si continúan, los he visto repetidos al infinito. Y, a veces, he pensado que en seminarios sencillos de Brasil, de Perú o de África, con un profesor humano, que dialogaba, quizá tenían una formación teológica más aparentemente simple, pero más parecida a como se enseñaba la teología en Constantinopla en el siglo IV.

La sencillez es siempre algo bueno. La complicación siempre es algo malo. Algunas facultades en su afán de prestigio han sacrificado el sentido humano de la teología, lo digo así de claro. Y no lo digo por la Universidad de Navarra (cuyos estudios he elogiado en más de quince posts), aunque hoy tocara lo negativo. Afortunadamente, la frialdad y aridez de las clases (años 80) se compensaba con el ambiente y los consejos de los formadores de Albaizar, Echalar y Carlos III, las residencias que hubo antes del seminario Bidasoa. Allí, en esas casas, bajo esos formadores, sí que se producía una verdadera fusión del conocimiento con el Misterio de Dios.

Alguien dirá que lo importante es salir bien formados y olvidarse de la poesía. Pero, en el estudio de la teología, eso no puede ser así. El estudio de la teología no puede ser como el de la biología o el de las matemáticas.

No les echo en cara nada, ellos repitieron los patrones docentes que habían recibido.

jueves, julio 09, 2020

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Para todos los que estáis casados, he puesto un vídeo sobre el matrimonio:
https://www.youtube.com/c/CanaldelPadreFortea/videos

Los cursos de teología para laicos







Como, cuando escribo aquí, alguna vez me lee la persona adecuada que está en el puesto adecuado, voy escribir un post un poco rollo, pero que creo que es una aportación

Hay varias universidades que ofrecen distintos tipos de cursos de teología que los podríamos denominar diplomas. Que ninguno piense que, en mis críticas, me voy a referir a la Universidad de san Dámaso por el hecho de ser mi diócesis sufragánea de Madrid. Tengo la mejor de las consideraciones por la Universidad de Navarra y por la de san Dámaso.

Pero es un hecho que la formación teológica, en muchas facultades, es esencialmente memorística; que, durante las clases, el profesor dicta y los alumnos copian; que hay profesores que saben muchísimo, pero que no tienen la facultad de transmitir. Podría continuar con los defectos y ser mucho más específico. Pero, entonces, empezaríamos a decir no el pecado, sino el pecador.

Y en las facultades teológicas hay mucho pecador suelto. No me refiero a pecados morales, sino al gran pecado para un profesor de no saber trasmitir el placer de la teología.

Ya dediqué otros posts al tema de las facultades de teología y sus estudios para el sacerdocio. Hoy quiero centrarme en los diplomas, en los cursos para personas que no van a acceder al sacerdocio y quieren emplear dos o tres años en profundizar en la teología.

Primer punto: ¿Para qué se dan conocimientos tan extremadamente especializados a gente que solo busca profundizar en la teología? Alguien me dirá que es que son unos cursos de gran altura y tal. FALSO. La gente que está en esos cursos las he conocido durante años y hay un total desfase entre los que se sientan en las mesas y el señor que se pone a enseñar (dictar) en el estrado.

De no saber teología, el pobre alumno pasa a cuestiones de mera erudición que, muy a menudo, son las más áridas de la ciencia teológica.

Este punto puede ser el más polémico de los que diga, pero estoy bien seguro de lo que hablo. Y tengo muchos ejemplos concretos.

Segundo punto: En mi opinión, los cursos de diplomatura deberían espiritualizarse al máximo. Deberían transformarse en una lectio sacra en grupo que ofreciera una visión de conjunto de la teología. Lo esencial sería eso: la visión global, armónica, de la ciencia acerca de Dios y las cosas de Dios.

Todos sabemos lo que es la lectio divina, el modo espiritual, orante, tranquilo, de leer las Sagradas Escrituras. Pues con la teología (en los cursos de diplomatura) habría que hacer una especie de lectio sacra de los santos padres, de los doctores de la Iglesia, de los místicos.

Un recorrido de dos o tres años a través de la moral, la dogmática, la liturgia, la Biblia, los concilios, etc. Habría que plantear ese curso como un “recorrido”. Y como un periplo en grupo.

Por supuesto, no debería haber ni exámenes ni trabajos para hacer en casa. Si uno dedica tres horas, por ejemplo, tres días a la semana, se puede leer en clase y después comentar.

Ya sé que algunos dirán: “Con ese sistema, no van a saber nada”. Desde luego, lo que sepan lo sabrán para siempre y de un modo que calará en sus almas. En el otro sistema, se memoriza mucho y se olvida pronto.

La misma aula es bueno que tenga las mesas formando un cuadrado, para dejar claro el carácter de diálogo que tienen esas “clases”. Clases que ya no están monopolizadas por el profesor. Están centradas en él, pero son un lugar de conversación. Conversación del alumno con el texto, de los alumnos entre sí, de todos con el profesor.

Tercer punto: Esas tres horas estarían organizadas para imbricar en ellas tiempos de oración. Desde el principio, se les dejaría claro que no se está allí solo para estudiar mucho y sacar un buen examen. Sino para que la ciencia de Dios penetre en sus mentes y corazones.

Se podría empezar con el rezo de nona. Una hora de lectio sacra: lectura, comentarios entre todos, preguntas, exposiciones del profesor. Rezo de vísperas después. Estos rezos mejor en una iglesia bonita, con toda solemnidad, con máxima solemnidad: sintiendo la necesidad de unir el conocimiento a la adoración. Después otra hora de lectio sacra. Se puede acabar con la misa
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En fin, esto son sugerencias. Todo se puede organizar de varias maneras. Es cierto que con este sistema estaríamos reduciendo la tarde a dos horas lectivas. (Con otra reorganización, podrían ser tres y sin misa.) Pero lo importante que hay que entender es que, en este nuevo sistema, lo esencial es el Espíritu. Es decir, esto querría revivir el modo en el que se enseñaba y aprendía la teología en las escuelas de Antioquía o en Alejandria en las épocas de los santos padres.

Sinceramente, creo que el estudio de la teología se puede espiritualizar mucho más.

miércoles, julio 08, 2020

María, líbranos de los falsos profetas


Hace unos días, ya os dije, vi un documental de una hora sobre la iglesia que fundó un tal Jim Jones en California y que llevó al suicidio a casi las 2000 personas que hizo que se trasladaran a la Guyana. De pequeño vi las noticias en la televisión. Era yo lo suficientemente niño para no entender que eso que apareció en la pantalla eran dos mil cadáveres. Los adeptos envenenaron a sus hijitos. Quedan las grabaciones en audio de lo que se decía por los micrófonos cuando estos estaban empezando a dar los primeros síntomas de intoxicación. Terrible.

Ese noche que vi el documental, me enteré de otro sujeto que es lo que lo que la Biblia llama un falso profeta, este vivió en Detroit, se llamaba James Francis Jones. Murió en 1971. Su estilo de vida era impresionantemente lujoso y sus ideas nefastas. Era increíble que uno solo creyera a semejante sujeto que tenía escrito en la cara que lo que decía no tenía ni pies ni revés. Vivió como un millonario y, cada vez más, sus vestimentas estrafalarias mostraban, con mayor claridad, que algo no funcionaba bien en su cabeza o en su alma.

Hoy he estado hojeando la vida del fundador de la cienciología, gracias a un artículo del siempre acertado Luís Santamaría (el que más sabe de sectas en España). La vida de L. Ron Hubbard es tan impresionante, para mal, como las de los otros dos falsos profetas: falsedades, falsedades, falsedades. Una vida fundada en el error y dedicada a esparcir el error. Si no se ha hecho una buena película es solamente porque el que la haga tendrá que ir a los tribunales. Pero con leer su vida, el guion ya está hecho.

En la primera redacción del post, se me había olvidado mencionar a Charles Manuel “Sweet Daddy” Grace, vivió en Harlem, 1881-1960. Leí y miré bastantes fotografías de este personaje. Os aseguro que verle me produce repugnancia física. Insisto, física.

Me pregunto cómo es posible que no se abra la tierra bajo los pies de estas personas que llevan a las almas a abismos de sufrimiento aquí en la tierra y quién sabe a dónde en el más allá. Uno se pregunta por qué el Señor no actúa. Pero seguro que su falta de actuación es aparente. Y que, aunque no lo veamos, Dios sí que obra. Si Dios existe, no puede quedarse sin hacer nada ante estos “monstruos para las almas”.

martes, julio 07, 2020

Un punto de mi novela: las dimensiones de la Iglesia en la época apostólica



Uno de mis más sabios lectores, al revisar mi original sobre san Pablo, me mostraba su extrañeza de que, en mi novela, en el año 35, los cristianos fueran unos 6000 en todo el Orbe. Le he contestado lo siguiente:

“Te doy toda la razón: disminuir los números de cristianos da sensación de mayor rigor en los artículos de los historiadores. También te doy la razón en que los milagros debieron atraer a muchísimos a la fe.

Tal como veo las cosas, las cifras, como mucho, no debieron ser más de unos 9 000 cristianos. Pero eso solo en el mejor de los casos.

Todos los textos neotestamentarios muestran unas cifras muy pequeñas. De lo contrario, hubiera quedado algún rastro o algún indicio organizativo o logístico.

Los relatos posteriores de Hechos dan la sensación de que después de esos hechos que refieres hubo una reacción de la sinagoga y el número avanzó con extrema lentitud. Las cartas, de nuevo, nos dan esa misma sensación. Cuando aparecen números, son mínimos. Y no hay ninguna referencia a algo numeroso, ni siquiera una. Fíjate si eran pocos que en Roma no había cristianos en los primeros cinco años. Tal vez una docena se consideraran cristianos, hasta cierto punto, por haber visto los milagros de Jesús en Palestina.

No podían ser muchos porque cuando van a grandes ciudades de la costa asiática con comunidades judías, siempre tienen que empezar de cero.

En Alejandría y en todo el Delta qué pocos debían ser (si es que había) que cuando el concilio ni se hace mención de ellos y sí de grupos en otros lugares.

En la época de Constantino, en las ciudades, la mayoría de la población seguía siendo pagana. Sobre eso, hay estudios mejores, más seguros. Ya era mucho si la población cristiana había llegado a ser una quinta parte de la población de las grandes ciudades. En el campo, toda seguía siendo pagana.

Hoy es un día con tres posts

Debo añadir una cosa al primer post de hoy. Es cierto que no he conocido una sola alba-casulla que me pareciese bonita. Pero la que sí que me gustó es la que usan en Poblet y Monserrat. Pero habría que preguntarse si, realmente, es un alba-casulla o es, más bien, un alba-monástica.

He corregido el post primero de hoy, donde hablaba de "alba-casulla" por "alba monástica", amplia, digna, que siempre me ha parecido muy bella.

En la última foto, la del monje leyendo, es el alba monástica a la que me refiero:


lunes, julio 06, 2020

Prólogo al post

Hoy no voy a hablar de montañas de 20 000 metros de altura. Voy a dar consejos en tiempos de canícula. La canícula en Madrid es cosa seria, muy seria. No sé cómo no caen más curas desmayados por el calor.

Si alguien pasa los consejos a la sacristía de la Catedral de la Almudena, mejor que diga que son de su cosecha. Si dice que son míos, le responderán: "El padre Fortea de demonios... ¡Pero de cosas de sacristía...!".

Consejos para alguien de la Catedral de la Almudena (Madrid). A ver si algún hermano se lo pasa a quien le corresponda.



He visto el comienzo del funeral por las víctimas en la Catedral de la Almudena. Voy a dar unos cuantos consejos para solemnes concelebraciones en verano porque el calor era angustioso. Eso se veía claro desde el sillón de mi casa. Ver a los pobres obispos, hasta a mí me daba calor.

Puede parecer que lo que voy a decir no tiene importancia. Pero, en agosto, tenemos temperaturas de 40 grados varios días y de 38 grados casi todos los días. Así que estos consejos son refrescantemente importantes.

Primero: Hay que abrir ventanales en la parte superior. A esto ya dediqué un post muy detallado de cómo se podría hacer en esa catedral en concreto. Lo que no puede ser es que ese templo esté cerrado herméticamente, salvo por la puerta de entrada.

Hay que ser un poquito sádico para seguir manteniendo a los obispos en esa sauna, cada año, cuando crear una corriente es la cosa más fácil de hacer en ese lugar. Yo di indicaciones concretas de cómo hacerlo en otro post. En fin, lo repito sin esperanza.

Segundo: Hay que apagar todos los focos. Los focos dan calor. Estoy casi seguro de que los de la catedral son de los antiguos, no de los modernos que no dan calor. La catedral era una sauna antes de empezar la misa. Alguien me dirá que era por las cámaras. Hoy día, las cámaras pueden filmar con muy poca luz y queda muy bien. Le da un toque mistérico.

Tercero: El celebrante principal, en la sacristía se saca la sotana y se pone sobre su camisa de algodón un alba de algodón ligerísima y amplia. Sobre esta una casulla amplia y de tela con seda. No cuestan una fortuna, para nada. Y no dan nada de calor. Hay una diferencia radical entre las telas recias normales que han usado hoy y las ligeras con seda de las que hablo. En el Apostolado Litúrgico, las buenas hermanas les informarán.

Cuarto: En julio, en Madrid, basta con que el celebrante principal lleve mitra y casulla. El resto de los obispos pueden llevar albas monásticas, amplias, dignísimas, pero de algodón. Cada obispo basta que lleve estola, pectoral y solideo. Si se sacan las sotanas y las camisas de clergyman (con fibra) y se quedan con camisas de algodón y encima se ponen el ornamento que digo, comprobarán la diferencia de calor entre lo que propongo y lo que algunos llevan. Ya no digo nada si es de fibra sintética.

Los presbíteros quedan totalmente diferenciados de los obispos, ya que no llevan ni solideo ni cruz pectoral. ¿Queda menos solemne esta manera de concelebrar? Les aseguro que para nada. Pero si se llevan a cabo todos estos cambios, la diferencia de calor es radical.

Añadidura para los presbíteros en sus parroquias: Si la concelebración es en el exterior o si hay una procesión en verano, yo tengo un alba ligerísima con capucha que me la confeccionó una señora de la segunda parroquia hace ya veinte años. Y la sigo usando en ocasiones como las mencionadas, tras tantos años.

Vuelvo a recordar a mis hermanos que es bueno colocar un pañuelo blanco, limpio, en el cíngulo, para secarse el sudor sin tener que buscarlo en el bolsillo de los pantalones. Yo, cuando me revisto, lo despliego y lo cuelgo como si fuera un manípulo.

En mi capilla, desde que empieza julio, no enciendo ni una sola luz eléctrica ni durante la misa ni antes de la misa, porque calientan mucho el ambiente. Solo luz natural.

domingo, julio 05, 2020

Que pasaría con una nube de 20 000 m. de altura



Lo de ayer lo planteé en el blog porque era una curiosidad que tenía. Agradezco todos los comentarios que han sido una verdadera aportación: varios lo han sido.

Por el tema de la corteza terrestre, no habría problema. Allí donde hay una gran cordillera hay una capa gruesa. En una cordillera grande, ese manto puede llegar a 40 kms. La montaña no se hundiría por su peso.

Por supuesto, produciría un río. Quizá como el Indo, pero no como el Río Amarillo que necesita toda una cordillera para crear ese caudal.

Por supuesto que esta montaña, llamémosla, por ejemplo, Forteverest, estaría rodeada por varios glaciares. Su altura implicaría necesariamente que sería una montaña sin bosques, solo cubierta por glaciares descendentes hasta la base.

Lejos de producir una explosión de vegetación en su base, tanto caudal de deshielo, provocaría una erosión incompatible con la vegetación. Así sucede en el Himalaya y en otros muchos lugares de esas características. Incluso en mi tierra, Huesca, siempre me sorprendió de pequeño que los valles bonitos con vegetación estaban en los arroyos pequeños, pero lejos de los cauces más grandes que, antes o después, acaban produciendo torrenteras y llevándose la tierra fértil. El Forteverest tendría vegetación exactamente igual que la que aparece en el Himalaya. Al principio, pensaba en una montaña rodeada de un anillo. Ahora me doy cuenta de que sería un desierto blanco, seguido de otro desierto y, por fin, una línea fértil y verde siguiendo el río que saliese de la montaña. Pero, precisamente, cuanto más alta sea la montaña, más devastadores serán sus efectos en el deshielo. El problema es que eso se lleva la tierra fértil.

Me desilusionó llegar a la conclusión de que una montaña de 20 000 ms. de altura solo tendría una influencia regional en el clima. Las tormentas en sus alrededores serían violentas. Pero su cima normalmente estaría soleada, sin viento, sin nieve, sin nubes.

Y he escrito normalmente porque algunos cumulonimbos sí que serían capaces de llegar a los 20 000 m. Y en su parte media podrían dejar nieve en sus laderas, pero no mucha. Las grandes nevadas tendrían lugar en la parte baja de la montaña. La parte alta y media, casi siempre, estaría soleada. Pero la poquísima nieve que cayera, así se quedaría. Sin calor para deshacerse, sin cantidad suficiente para formar un glaciar. Pero, al cabo de miles de años, su cima también estaría cubierta por la nieve allí donde la inclinación de la roca no haga que resbale.

Me ha defraudado un poco todo esto. Me imaginaba una montaña con un sistema metereológico propio. Con una influencia mucho más grande que creara corrientes de aire, etc., etc., pero no.

Post Data: Aunque sería un lugar ideal para que en su parte media viviera una raza de godzillas alimentados por rebaños de ovejas salvajes.

sábado, julio 04, 2020

Un Everest tres veces más alto



Aunque no es exactamente el mismo tema de los dos posts anteriores, hay una cosa sobre la que me gustaría escuchar vuestras opiniones si alguno sabe del tema o encuentra algún artículo: si existiera sobre el planeta Tierra un monte tres veces más alto que el Everest, ¿cómo afectaría eso al clima del planeta?

Es lógico pensar que una montaña como esa podría producir, por sí misma, un río como el Indo o quizá algo más caudaloso.

¿Se producirían violentas tormentas alrededor al chocar los frentes fríos y las corrientes cálidas en sus laderas?

Es lógico pensar que sería una montaña rodeada por varios glaciares. Parece claro que sería una montaña sin bosques, solo cubierta por glaciares descendentes hasta la base.

En principio no parece que haya ningún problema en que una montaña así se mantuviera en su altura sin hundirse lentamente. ¿O quizá habría un cierto hundimiento de la corteza sólida sobre la capa menos sólida subterránea?

¿Sería una montaña cubierta de nieve, sin la más mínima vegetación, rodeada por un anillo de bosques o selva?

 ¿Tendría un impacto meteorológico a nivel global en su región o se limitaría a las zonas adyacentes?

A ver si alguno aporta información que nos enriquezca a todos, porque el tema me parece muy interesante.

viernes, julio 03, 2020

Pero Dios está por encima de la tempestad



Primero: La foto de ayer era de una estatua. Son figuras tan perfectas que alguno ha podido pensar con razón que era una foto de una pareja real. Por eso he puesto la foto de hoy.

Segundo: Alfonso (al que yo tanto estimo) ayer escribía esto:

Es curiosa también la falta de empatía que los epulones occidentales tienen hacia los 700 millones de lázaros de la China interior, a quienes afecta mucho más el rápido desarrollo de la China costera.

Al que no le importa nada la existencia de esos 700 millones es a su propio gobierno. Si los colosales, gigantescos, godzillianos, superavits que ha tenido China se hubieran empleado en mejorar la vida de sus ciudadanos, sus existencias hubieran cambiado. Pero Xinpin decidió que la existencia feliz de millones de siervos sería sacrificada para que su Estado-ídolo reinara con una supremacía que solo puede calificarse de religiosa. Ya es hora de llamar a las cosas por su nombre.

Alfonso añadía:

Siendo nosotros aún mucho más ricos per capita que los chinos costeros nos quejamos con pataleta de perder privilegios y comodidades (en vez de trabajar más duro y vivir menos subsidiados) pero ni vemos a esos pobres lázaros que sí que no pueden competir.

No, no es una cuestión de perder privilegios. Nadie puede competir con China. Nadie puede competir con una mano de obra esclava. No es una cuestión de innovar o reinventarse. Ahora hay un movimiento de opinión para implantar la jornada laboral de 12 horas 6 días a la semana. Único objetivo: que los ricos sean más ricos.

¿Trabajar más duro? Las condiciones de trabajo de millones de chinos son de verdadera esclavitud. Con todas las sílabas, es-cla-vi-tud. Se llama de otra manera, pero es eso. ¿Así que hay que trabajar más duro? ¿Innovar? ¿Esto se soluciona siendo competitivos?

Tercero: Para mí, China ocupará el mismo lugar teológico (respecto a la antigua Cristiandad) que Babilonia respecto al antiguo Israel. Por supuesto que los chinos no son culpables, son las primeras víctimas de un neofascismo tecnológico.

jueves, julio 02, 2020

Segundo post de hoy: respuesta a los comentarios


Era claro en 1918 lo que estaba pasando en Rusia con el gobierno bolchevique, pero los países cristianos pensaron que lo un lugar tan lejano no iba con ellos, que no les afectaba. Dejaron de apoyar a los rusos blancos. Si hubieran visto el futuro, hubieran dejado todo para ayudar a los que luchaban por la libertad. 

Algunos, en Occidente, con una visión certera, sí que advirtieron lo que iba a pasar: el peligro de la revolución mundial. Lo que vendría después fue una pesadilla incluso peor que el III Reich, aunque con una estética mucho más vulgar. Lenin, como ha citado una comentarista, dijo:

Usaremos a los tontos útiles en el frente de batalla. Incitaremos el odio de clase. Destruiremos su base moral, la familia y la espiritualidad. Comerán las migajas que caerán de nuestras mesas. El Estado será Dios.

Querido Alfonso: No, no es una cuestión de sentimientos o afectos. Te aconsejo que veas los vídeos de personas que vivían en China en la época en que evolucionaba hacia la libertad, y del giro de acontecimientos de los últimos siete años. No son unos pocos amargados. La persecución contra los cristianos se va recrudeciendo año tras año. Y si escuchas a los católicos de allí, lo mismo. Y si hablas con altos ejecutivos de grandes empresas, te dirán lo que ya me han dicho a mí, pero que no se puede decir en un medio de comunicación. China está parasitando la economía mundial desde hace más de un decenio contraviniendo todas las reglas del comercio justo.

Querido Pablo: Si China solo quisiera unificar su territorio, eso no sería tan preocupante. Pero si la gran potencia emergente mundial, tiene un plan de pesadilla para mil millones de sus habitantes, eso sí que es preocupante. 

Y si ese país se muestra cada vez más agresivo, incluso territorialmente en aguas internacionales, eso sí que es preocupante. Pero si ese país está invadiendo completamente la economía mundial y apoderándose de todos los recursos naturales que puede con un plan global, eso sí que es preocupante. 

Y si la mayor dictadura del mundo, tiene verdaderas posibilidades de convertirse en el mayor sistema bancario del mundo y que su moneda sea la moneda de comercio internacional junto con el dólar, eso... no son sentimientos, son preocupaciones a las que los jefes de Estado no deberían cerrar los ojos.

¿Qué ha logrado ese dictador? Ha logrado que sea un país donde el Estado te puede colocar una cámara dentro de tu pisito, o donde un obispo puede ser detenido durante años sin dar ninguna razón, o donde un neofascismo tecnológico se está desarrollando a toda velocidad. China no es solo eso. Pero esta es la dirección hacia donde es encaminada la gran potencia emergente del planeta.

Hubo un día en que la BBC radió esta noticia: París ha caído.
No nos engañemos, China ya ha caído. Ahora se trataría de que no caíga Europa. Se trataría de eso si no supiera que Europa está condenada.

Omisiones: nostra culpa, nostra magna culpa



Todos y cada uno de mis posts los he escrito carente de nacionalismo patrio. Cuando hablé de Corea del Norte, hace años, ya dije que, si algún día nos acercáramos a una situación de inevitable conflicto bélico, habría que tratar de barajar acciones en las que se buscara el bien de los norcoreanos, unos pobres rehenes de un régimen patológico.

Lo mismo pasa con China. Si ese país fuera una democracia en la que su predominio no supusiera otra cosa que un relevo del poder americano por el asiático, yo no tendría nada que decir. La Humanidad es la familia de los hijos de Adán, puestos sobre el suelo que Dios nos ha dado. No creo que un europeo tenga más dignidad o más capacidad que un asiático.

El problema es que la evolución de China es una seria preocupación para cualquiera que tenga una visión que vaya más allá del aquí y el ahora. El modo crecientemente opresivo de esa distopía resulta impresionante. ¡En solo siete años! Igualmente preocupante señalan personas que llevan mucho tiempo viviendo en China, que hablan chino, que están establecidos en ese país y casados con mujeres chinas es la propaganda contra los occidentales desde el aparato del Estado y que ha calado en la población.

En cuestiones geopolíticas son muy poco intervencionista. Considero que para casi todos los problemas con naciones soberanas es mejor dejar que pase el tiempo. El tiempo suele solucionar la mayor parte de los problemas. Ahora bien, desde un punto de vista económico, el problema es precisamente ese: que no hay tiempo.

Si la economía pudiera visualizarse como un territorio, sería sorprendente hasta qué punto se ha producido una invasión. Lo que ha ocurrido con China no ha sido una colaboración, un comercio justo, un intercambio beneficioso para las dos partes. Se ha tratado de una invasión pura y dura. Solo una miopía perfecta y falta de principios morales de los jefes de Estado occidentales ha podido permitir semejante vampirización.

miércoles, julio 01, 2020

Hong Kong, nostra culpa, nostra pessima culpa



Cuando alguien ve una película de nazis, uno siempre se imagina que, de haber estado allí, uno hubiera sido un héroe ayudando a la resistencia. Pero la película que se está produciendo ahora está siendo emitida en directo para toda la humanidad.

Es una historia que trata de una dictadura completamente consolidada en un macroestado futurista. Una dictadura con planes de dominación económica mundial que cuenta con la mejor tecnología y quizá con el mejor servicio de inteligencia del planeta. Un país que tiene encarcelados en campos de reeducación a vastas cantidades de sus propios ciudadanos: el número varía entre tres millones y cientos de miles de personas. Un régimen orwelliano que califica según una escala a sus propios ciudadanos, premiándolos o castigándolos hasta en los más pequeños detalles.

En un momento dado de la película de ficción, el supervillano que domina este Leviatán somete a su dictadura a siete millones y medio de ciudadanos completamente libres, incumpliendo sus propios compromisos internacionales: la comunidad internacional no hace nada, no mueve un dedo. Pero todo es una ficción.

Sin que este guion cinematográfico tenga nada que ver con la realidad, me acostaré esta noche muy tranquilo.

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Cambiando completamente de tema. Debería habérsele dejado claro a cierto país asiático que, los pactos internacionales hay que cumplirlos: Hong Kong tendría que haber sido esa línea.
Haber fracasado moralmente en una línea tan clara, tan precisa, nos lleva a estar seguros de que, dentro de diez años, esas líneas estarán en nuestro propio país.

Hemos cedido en el campo de lo moral y eso tendrá consecuencias. Mañana cederemos en nuestro propio país, persiguiendo a los críticos contra ese IV Reich. Y lo haremos porque ya no tendremos otra posibilidad.

Hoy hemos entregado a siete millones. Mañana entregaremos a la justicia del Gran Cocodrilo a los españoles que ellos nos exijan. Será una época en la que la censura respecto a Gran Dragón ya se habrá establecido en nuestro propio país. Ya ahora muchos poderosos se autocensuran en Occidente respecto a ese País de las Maravillas. Los peones pueden decir lo que quieran. Pero las fichas grandes del tablero hace ya algún tiempo que saben que el Partido castiga dentro y fuera de sus fronteras.

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Ayer vi un detalladísimo vídeo acerca de cómo la vida en China ha cambiado en los últimos siete años. La gente aquí no lo sabe, pero la vida en esa nación ha cambiado radicalmente. Antes de Xi Jinping, China evolucionaba a mejor, año tras año. Desde hace siete años, la dictadura se va volviendo más y más férrea, e inculcando (de forma nada sutil) el odio al extranjero occidental.

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Por favor, de ningún modo, estoy abogando ni por el odio ni por la guerra. Pero si los jefes de Estado fueran hombres con moralidad, hace mucho que habrían tomado una serie de medidas evidentes. Pero, al final, será lo que tiene que ser. China será el martillo, la hoz, el flagelo. Un diluvio de sangre y fuego a la medida de la Babel actual. Un castigo a la medida de nuestro pecado. Y como en la película Pactar con el Diablo (Devil´s Advocate), Al Pacino (Milton) nos dirá histriónicamente: “¡Pero si te lo advertí mil veces!”.
         --Es tu mujer. Está enferma. Todo el mundo lo entenderá.
         Y el otro insiste en que lo único que le dolerá es no perdonarse a sí mismo, etc., etc.
         Sí, lo mejor del agujero en el que nos estamos metiendo es que descendemos paso a paso con plena consciencia hasta el día en que nosotros mismos nos pongamos las cadenas y le entreguemos las llaves al torturador con la esperanza de que la buena conducta haga que nos trate un poco mejor.

martes, junio 30, 2020

Unos minutos antes de ir al locutorio



Ahora voy a visitar a una carmelita que profesó hace unos pocos días. En cuanto acabe de escribir estas líneas, me trasladaré al convento bajo un sol de justicia. El sol del verano a las cinco de la tarde. La sotana no me da nada de calor (por los materiales y su amplitud), pero sí por su color negro.
Dentro del locutorio se está fresquito. Hay un silencio perfecto. 

Entrar en la conversación con esa carmelita, indudablemente, supone entrar en otro mundo. El convento está a unos diez minutos de distancia, pero está en otra dimensión: la dimensión de la divinización perfecta. Durante el rato de la conversación, entraré en contacto, me asomaré, a un alma que está en el campo de lo angélico, que vive en el Misterio de Dios.

Ya acaba el lunes


Hoy he tenido una conversación telefónica con un amigo. Por supuesto ha sido una llamada de dos horas: 1 hora, 58 minutos y 19 segundos para ser exactos. Dos horas de ondas atravesando el entero Atlántico de un lado a otro: él en Washington D.C. y yo en Alcalá.

Mi amigo es una de las pocas personas con las que puedo pensar en voz alta. La confianza que tengo en él es máxima. No muy grande, sino máxima, total. Hablamos de todos los temas, desde los más personales a los más abstractos. Es una pena que no sea cómodo hablar por teléfono tres personas, su esposa (a la que conozco) seguro que sería una aportación grandísima.

El gran tema del que hemos hablado, como siempre, es de los ángeles. También hemos comentado de algunas cosas de detalle de la novela que estoy escribiendo. Sus sugerencias son para mí muy valiosas. Mi amigo tiene un trabajo sobre asuntos prácticos (no diré más), pero su gran interés es la teología filosófica.

En novela, esta tarde, Pablo ha regresado a Tarso (en su tercer viaje) y visita a su familia por última vez. En la comida, me he comprado un queso camembert que es uno de mis favoritos. Pero que tengo prohibido, me lo he prohibido a mí mismo, porque me lo como en pocos días.
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Os recomiendo, otra vez, el sermón 173, titulado "El amor de Dios es incondicional":

domingo, junio 28, 2020

Pablo caminando en mi libro



Continúo con la aventura (literaria) de ayer. En mi novela, ya tenía acabado el largo episodio respecto a la genealogía de Jesús. Un asunto que había planeado que fuera mencionado en media página, esa era mi idea original, se había complicado hasta ocupar más de seis o siete páginas.

Para llegar a mis conclusiones, había tenido que leer muchísimos artículos. Todos ellos interesantes porque (aunque esos artículos no lo mencionaran) Pablo estaba por medio: como mínimo presente en Antioquía; como máximo, ayudando a Lucas en su evangelio.

Pues, cuando ya todo lo creía acabado, me llama por teléfono una amiga supernumeraria: “Jesús es de la tribu de Judá. (Eso lo deja clarísimo san Pablo en la Carta a los hebreos.) ¿Entonces, por qué la prima de María es de la tribu de Leví?”.

Miro el Evangelio de Lucas, capítulo 1, y, efectivamente, se dice bien claro que tanto Zacarías como ella son de esa tribu. ¡Se especifica por separado la ascendencia levítica de ambos!

No es que la prima de María se casara con un levita, es que el Evangelio ocupa un renglón en especificar esa ascendencia.

Un asunto que, en mi novela creía zanjado, se reabría. Después de leer y reflexionar, lo veo claro: hubo un matrimonio mixto entre tribus. Probablemente, tres o cuatro generaciones antes de Jesús. Matrimonio mixto que afectó solo a una rama genealógica de María.

Ayer, como os podéis imaginar, solo me interesaba leer acerca de matrimonios mixtos tribales en Israel. Felicité a mi querida amiga por haberse apercibido de un detalle tan pequeño en las Escrituras. Detalle que a los lectores actuales tal vez les parezca sin importancia, pero que fue de gran interés para Pablo. Ya que este tema genealógico tiene su importancia para él y para los judíos que leían los evangelios. Para la mayor parte de los lectores actuales, las genealogías son algo que se saltan por aburridas y sin interés. Pero eso no era así para los judíos cristianos, Pablo incluido. Y menos todavía si estuvo implicado en dar consejos a Lucas.