Un lector de
Estados Unidos me ha enviado unas profundísimas reflexiones. Le he estado dando
vueltas a sus aportaciones. Es cierto que el por Cristo de la doxología
puede tiene una razón más profunda que la de la Redención, que fue la primera
que pensé, la que tenía en mente cuando escribí el primer post.
Es verdad que
hay una relación ontológica intratrinitaria entre el Padre y el Hijo que tiene
que reflejarse en la revelación del Misterio de los misterios.
Es cierto también
que, sin Encarnación, podría haber perdón si así Dios lo determinaba, pero hubiera
sido más difícil la divinización, la santificación llevada a las más altas
cumbres.
También
resulta fascinante, como me señalaba él, que Dios es libre, pero Dios siempre
hace lo que más conviene porque es Perfecto. En ese sentido, la Voluntad Divina
se mueve por unos cauces de necesidad, en cuanto que no va a realizar lo imperfecto,
pudiendo hacer lo perfecto. Dios no tiene voluntad, Dios es Voluntad.