Nunca he
sabido que chiste fue contado, pero realmente debió ser bueno de verdad.
Como me
gustaría que hubiera armonía entre los humanos. Como sacerdotes, nos llegan
todos los problemas. Y constatamos lo difícil es mantener buenas relaciones con
los parientes, con los jefes, con los compañeros de trabajo. Hasta la Biblia
está repleta de crónicas de esas malas relaciones. Incluso eso pasa con el
sacerdote y el obispo, el obispo y el arzobispo, Viganó y el Papa, la
conferencia episcopal alemana con la conferencia episcopal polaca.
No hay
recetas mágicas. En los cuentos, todo se arregla con una varita mágica o algo
similar. Pero Schreck y sus muchas secuelas nos han enseñado mucho acerca del
matrimonio y los suegros. El fueron felices y comieron perdices no es lo más
normal en nuestra época, tampoco parece que, en tiempos pretéritos, ataran
perros con longanizas.
Los únicos
que se han llevado bien, siempre y sin excepción, han sido los huevos fritos
con el chorizo, y las fresas con la nata. Hasta los Beatles se separaron; hasta
Hitler y Mussolini se separaron, aunque por causas mayores.