martes, junio 30, 2020

Unos minutos antes de ir al locutorio



Ahora voy a visitar a una carmelita que profesó hace unos pocos días. En cuanto acabe de escribir estas líneas, me trasladaré al convento bajo un sol de justicia. El sol del verano a las cinco de la tarde. La sotana no me da nada de calor (por los materiales y su amplitud), pero sí por su color negro.
Dentro del locutorio se está fresquito. Hay un silencio perfecto. 

Entrar en la conversación con esa carmelita, indudablemente, supone entrar en otro mundo. El convento está a unos diez minutos de distancia, pero está en otra dimensión: la dimensión de la divinización perfecta. Durante el rato de la conversación, entraré en contacto, me asomaré, a un alma que está en el campo de lo angélico, que vive en el Misterio de Dios.

Ya acaba el lunes


Hoy he tenido una conversación telefónica con un amigo. Por supuesto ha sido una llamada de dos horas: 1 hora, 58 minutos y 19 segundos para ser exactos. Dos horas de ondas atravesando el entero Atlántico de un lado a otro: él en Washington D.C. y yo en Alcalá.

Mi amigo es una de las pocas personas con las que puedo pensar en voz alta. La confianza que tengo en él es máxima. No muy grande, sino máxima, total. Hablamos de todos los temas, desde los más personales a los más abstractos. Es una pena que no sea cómodo hablar por teléfono tres personas, su esposa (a la que conozco) seguro que sería una aportación grandísima.

El gran tema del que hemos hablado, como siempre, es de los ángeles. También hemos comentado de algunas cosas de detalle de la novela que estoy escribiendo. Sus sugerencias son para mí muy valiosas. Mi amigo tiene un trabajo sobre asuntos prácticos (no diré más), pero su gran interés es la teología filosófica.

En novela, esta tarde, Pablo ha regresado a Tarso (en su tercer viaje) y visita a su familia por última vez. En la comida, me he comprado un queso camembert que es uno de mis favoritos. Pero que tengo prohibido, me lo he prohibido a mí mismo, porque me lo como en pocos días.
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Os recomiendo, otra vez, el sermón 173, titulado "El amor de Dios es incondicional":

domingo, junio 28, 2020

Pablo caminando en mi libro



Continúo con la aventura (literaria) de ayer. En mi novela, ya tenía acabado el largo episodio respecto a la genealogía de Jesús. Un asunto que había planeado que fuera mencionado en media página, esa era mi idea original, se había complicado hasta ocupar más de seis o siete páginas.

Para llegar a mis conclusiones, había tenido que leer muchísimos artículos. Todos ellos interesantes porque (aunque esos artículos no lo mencionaran) Pablo estaba por medio: como mínimo presente en Antioquía; como máximo, ayudando a Lucas en su evangelio.

Pues, cuando ya todo lo creía acabado, me llama por teléfono una amiga supernumeraria: “Jesús es de la tribu de Judá. (Eso lo deja clarísimo san Pablo en la Carta a los hebreos.) ¿Entonces, por qué la prima de María es de la tribu de Leví?”.

Miro el Evangelio de Lucas, capítulo 1, y, efectivamente, se dice bien claro que tanto Zacarías como ella son de esa tribu. ¡Se especifica por separado la ascendencia levítica de ambos!

No es que la prima de María se casara con un levita, es que el Evangelio ocupa un renglón en especificar esa ascendencia.

Un asunto que, en mi novela creía zanjado, se reabría. Después de leer y reflexionar, lo veo claro: hubo un matrimonio mixto entre tribus. Probablemente, tres o cuatro generaciones antes de Jesús. Matrimonio mixto que afectó solo a una rama genealógica de María.

Ayer, como os podéis imaginar, solo me interesaba leer acerca de matrimonios mixtos tribales en Israel. Felicité a mi querida amiga por haberse apercibido de un detalle tan pequeño en las Escrituras. Detalle que a los lectores actuales tal vez les parezca sin importancia, pero que fue de gran interés para Pablo. Ya que este tema genealógico tiene su importancia para él y para los judíos que leían los evangelios. Para la mayor parte de los lectores actuales, las genealogías son algo que se saltan por aburridas y sin interés. Pero eso no era así para los judíos cristianos, Pablo incluido. Y menos todavía si estuvo implicado en dar consejos a Lucas.

sábado, junio 27, 2020

El libro que discurre por sus propios cauces



La parte de la genealogía de Jesús es uno de los temas que toco en mi novela sobre san Pablo. Para nada pensaba tocar este asunto en una biografía sobre el apóstol.

Ahora bien, me encontré con que el Evangelio de Mateo fue escrito en vida de Pablo. Y, sin ningún género de duda, llegó a Antioquía pronto. Si vemos todo el tiempo que pasó Pablo en esa ciudad entre sus viajes, era inevitable describir la escena de la llegada de ese evangelio de Mateo. Si a eso añadimos que el Evangelio de Lucas, con bastante certeza, fue escrito en la ciudad de Antioquía, resultaba inevitable no hablar de la redacción de la obra lucana.

Así que me vi obligado a hablar de la redacción de una obra y de la llegada de otra. Era imposible no hacerlo. No podía hablar de mil cosas y no decir algo, un poco, de esos dos hechos: la redacción y la recepción.

Pero hablar de la recepción, suponía que nada más abrir el libro mateano se encontraban con la genealogía. La cual, a primera vista, sin darle muchas vueltas, no coincidía con la genealogía lucana.

En mi novela, tuve que dar una explicación. Alguien dirá que me fui por las ramas, pero ese fue uno de los grandes hechos de esos años. No solo eso, Pablo estaba allí y Pablo era (o iba a ser) el gran escritor cristiano de su generación. ¿Podía el apóstol no ocuparse del asunto?

O replanteando la pregunta: Si el mayor teólogo cristiano de la época, era ya obispo, ¿podía desentenderse de esa cuestión que salta a la vista en la primera página?

Evidentemente, no. Sin duda, seguro, Pablo habló de este asunto con los ancianos de la ciudad.

Así que, como veis, lo uno llevó a lo otro. Pues bien, esa parte de la novela acerca de la genealogía estaba acabada, bien rematada y totalmente revisada en mi novela sobre san Pablo, cuando hoy recibí una llamada telefónica de una supernumeraria del Opus Dei. (Mañana seguirá.)

viernes, junio 26, 2020

7 consejos fortenianos para escritores



Consejo nº 1: Querido pardillo, debes entender que el mundo editorial es mucho más cruel que cualquier cosa que hayas visto en El Padrino I, II y III. La policía no parece haber descubierto que en este ramo se derrame sangre.

Consejo nº 2: Crees que eres el mejor escritor del mundo y que todo lo que sale de tus dedos es oro. Y no seré yo el que te saque de tu error.

Consejo nº 3: Triunfar en literatura es cuestión de trabajo y perseverancia. Me encantan los sádicos que afirman y hasta enseñan este tipo de cosas.

Consejo nº 4: Según el último censo, hay cuatro escritores por cada tres lectores. “Cómo escribir una novela” es el género literario más vendido durante los últimos años. Pagar a los lectores que queden por ahí parece el método más rápido y sensato para llegar al mismo fin.

Consejo nº 5: Otros escritores te darán consejos acerca del uso de adverbios o del modo de enfocar una descripción, te dirán esto y lo otro sobre la inspiración. Para ser un buen escritor lo mejor es una relación amorosa (no necesariamente larga) con el director de la editorial.

Consejo nº 6: Vargas Llosa hablaba de que en esto consiste la autenticidad o sinceridad del novelista: en aceptar sus propios demonios y en servirlos a la medida de sus fuerzas. Yo creo que se refería mi consejo nº 5.

Consejo nº 7: “Mis diez consejos para escritores novatos”. “Cómo acabar una novela en seis meses”. “Cuatro consejos para escribir una novela histórica”. “Diez lecciones de X para acabar una novela que atraiga”. Ja, ja, ja. Mejor sería que los escritores se coaligaran para hacer una expedición a la caza de los lectores que todavía queden sueltos por algún paraje. Aconsejo usar, sin contemplaciones, el arpón.

Nota final: En Shakespeare in love el barquero que lleva al dramaturgo le dice al final de su trayecto: Maese Shakespeare, aunque no lo crea yo también soy escritor

La gracia que me hizo esa escena. Sí, el carnicero, el cartero, el exterminador de plagas, el que te arregla la lavadora, al cabo de un rato, te confiesan con una sonrisa de confidencia: “No lo creerá, pero escribo”. Yo siempre les digo lo mismo: “Pues lea, hombre, lea”.

—¿Cree, usted, que es escribir es una pérdida de tiempo? –me preguntan indignados.
—En su caso, no lo dude.

jueves, junio 25, 2020

De las últimas cosas que dijo Jesús en lo alto de la Cruz: una variación



La cuestión de los últimos días tiene su interés. En la Palabra de Dios todo tiene un sentido, todo tiene una enseñanza. Si hay una variación, debemos preguntarnos por qué Dios quiso que quedara para siempre esa variación. El Autor quiso la variación.

En mi opinión, no es para enseñarnos que Jesús hablaba arameo: pues eso ya queda claro por la segunda parte del versículo. Sino para que quedara testimonio de la libertad con que los historiadores escribían en la época, todos, también los evangelistas.

Desde luego, según la critica textual, sin la menor duda, las palabras literales fueron: Eloi, Eloi... Lo que hace Mateo es una traducción. ¿Pero por qué? ¿Por qué solo la primera parte del versículo? ¿Por qué si es tan parecido al hebreo, las hebraiza? Francamente, no lo sé.

A este asunto le he dado mil vueltas, he leído infinidad de artículos. Y la única explicación que se me ocurre es que Mateo no hace ningún esfuerzo por traducir, él lo escribe tal cual se decía en el arameo común palestinense, aunque Jesús lo dijera con una variante local aramea.

Eso respondería a los interrogantes que ha planteado la palabra Eloi en los conocedores del arameo y que no acaba de cuadrarles.

Jesús hablaba con variantes locales en las palabras, con acento regional, con giros gramaticales nazarenos. Yo que he hablado el baturro en mi niñez conozco ese tipo de cambios respecto al castellano normativo. El baturro era una versión dialectal del castellano. Por poner un ejemplo (en este caso real de mi niñez), es como si Marcos dijera que Fortea dijo: No tajunto. Y Mateo dijera: No te ajunto. Tantas veces dije la primera expresión para significar que no era ya amigo de algún niño. Podría poner muchísimos más ejemplos. Es un cambio totalmente similar al que hablamos: Eloi y Elí.

miércoles, junio 24, 2020

Palabras de Jesús



En la foto, he puesto el texto griego de la Septuaginta del salmo que cita Jesús. En rojo están las palabras: "Eloí, Eloí...".
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He leído vuestros comentarios y con estas líneas solo quiero añadir, no corregir. Aunque sí que hago mención de la especial profundidad del comentario de Lux. Este comentarista ha llamado la atención de algo muy interesante: que Mateo mezcla hebreo con arameo.
El post de ayer lo que prueba es que Jesús hablaba arameo. Porque, incluso en la Cruz, al citar el salmo ¡no lo cita en hebreo!

Es cierto que, después, Mateo hebreizará el comienzo de la cita. Pero como disponemos del texto de Marcos, sabemos que lo que, en realidad, dijo es Eloí, Eloí. La diferencia es pequeña, pero “Eloí” no es hebreo.

Y lo que sigue, con más claridad, no es hebreo: sabajtani en vez de azavtani. No es una errata mía, es una J en vez de una C, en el texto canónico.

Bueno, ayer solo pretendí, como curiosidad, que nos fijáramos en esta divergencia, que no contradicción. La cual muestra, una vez más, que la lengua que hablaba Jesús no era hebreo, ni siquiera cuando cita un versículo de un salmo.

Pero esta divergencia pone de manifiesto, el modo en el que los evangelistas escribieron el texto. Mateo, teniendo delante las notas sueltas (que después serían el texto de Marcos), no tiene problema en hebraizar el comienzo del salmo. Si el Espíritu Santo no hubiera intervenido, cuántas más cosas hubieran sido “adaptadas”. Pero es que así se escribía la historia en esa época. Y esta divergencia es ejemplo de ello.

Y Mateo no hace ese cambio para que se entienda mejor, porque lo que sigue del versículo es ya totalmente arameo. Así que Dios aquí ha querido dejar otro testimonio, otro, de como ellos, pobrecillos, hicieron las cosas lo mejor que pudieron, pero con una mentalidad muy distinta a la de ahora: y de ahí las divergencias.

Lo admirable es que al poner los sinópticos, uno al lado del otro, veamos las divergencias y ninguna contradicción. Y el caso de hoy es un buen ejemplo.

martes, junio 23, 2020

Camaradas, ¡a los versículos!



Como aquí hay lectores muy amantes de los retos, hoy voy a exponer una cuestión bíblica interesante, si no apasionante. Marcos (Mc 15, 34) escribió que las palabras de Jesús en la Cruz fueron:

Eloi, Eloi, lama sabajzani.

Mateo (Mt 27, 46) escribió que sus palabras fueron:

Eli, Eli, lama sabajzani.

Añadamos que el texto hebreo de ese salmo dice así.

Eli eli lama azavtani.

Ahora bien, todos sabemos que Jesús hablaba arameo. La antiquísima versión aramea del salmo en el Targum dice así:

Eli elahi metul ma shabaktani.

Yo me he limitado a plantear la cuestión. Ahora es momento de escuchar a los comentaristas.

lunes, junio 22, 2020

Camaradas, a las barricadas... a las barricadas de los mosaicos





Ayer tuve una amable discusión con una persona que me decía que Jesús enseñó que no llamáramos a nadie “padre”.

Le expliqué que eso había que entenderlo según el espíritu, no como un mandato según la letra. La letra de ese mandato de Jesús era según el sentido. De lo contrario, no podríamos llamar “padre” a nuestro padre.

Y si podíamos llamar “padre” a nuestro padre en la familia carnal, ¿por qué no a nuestro padre en la familia espiritual? Pues san Pablo dice:

Pues, aunque hayáis tenido diez mil pedagogos en Cristo, no habéis tenido muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, os engendré en Cristo Jesús (I Corintios 4, 15).

Nosotros, los católicos, tenemos, además de la Biblia, padres espirituales. Porque somos una familia espiritual, pero verdadera familia. No somos un grupo de gente lectores de la Biblia, somos una familia. Así que en una verdadera familia, lo lógico es llamar “padre” al que ejerce esa función.

A ese hombre le dije que si él no tenía un padre espiritual en la tierra, le creía. Pero nosotros tenemos padres y obispos. Y en esta familia también hay una Madre en los cielos.

Sé que en la tradición de algunos se nos echa en cara llamar “padre” a un sacerdote. Pero, entonces, tampoco se podría llamar a nadie “bueno”.
"Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios" (Marcos 10, 18).

Aires nuevos en la parroquia

Reunión de catequistas de la parroquia


 El nuevo joven párroco para el próximo curso.


domingo, junio 21, 2020

Pensamientos acerca del nuevo orden mundial



Si os fijáis, “nuevo orden mundial” es una expresión que no uso nunca. La razón es que, aunque ya se ha implantado una nueva mentalidad en nuestras sociedades del siglo XXI, no se ha implantado todavía un nuevo orden internacional.

La nueva mentalidad lleva años calando en los intelectuales, en los medios de comunicación y en los políticos. Solo en los últimos años hemos visto como imponía sus tesis en el ámbito legal, restringiendo la libertad, llevando a los tribunales por delitos de opinión. Por supuesto que esta restricción de derechos se lleva a cabo en nombre de la libertad. Cada nueva restricción se realiza para ampliar la libertad o para defenderla.

Cada ataque, por supuesto, se realiza bajo la bandera de la defensa. Se subvierte, completamente, el concepto de ataque y defensa. El agredido se convierte en agresor en el discurso de esta nueva mentalidad. Esta dinámica, por supuesto, no tiene final.

Pero el cambio de mentalidad y las primeras leyes de este tipo no conforman un nuevo orden mundial. Sería erróneo afirmar tal cosa. Una cosa es la mentalidad; y otra, el orden social. Ciertamente, esta nueva dictadura de las ideas conllevará una dictadura social, en el futuro. Pero ese nuevo orden todavía no se ha implantado. Sin duda, llegará, pero el orden actual es el antiguo.

Cuando, entre la élite, triunfaron las ideas de la Ilustración, se tardó todavía tiempo en que eso cristalizara en un nuevo orden social. En la época de Voltaire, todavía existía el antiguo orden. Un tiempo después la nueva mentalidad sí que creó un nuevo orden social. Lo mismo pasa ahora. No dudo de que ese nuevo orden llegará, pero ahora mismo no se puede hablar de que vivimos en un nuevo orden.

Todos sabemos que la nueva dictadura que se implantará en las democracias occidentales lo hará en nombre del antifascismo, siempre tendrá en su boca las palabras “respeto” y “tolerancia”. Se enviará a prisión en nombre de la libertad.

Resulta un hecho indudable que la mayor de vídeos sobre el nuevo orden mundial que se pueden encontrar en Youtube son fantasías de dieciochoañeros que creen que el mundo se puede dominar con planes que parecen sacados de una película del Dr. Maligno.

No tendría mayor trascendencia esa abundancia de vídeos fantasiosos si no fuera porque un pequeño tanto por cierto de católicos y evangélicos se los están creyendo. Conviene recapitular la situación actual para recobrar una cierta visión sensata de las cosas:
—ahora mismo no hay un nuevo orden mundial fruto de una conspiración
—prácticamente todas las teorías de la conspiración son falsas

Tampoco me atrevo a afirmar rotundamente que todas son falsas. Una mentalidad racional no puede descartar que haya alguna verdadera que yo, desde luego, no conozco.

Los pastores deben centrarse en el anuncio del Reino. Debemos anunciar la Buena Nueva, no dedicarnos a ser pregoneros de teorías. Con la excusa de querer defender el Evangelio, no podemos caer en el vicio de predicar algo que no sea el Evangelio.

¿Hay que advertir a los fieles? Aquello de lo que hay que advertirles ya está contenido en la Palabra de Dios. Si predicamos acerca de las Escrituras, allí están todas las advertencias. Pero si pienso que debo concretar en el ahora las advertencias bíblicas, fácilmente me puedo encontrar predicando un mensaje humano y solo humano. Pensamos que los demás se equivocaron al caminar en unas laderas tan resbaladizas, pero que yo no lo haré. El mero hecho de caminar por esas laderas ya resulta una insensatez.

En la Palabra de Dios, ya está expresado lo que hay que afirmar, lo que hay que negar, acerca de lo que hay que advertir. Las Escrituras son expresión: y expresión también de la negación.

La predicación, ante todo, es afirmación. Es más fácil de lo que parece creerse en un apóstol de los últimos tiempos y llegar a la convicción de que yo debo predicar lo que otros callan. Olvidando, así, que puedo acabar predicando un contenido completamente personal, humano, falible. Hay una diferencia radical con el que predica una síntesis personal, sí, de la lectura y meditación de la Biblia. Pero una síntesis personal de que escucha y se somete a esas Escrituras. En ese caso, la predicación será humana, pero embebida de lo Divino. Será, por supuesto, una predicación falible, pero con el deseo de transmitir un mensaje que proviene del Infalible.

Una predicación humana y mala puede estar repleta de versículos de la Biblia. Una predicación acerca de lo Divino puede ser una síntesis completamente personal en la que no se mencione ni un solo versículo de la Biblia.

sábado, junio 20, 2020

El olor del queso cuesta, pero con perseverancia y métodos tradicionales (y sostenibles) se lo damos


Cuando ir al dentista no era algo tan frío y aséptico como ahora


Cuando saltarse el confinamiento se castigaba con más severidad que ahora


El Rostro de Elohim


Pongo estas imágenes para dejar constancia de cómo me imagino el rostro de Cristo. Poner un rostro a la Persona Encarnada a la que hablo siempre me pareció algo que me ayudaba mucho.



Estas dos figuras reflejan, exactamente, cómo me imagino yo ese rostro. Mejor que cualquier pintura detallista sobre óleo.




Es curioso, siempre las estatuas que más devoción me han dado han sido las figuras blancas del Sagrado Corazón. A la Virgen María me la imagino con un rostro alargado, parecido al de su Hijo. Parecido ya que, al fin y al cabo, eran madre e hijo.

En el modo de representar el rostro de Jesús y María, veo, afortunadamente, pocas veces una visión muy humana de esas figuras. O, mejor dicho, más que "muy humana", deberíamos decir muy "poco divina". Menos mal que los tiempos de Jesús Superstar ya pasaron.

viernes, junio 19, 2020

L'âge d'espoir, o como dicen los alemanes "Hoffnung"



Hoy ha muerto Carlos Ruiz Zafón. En la noticia, no puedo dejar de ver un recuerdo de mi propia futura muerte. La noticia me ha impactado. Ha sido algo certero, ha hecho diana.

En parte, porque tenía mi edad, cuatro años más. En parte, porque cuando despegó como autor era la época en la que yo lo intentaba con todas mis fuerzas. Su nombre era el nombre de un status deseado, su nombre era el de una cima. Sus portadas en los escaparates...

Nunca le leí, fiel a mi propósito de no emplear mi tiempo más que en leer lo mejor de lo mejor y solo eso. Nunca lo leí solo porque nadie me lo recomendó, solo por eso.

Cuando lo envidiaba, no sabía que envidiaba la caducidad. Pero, superviviente, no estoy seguro ni libre. La noticia de hoy es un recuerdo de mi propia caducidad.

Adiós, quedan tus libros. ¿Por cuánto tiempo la llama de tus lámparas seguirá titilando? ¿Y mis lámparas? A veces, en treinta años, la arena del desierto ya cubre nuestros libros. La arena del olvido. El desierto es implacable. También esas arenas cubrirán cada fotograma de Youtube.

Pensando en esa implacabilidad, con el recuerdo de la fugacidad, os comunico que hoy he publicado en Biblioteca Forteniana un pequeño opúsculo. Se titula Claustro Sixtino. He recogido y mejorado mis textos sobre el edificio para el cónclave –bien lo conocéis— así como el tipo de templo de la Pasión del Señor.
https://drive.google.com/file/d/1Fbqcmoz_NUJz-mMkYUuChOmgMDIIQSP4/view?usp=sharing

Una obra menor. Menor en tamaño, en pretensiones, en esperanzas. Mi vida como escritor no renuncia a estas obras menores que son el paisaje de mi pensamiento, de mis ilusiones. Todos esos libros arquitectónicos son un paisaje de mi vida, un relato de mis viajes.

Mis cinco obras mayores (toda una vida) son solo cinco. Sus títulos los podéis leer en otro opúsculo titulado Cómo orientarse en la obra del padre Fortea. En medio de tanta liana y de tanto helecho, ese opúsculo resulta no una obra de vanidad, sino de necesidad.

A veces, me siento como una gallina ponedora de libros. Cuántas veces he escuchado eso del escritor con pánico ante la hoja en blanco. Como dijo un personaje de Borges: Nunca he conocido el miedo. Me encomendaré a la intercesión de Zafón. Entre escritores... seguro que me ayudará. Es curioso, un cónclave y la verdad: son dos cosas en íntima relación. ¿Cómo es que soy el primero en considerar que un acto así (junto a las arenas del olvido) merece una construcción monumental? Quizá mis libros están llamados a eclosionar en otra época. Quizá mis libros están llamados a dormitar, no como larvas, sino solo como huevos: vivos, pero siempre clausurados en su membrana.

Zafón, te envidio. Su saga tenía 15 millones de ejemplares vendidos. Pediré su intercesión. Quizá me hubiera ido mejor hacer novenas a premios Nobel muertos que a fundadores de órdenes religiosas. Los permios Nobel se sorprenden de que alguien se acuerde fuera del ámbito del archivo de una biblioteca. Son muy agradecidos.

En fin, acabo con una cita de Arthur Conan Doyle: Once you eliminate the impossible, whatever remains, no matter how improbable, must be the truth.

jueves, junio 18, 2020

Blog de arquitectura del padre Fortea


Nuestras ciudades crecen y crecen, pero podrían hacerse cosas tan bellas. Y eso que hemos superado el colmo de la fealdad, esa edad dorada de los marxistas occidentales que fueron los años 70 y 80. Aun así estamos muy lejos de la belleza que tuvieron las ciudades y las aldeas en siglos pasados. Unas épocas en las que podía haber graves lacras sociales, pero las poblaciones, en conjunto, eran bellas. Aunque los neoanarquistas siguen dando la matraca en que en esa época todo era muy feo. Hasta las montañas eran feas en la Edad Media.

Hoy pongo algunas fotos preciosas, originales, ideas nuevas. Nuestras ciudades crecen y crecen, pero podrían hacerse cosas tan bonitas; pero no, se siguen construyendo edificios tan anodinos. 


Hoy pongo algunas fotos preciosas, originales, ideas nuevas.



Esta foto de abajo es una idea para un rascacielos. No digo que me entusiasme, así, en estado puro. Pero es una idea nueva, algo que debe repensarse y tal vez rehacerse.



Esto, aunque parezca mentira, es una abertura para la ventilación de una estación en Liverpool. La belleza hasta en los más pequeños detalles.



Esto es de una iglesia en Tulsa, Estados Unidos. Yo estuve en Tulsa. Aunque, ahora mismo, de esta no me acuerdo. Elon te lo repito: Nadie quiere ir al espacio. Lo que la gente quiere es visitar iglesias.



Esto está claro que es una iglesia, pero no tengo más datos. Afortunadamente, las cosas más bellas en arquitectura han sido levantadas para honrar a Dios. Si algún día hago un templo estará lleno de detalles así. Solo necesito 1000 millones de euros o de dólares.



Post Data: Pues no, por muy claro que lo creyera tener, la última foto es de un hotel en Amsterdan. Daniel de Buenos Aires me ha corregido, con toda razón. El Hotel Amrath.

miércoles, junio 17, 2020

Honrando a Dios con la arquitectura



Perdonad, hoy toca otro post-fantasía un poco aburrido. (O muy aburrido.) Además, del peor tipo: el post arquitectónico. (¡Mamma mía! Preparaos.) Sigo adelante. (Tras la petición de perdón, a perpetrar.)

¿Os acordáis de la Iglesia de la Pasión de Cristo? Esa idea que os expuse. Pues ayer se me ocurrió que se podría hacer algo parecido con la Virgen María. Es decir, un templo de planta cuadrada, dividido en nueve capillas, en el que en cada una hubiera un símbolo, solo uno, de la Santísima Madre de Jesús.

En uno se podría exponer una bellísima flor que fuese una impresionante alhaja que fuese símbolo de la Virgen: un lirio, una azucena. Algo que fuera una predicación en sí misma. Una predicación material, tangible.

En otra capilla, podría haber una bellísima pila bautismal que fuera símbolo de María como pozo de la gracia. Pila en la que se harían bautismos.

Por supuesto, en una capilla, solo en una, habría una impresionante imagen de la Virgen. Esta estaría al final del recorrido, porque también esta iglesia estaría pensada como recorrido, como itinerario, como romería de veneración.

En la capilla central, estaría una reproducción de la Casa de Loreto. En una de las salas interiores, se situaría el sagrario del templo. Habría asientos alrededor de esta réplica de la Casa de Loreto para que, cuando se llenase el interior, la gente pudiera hacer su oración alrededor de ella. La casa se transformaría así en una especie de segundo sagrario de piedra que contiene el interior metálico.

Leeré en la sección de comentarios qué otras cosas podrían colocarse en un templo de esta naturaleza: un templo para la Virgen.

También se me ha ocurrido que este segundo templo podría construirse al lado del Templo de la Pasión de Cristo, porque María siempre estuvo junto a su hijo desde que nació. Cada templo sería de planta cuadrada, pienso en algo similar a la Lonja de Zaragoza; y se podrían colocar uno al lado del otro. Dejando entre los dos un espacio cuadrado para crear un claustro. En medio del prado central habría un árbol, como símbolo del árbol de la Vida.

En fin, espero que me sugiráis más ideas para este afán de erigir templos que sean conceptos nuevos para este siglo XXI.

Post Data: Querido señor Munsk, sé que le hacía ilusión lo de una empresa privada para ir al espacio. Pero, en realidad, la gente no quiere ir al espacio. El espacio es aburrido, vacío, negro y no hay nada parecido a Star Wars o Galáctica. Se parece más al Desierto de los Monegros. Lo que en realidad la gente quiere es peregrinar a templos como el que le he descrito y que cuestan una cuarta parte de su alocado e insensato proyecto espacial.

martes, junio 16, 2020

Cuando saltarse el confinamiento, se penaba con más mano dura



En este vídeo-documental se observan con detalle cosas tales como qué se hacía para fregar los platos antes de la invención del lavaplatos, cómo era el trabajo en las minas o el regreso a casa antes de los taxis:



lunes, junio 15, 2020

Cambiando estatuas de sitio; algunas, al fondo del mar



Ahora, algunos, proponen quitar la estatua de Colón de Barcelona. No me imaginé que esa afición antiestatuaria cruzase el Atlántico. Se comienza quitando a Colón del puerto y se acaba por quitar a Abrahán del Prado.

Como esta es una batalla perdida, yo propongo colocar un gran pájaro dodo en el lugar que ahora ocupa Colón para disfrute de las palomas. Reconozcámoslo, Colón allí, tan arriba, se ha vuelto invisible. Un pájaro dodo que a 9:00, las 12:00 y las 15:00 agitara las alas e hiciera algún graznido sería una novedad; lo cual, en esa columna, ya sería algo.

También podríamos poner a Mel Gibson. Pero considero que tengo más posibilidades con el pájaro dodo.

Pero yo dejaría a Colón donde está. Lo que hizo con los pájaros dodos no estuvo bien, como tampoco estuvo bien lo que hizo la inquisición española con los bisontes.

Pero hay que mirar hacia delante. Los bisontes ya no están, los pájaros dodos dejaron de volar, pero la historia sigue adelante.

domingo, junio 14, 2020

Le cinema religiouse


Ya he comentado hasta la saciedad el poco ingenio que hay en las películas religiosas actuales. Y eso que me refiero a las “mejores”: Pablo, Resucitado y tal. Su poco ingenio resulta colosal y épico.

Por el contrario, aunque haya pecado en ellas (y hasta a veces hagan apología del pecado) qué grandiosos son otros títulos del cine no-religioso. Es que uno no se cansa de examinar hasta qué punto algunas de ellas son obras de arte. Hoy, tras el almuerzo, he escuchado el denso, trágico “Hindi Sad Diamonds” de Moulin Rouge.

Esa pista de la banda sonora es de un barroquismo sonoro supremo (ya no se puede ir más allá), repleta de infinidad de efectos electrónicos tanto meramente sonoros como armónicos. Pero, más allá de eso, lo que impresiona es el perfecto acoplamiento entre esa música y la historia. Esa música es la síntesis del momento al que ha llegado la historia. Y, al mismo tiempo, forma parte de la historia como un elemento necesario.

La película Pablo no la pude ver más allá de cinco minutos, y aún creo que fui excesivamente generoso. En el año 2001, pagué gustoso dos veces la entrada en el cine para volver a ver Moulin Rouge.

Hoy he leído un artículo acerca de cómo esta obra de arte que es ese musical puede ser entendido como el mito de Orfeo y Eurídice. Impresionante. No es buscar tres pies al gato, el mismo director y el coguionista eran conscientes de poder entender el ambiente del cabaret como una especie de Hades.

Pablo tuvo un presupuesto de 5 millones de dólares. La Pasión tuvo 30 millones. (La Pasión ha sido nuestra única alegría en este capítulo del cine religioso. Mel, vuelve!!!). Moulin Rouge (2001) tuvo 52 millones. Es decir, solo gastaron nueve dólares más donde los otros gastaron uno. Y si quitamos el sueldo de las grandísimas estrellas que participaron en el musical, la proporción se reduce todavía más.

Pienso que algún peso pesado del Vaticano tendría que intervenir para favorecer, impulsar, hacer algo. Está claro que la industria del cine religioso por sí misma no sale de este marasmo. 

Marasmo: 
Suspensiónparalizacióninmovilidaden lo moral o en lo físico.

Lo ideal sería que la industria saliese por sí misma, pero ya no tiene sentido esperar otros cincuenta años. Lo del Vaticano no me hace nada feliz, pero ¿hay alguna otra posibilidad? Como no venga un Julio II del VII arte...

Post Data: Santidad, me atrevo a dirigirme a Su Santidad no por razones dogmáticas ni eclesiásticas, sino cinematográficas...

sábado, junio 13, 2020

Así están las cosas


Última radiografía de mis pulmones. No me queda claro si son buenas o malas noticias.



Mi mesa de trabajo en verano. Trabajando fresquito se me ocurren más cosas sobre san Pablo, aunque él pasó mucho calor.



Desde luego, se nota cuando me madre ha pasado una temporada por mi cocina.



¡Mamá! ¿Dónde has puesto los calcetines?




La lucha de mi madre contra el colesterol.