Hoy todo son malas
noticias. Primero la báscula, esa enemiga. ¿De donde han salido esos 700 gramos
de superávit en la cuenta del saldo? Ya este resultado me ha amargado mucho más
que cualquier resultado putiniano en el referéndum del Dombás y Lugansk.
Ciertamente, hoy la
báscula me ha impresionado mucho más que el apaga y vámonos de Vladimir “Kamizake”
Putin. Pero para impresiones con susto, y os aseguro que no bromeo, la peor ha sido
cuando hoy he visto la cara que tiene Berlusconi actualmente. No os pongo
ninguna foto porque pensaréis que está editada. He visto momias de la IV
dinastía con un aspecto mucho más natural que el de Silvio. La cantidad de mosquitos
que deben haber muerto, intoxicados por bótox, al intentar saciar su sed sobre
esa tez.
No hay ningún versículo
de la Biblia que prohíba ir al cirujano estético; ni el más mínimo versículo
del Levítico lo prohíbe. Ahora bien, el sentido común indica que más allá de
cierta cantidad de bótox la cara se acaba convirtiendo en una máscara.