viernes, junio 28, 2013

El indulto de la madre (Segunda Parte).

Un banco en su cámara acorazada protege una fortuna. La Ley preserva la el gran tesoro que es la Justicia. Tesoro éste más valioso que cualquier fortuna. Entre otras cosas porque cualquier fortuna sin Justicia, se puede perder en un día. Y así, porque ese tesoro es de valor incalculable, la cámara donde se custodia debe ser hermética. Nadie excepto el personal autorizado debe ser capaz de poner las manos sobre la Justicia.

En el post de ayer, entre defender a una pobre mujer o defender a la Justicia, he decidido defender a la Justicia. Y no me arrepiento lo más mínimo.

Primero sucumbió en nuestra sociedad el concepto de Verdad. Ahora, por un proceso lógico e inevitable, le toca a la Justicia.

La legislación no debe ser dura con esa mujer. Ni dura, ni blanda. La legislación es. Tiene que limitarse a ser. La Ley es la razón. Si la Ley comienza a sentenciar con el corazón, haremos de la Ley un melodrama, un melodrama primero, una tragedia después. No se hacen agujeros en la administración de la Justicia, sin pagar un precio después. Toda decisión tiene sus consecuencias. Y manipular la Justicia tiene consecuencias amargas siempre.


Lo que se propone ahora al Gobierno pidiendo el indulto es violar la Justicia dentro de la Ley.