Como ya dije, tras dos días partimos hacia la región
de la Capadocia, concretamente aterrizamos en la ciudad de Nevsehir. En el
avión debía ir algún político importante. Porque después que todo el mundo se
bajó del avión, salió de la primera clase alguien rodeado de muchos sujetos muy
bien vestidos y acompañados de varios policías que les escoltaban.
Desde allí fuimos en autobús a la zona donde hubo
monasterios rupestres en Göreme. Una zona amplia en la que hubo muchos monjes.
Vimos varios de sus comedores para una veintena de religiosos; sus almacenes; y
estancias vacías y más estancias. Pero sus pequeñas capillas resultaron
impresionantes. Eran pequeñas, no cabían en ellas más allá de unas quince
personas, pero eran de las cosas más bonitas que he visto nunca. Casi todas ya
desprovistas de cualquier pintura. Pero, aun vacías y desnudas, se respiraba el
ambiente monástico que debió inundarlas. Todas ellas con sus tres ábsides, con
sus pequeños altares de base cuadrada, con sus separaciones entre el
presbiterio y el resto de la capilla. Yo estaba fascinado.
Al salir de una de ellas, me di un golpe en la cabeza
con el marco de la puerta, bastante baja. El golpe se escuchó de forma
tremenda. Pensé que me podía haber provocado alguna hemorragia interna,
incluso. Todos me invitaron a que me sentara Me preguntaron si estaba mareado.
Pero el dolor se pasó en menos de un minuto. El golpe había sido fortísimo,
pero no me dolía la cabeza.
Seguirá mañana.