De la Colección Dumbo pasé a Don Miki. Siempre leía
durante la merienda. Como solo tenía un tebeo a la semana, leía y releía. El problema
era que lo memorizaba con memoria fotográfica. Memorizar era un efecto
inevitable que, en ese momento, hubiera deseado evitar.
Don Miki convivió con todos los productos de la
Editorial Bruguera. Nunca fui entusiasta de Zipi y Zape. Por lo que sea me
parecía un poco soso todas sus travesuras. Con la Colección Dumbo y Don Miki
viajaba, veía nuevos lugares. Zipi y Zape siempre estaban en su casa. Me
gustaban las grandes aventuras, no las travesuras de dos hermanos.
Tampoco fui entusiasta del Capitán Trueno. Yo era muy
niño y prefería aventuras más irreales, más infantiles. Mortadelo y Filemón sí
que me gustaban, aunque menos que Don Miki.
El Botones Sacarino, Trece Rue del Percebe, Superlópez... con qué emoción llegaba a casa con mi tebeo en la mano. Me faltaba tiempo para llegar y cuanto antes empezar. Las aventuras del tío Gilito eran mis favoritas.