Como parece
que es un tema que os interesa, os voy a seguir dando algunas notas de cómo
será el nuevo orden. Por supuesto que no he tenido ninguna revelación sobre el
tema, ni me baso en ninguna, así que lo que digo no pasa de ser una opinión.
El nuevo
orden será internacional, pero no logrará implantarse
en todo el mundo. En el Apocalipsis, se dice cómo la Bestia intenta conquistar
el mundo. Pero es en ese proceso cuando se produce la Batalla del Armagedón.
Así que podemos decir de un modo lato que ser un orden mundial, en el
sentido de que estará muy extendido.
El nuevo orden
no puede ser masónico. La masonería
misma ya no se aclara, realmente, qué es. Es un esquema de ideas completamente
trasnochado. Ni el Poder está ya en sus miembros ni tienen unidad de acción.
Otra cosa distinta es que apareciera, en el próximo decenio, algún tipo de
nueva sociedad secreta. Pero a la masonería la veo imposible de reflotar.
El nuevo
fascismo que supondrá el nuevo orden por supuesto que será rabiosamente antifascista. Claramente, tendrá un
espíritu de izquierdas, libertario, antisistema. Para eso la población ahora es
tierra fértil. Sería imposible que una ideología de extrema derecha ahora
creciera en Europa o Latinoamérica. Cualquier nueva ideología que quiera prosperar
tendrá que unir a los descontentos en una nueva labor fundacional de la
sociedad. Y los descontentos son los que han quedado al margen de la economía. Esos
pobres parados que malviven con ayudas ahora son un peso para la economía. El día
que se organicen en un partido y se entusiasmen, el día que sean entusiasmados,
ellos tomarán el Poder.
Para eso se
necesita más pobreza. Cuántos más sean los descontentos, más posibilidades
habrá de hacerse con los congresos de distintos países.
El bolivarianismo
es un ejemplo perfecto. Se hizo con mando en varios países. Y con voluntad de
no soltar ese mando bajo ningún concepto, aunque no lo lograra en Perú o
Ecuador. Pero no olvidemos que el bolivarianismo, en su máxima extensión,
comenzó a pagar partidos en varios países.
El nuevo
orden europeo tendrá semejanzas, estoy seguro, con el bolivarianismo, pero será
de cuño europeo. Probablemente, desarrolle una estética propia. El bolivarianismo
ni tuvo estética ni tuvo ideólogos. También le faltó un líder carismático.
Chávez agarró el Poder con sus manazas, pero nunca fue carismático. Tuvo adhesiones,
tuvo apoyos, pero no fue el líder al que las masas siguen hipnotizadas.
Por supuesto
que el nuevo orden defenderá los nuevos
valores. Y llevará a los obispos a los tribunales. La Iglesia, todos los
cristianos y todos los creyentes en un Único Dios que tiene unos mandamientos
basados en la Ley Natural ocuparán el lugar que los judíos para el nazismo. La persecución
será igualitaria, no solo contra la Iglesia Católica. Aquellas confesiones que acaten
los Nuevos Valores no tendrán ningún problema con el Estado. La persecución
comenzará por algunos individuos, considerados extremistas. E irá subiendo poco
a poco hasta ser una persecución generalizada. Pero será poco inteligente
perseguir a todos a la vez. Las leyes afectarán a individuos. Cada vez a más.
El nuevo orden
planteará una reforma de la economía mundial. Cierto que esto es algo necesario. Pero esta reforma se
organizará desde la típica improvisación bolivariana. Será muy difícil que el
nuevo orden sea una gran obra de economistas. La presión de los descontentos,
la necesidad de ser populista, hará que la reforma sea una inmensa suma de
parches. No conozco ningún caso de populismo que haya realizado una buena
reforma integral de la economía de una nación.
Un populismo
internacionalista nunca es fruto de conjuras de
millonarios, esta es una de las cosas que
continuamente se nos intenta inculcar. Los millonarios siempre, en todas las
épocas, han ido a lo mismo: hacer más dinero. Ahora, como siempre, los
millonarios están desideologizados. Después, se unirán a lo que sea, como han
hecho en todo el siglo XX. Un nuevo orden internacional tiene que surgir como
fruto del entusiasmo popular, como una ola incontenible que arrastra las
barreras del viejo orden. Eso es totalmente distinto a una conjura de salón
entre unos cuantos millonarios. Ese tipo de conjuras sirven para poner a otro
dictador o para derribar un partido en el Poder. Pero a la población no se le
entusiasma desde ese tipo de salones situados en mansiones. Puedo poner varios
ejemplos de cómo surgieron nuevos órdenes en el siglo XX: siempre fueron olas
populares entusiasmadas por un líder carismático.
La tecnología
no crea el nuevo orden. Los que no saben creen que el nuevo orden
se basa en microchips, códigos de barras y hasta vacunas (ja, ja, ja). Un nuevo
orden se basa en el entusiasmo popular por una nueva ideología. La tecnología
servirá al nuevo orden, pero no crea ese orden. El nuevo orden debe tener una
contenido, los chips no lo dan.