Ayer tuve una
interesante conversación con un amigo acerca del sistema judicial
estadounidense y el español. Me parece evidente que el sistema español es no
solo mejor que el del otro lado del Atlántico, sino sustancialmente mejor.
Aunque en los
dos países veamos un juez presidiendo y un fiscal y un abogado, los mecanismos
de funcionamiento son muy diversos. Resulta muy interesante que pequeños
cambios en el modo de proceder produzcan resultados tan distintos.
El sistema en
Estados Unidos está radicalmente maleado por varias razones. Una de ellas son
los incentivos que tiene un fiscal para lograr condenas; ahora entendemos por
qué, en las películas, los fiscales se enfadan tanto cuando pierden y por qué
quieren, a toda costa, que el acusado sea condenado.
En Estados
Unidos el juez allí solo garantiza un juicio justo, no es un juez instructor.
Con lo cual, la policía tiene un poder absoluto. Las sentencias del mismo
sistema judicial han demostrado hasta qué punto el sistema policial ha abusado
reiteradamente de ese poder. En España, al principio, se parte de la
investigación de la policía. Pero tanto el fiscal como el juez son figuras
independientes que pueden, a su vez, investigar si lo creen conveniente. Y son
muchas las veces las que intervienen en la investigación en marcha.
Las diferencias
podrían seguir formando una no corta lista. Pero también el sistema en que
trabajan los abogados es distinto respecto a España. Y, de nuevo, el sistema
norteamericano ofrece peores resultados. El sistema incentiva que un abogado no
quiera tomar la defensa de casos en los que la victoria sea difícil. Los abogados
de oficio allí son los peores de todo el gremio. En España, los abogados de
oficio son competentes. El juez no va a echar una mano al acusado si el abogado
lo hace mal. En España el juez busca la verdad (no es un mero juez de garantías),
con lo cual, ayudará al acusado si la línea del abogado es muy equivocada.
¿Cómo le ayudará? Por ejemplo, sugiriendo que busque tal o cual información que
resultaría muy útil para la defensa de su cliente si la logra encontrar.
Y a eso hay
que añadir que el Tribunal Supremo de Estados Unidos, entre otras cosas,
resuelve los conflictos entre tribunales de apelación. Son varios juristas de ese
país que han repetido la importancia de que el Tribunal Supremo esté dividido
en salas, es decir, en secciones especializadas; como, por ejemplo, lo está en
España. Ese pequeño cambio es muy importante y redunda en beneficio de todos. Pero
se alega que la Constitución habla solo de un tribunal supremo, es decir,
de un tribunal único; razón por la que, hasta ahora, tal reforma se ha rechazado.
En fin, este
es un recorrido sucinto, pero la lista es más larga. Incluido el aberrante modo
de elegir a algunos jueces y fiscales: por votación del pueblo en unas
elecciones.
La justicia
se hace en nombre del Pueblo, pero no por el Pueblo. La democracia debe garantizar
la justicia, pero la justicia NO es democrática.