viernes, julio 21, 2023

Retirando honores

 

El post de ayer vino motivado por la noticia de que se le retiraba un doctorado honoris causa a Rupnik. Esta noticia llovía sobre mojado. Ya me había enterado de que al famoso artista le habían retirado un encargo en firme que ya tenía. Y la de otras suspensiones de obras que no nos habremos enterado.

Todas estas “cosas” muestran el catetismo artístico de los que le encargaban los mosaicos. Los que toman esas decisiones no deben saber mucho de la vida privada de Leonardo o de Miguel Ángel. A ver si nos enteramos: que una cosa es la vida espiritual y otra la capacidad artística.

¿Acaso no conocía yo la tormentosa vida sentimental y etílica de Richard Burton cuando interpretó a santo Thomas Becket? Hizo una interpretación memorable, dio vida y personalidad al personaje.

Por el lado opuesto, ¿acaso no sabía yo la bondad de la vida de ciertas personas de España que hicieron cierta película religiosa? Sí, eran muy buenos, pero la película era un desastre.

Sí, a veces el hombre recto es un mal artista (estoy pensando en un nombre en concreto); y el fauno es un gran artista.

Algunos deben pensar que los que erigieron las formidables catedrales góticas eran varones de vida angélica, y que por eso salieron tan bonitas.

No voy a dar nombres, pero pienso en cierto “clérigo” que le hizo un encargo a Rupnik. Estoy seguro de que ahora ya no sabe si su obra es bonita o no lo es, si le ayuda a orar o no le ayuda. Ese clérigo es el tipo de persona que le enseñas un cuadro y si le preguntas si le parece bonito, te dirá que no puede contestar hasta saber quién lo ha pintado. ¿Ese tal siente alguna duda cuando reza los salmos de David y Salomón?

Si contemplara la obra de un gran pecador, grandísimo, que hiciera grandiosas obras a la gloria de Dios, pues alabaría al Señor que otorga sus dones a quien quiere.