Como ya os
dije estoy inmerso en las correcciones de mi novela. Una de las cosas que he
tenido que revisar son todos los nombres de individuos romanos. Os voy a
compartir esta cosa porque os va a resultar curiosa.
Veréis, el praenomen
solo se usaba en la más estricta intimidad. Cuando a uno le preguntaban el
nombre, uno respondía con el nombre de la gens: Antistio, Aselio,
Cosinio o Cluentio. De hecho, ni siquiera sabemos cual era el nombre de pila de
Poncio Pilato. Poncio era el nombre de su gens. El cognomen
era la rama dentro de esa gens, en su caso Pilato.
Pues bien, he
tenido que revisar todos los nombres de mi libro porque cada gens tenía
sus propios cognomina. Por ejemplo, la gens Caninia tenía las
ramas Rebila, Galla, Satria, Salustia y otras. Mientras que otra gens
tenía otras ramas.
Es decir, los
cognomina no eran intercambiables; cada árbol familiar tenía los suyos. Para
complicar más la cosa, hay que ver si ese cognomen existía en la época de san
Pablo. Porque algunas ramas de la gens aparecieron siglos después. Para
complicar más las cosas también estaban los agnomina, los cambios por
adopción (bastante usuales) y otras cosas; porque sí, había más cosas.
Como veis, este
sistema para nada tiene que ver con el nombre y dos apellidos que tenemos
nosotros. Se trata de un sistema completamente distinto. A esto hay que añadir
que las mujeres seguían otro sistema distinto. Los esclavos y libertos tenían reglas
diversas a las que he dicho. Los bárbaros que romanizaban su nombre, otras
reglas. Y podría seguir con la lista de excepciones.
Aunque os
debo confesar que cuanto más me sumergía en estas reglas y normas, más
disfrutaba.
El nombre oficial
del emperador Nerón fue en latín: Nero Claudius Caesar Augustus Germanicus.
Lo de germánico le viene porque
era el sobrenombre del emperador Claudio. Título de honra que había recibido el
padre de Claudio (por sus campañas) y que el hijo decidió mantener en su
nombre.