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En el post de ayer,
entre defender a una pobre mujer o defender a la Justicia, he decidido defender
a la Justicia. Y no me arrepiento lo más mínimo.
Primero sucumbió en
nuestra sociedad el concepto de Verdad. Ahora, por un proceso lógico e
inevitable, le toca a la Justicia.
La legislación no debe
ser dura con esa mujer. Ni dura, ni blanda. La legislación es. Tiene que
limitarse a ser. La Ley es la razón. Si la Ley comienza a sentenciar con el
corazón, haremos de la Ley un melodrama, un melodrama primero, una tragedia
después. No se hacen agujeros en la administración de la Justicia, sin pagar un
precio después. Toda decisión tiene sus consecuencias. Y manipular la Justicia
tiene consecuencias amargas siempre.
Lo que se propone
ahora al Gobierno pidiendo el indulto es violar la Justicia dentro de la Ley.