Bueno, ayer hubo
comentarios muy buenos, tanto por graciosos (como el de los quesos y el racionalismo)
como por profundidad metiéndose en el tema en serio. Vaya por delante que una
reforma del sistema judicial deben hacerla los expertos.
Mi conocimiento del funcionamiento concreto de los tribunales es pobre. Pero en
lo que todos coincidimos es en que el procedimiento no funciona bien: el
sistema es lento, caro y desigual. Dejando claro, por tanto, que hablo con
humildad y a sabiendas de que puedo equivocarme y mucho, me atrevo a dar mi
opinión.
En este caso, después de
darle vueltas y vueltas, veo que mi idea previa (la que yo tenía) coincide con
la de Cosmicón.
Me explico, la reforma
que propongo no le quitaría a nadie el derecho a pagarse los abogados que
quisiera por caros que fueran, tampoco se le quitaría el derecho a usar el
sistema actual frente al que voy a decir. La reforma consistiría en añadir otra
vía, sin quitar la que hay. Para ahorrar palabras, al sistema actual vamos a
llamarle sistema parcializado (de parcelas) y al que propongo sistema
concentrado.
Del mismo modo que hoy
día tenemos jueces y fiscales que han obtenido (en España) sus puestos de un
modo justo y neutral, también podría pasar eso con los abogados. En esto, hemos
llegado a la misa conclusión, Cosmicón.
La persona que pone una
demanda se entrevistaría con un experto neutral (un funcionario judicial) que
examinaría el caso por vía rápida y de palabra. El interesado pagaría una tasa,
por ejemplo, de 50 euros que revertirán en el sostenimiento del sistema
judicial. El funcionario le preguntaría qué pruebas tiene o puede llegar a
tener, con qué testigos cuenta, etc. Sobrevolando el caso le ofrecería su
sincera opinión. Es decir, si eso tiene visos de poder ser probado o no en el
tribunal, cuánto podría obtener como reparación, qué datos tendría que intentar
recopilar para que su demanda prosperara.
En esa conversación, el
ciudadano se haría una idea realista, no recibiría (como hasta ahora) una
opinión interesada, una opinión del que cobra. La gente se queja mucho de los
funcionarios, pero en el sistema actual el abogado es parte interesada, y no
precisamente a favor del que le paga: parte interesada en seguir cobrando. Ahora viene la parte obvia, pero que siempre hay que
repetir a los pobrecitos: Ya sé que hay magníficos y honestos abogados,
lo sé, no tengo la menor duda. Pero de lo otro hay y mucho.
En esa mera conversación
de media hora con el consejero, se vería (en muchos casos) si aquello tiene o
no fundamento, si vale o no vale pena seguir adelante. Y se lo diría con toda
honestidad. Ojo, todo el mundo cree tener razón, pero no siempre vale la pena
seguir adelante con un proceso judicial. Todo ciudadano tendrá derecho a seguir
adelante, pero bien informado.
Si el demandante sigue
adelante, se entraría en un proceso de naturaleza eminentemente oral en el que
las pruebas y testimonios que hubieran de recogerse estarían a cargo de un
cuerpo de investigadores independientes dependientes del juzgado.
Con este sistema se
intentaría que un cuerpo de funcionarios recogiera todo el material de una sola
vez, normalmente de una sola vez, y se llegaría a una conclusión. En unos
casos, bastaría un investigador; en otros casos, dos o tres.
El sistema concentrado buscaría,
ante todo la agilidad. Menor papeleo y mayor rapidez.
Por supuesto que uno
siempre podría elegir el sistema de ahora, parcializado. Y, por supuesto, aquellos
casos (que son poquísimos) en los que estén involucrados campos como la
libertad de expresión o ser una víctima del Estado tendrían una protección especial,
sea por el sistema actual o el propuesto. Y recuerdo que el demandante siempre
podría escoger con cuál de los dos procedimientos desea que se juzgue su
demanda.
Por supuesto, que el
sistema concentrado no sirve en países corruptos, salvo que el Ejecutivo se
empeñe en crear una isla de honradez.
Es cierto que el sistema
concentrado se presta a corruptelas y que debería, por tanto, ser continuamente
auditado y vigilado. Pero el sistema actual no es que se preste a corruptelas,
es ya un sistema que no funciona bien, eso es una realidad, no una posibilidad.
Por último, sé que varios
de los elementos que he dicho están presentes en el actual sistema: la
investigación judicial previa, los jueces de paz, etc. En realidad, no digo
nada realmente nuevo. Pero lo cierto es que el sistema, de hecho, no funciona
bien. Los elementos están, pero no funcionan. Los expertos son los que deberán,
algún día, reformar el sistema.