domingo, julio 16, 2023

Un interesante caso moral planteado en El Padrino II

 

He leído todos vuestros comentarios a la cuestión que planteé ayer. Voy primero con la respuesta del experto de Derecho Canónico. El cual me dijo que el caso se juzgaría bajo dos criterios:

la proporcionalidad

la doctrina moral sobre el tiranicidio

Cuando le hice la pregunta, yo no tenía nada clara la respuesta a la cuestión; pero, al escucharle, todo quedó claro.

Proporcionalidad: Sería ilícito que el acto de defensa fuese la muerte si la cantidad pedida es moderada. Por muy injusto que sea ese “robo”, no se puede matar por una cantidad pequeña. Ahora bien, si un matón me exige la mitad de mis beneficios y no tengo la menor duda de que no hacerlo significa mi muerte, entonces sí que estamos ante un caso claro de legítima defensa ante una amenaza que se va a prolongar durante años.

Tiranicidio: La teología ofrece abundantes ejemplos de santos teólogos que argumentaron a favor de ese tipo de acción, aunque otros autores argumentaron que había que someterse fuese cual fuese el régimen de abusos. Hoy en día esta segunda postura no tiene defensores: todo tiene un límite. El derecho a la propia defensa es un verdadero derecho.

Así que creo que queda clara la respuesta de la razón frente al abuso de un matón mafioso. Pero repito que la certeza ante la propia muerte debería estar fuera de toda duda, así como la imposibilidad de acudir a una autoridad superior.

Por otra parte, una acción se realiza para obtener un bien. Si resulta claro que un jefe mafioso va a ser sustituido por su lugarteniente, no sería lícito hacer un acto tan grave cuando no va suponer mejora alguna.

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Carlos, en su comentario, escribía algo que creo que es lo que haría un santo:

Lo único que se puede hacer es vender todo y huir de esa ciudad. Dejarle la justicia a Dios que tarde o temprano llega. Tampoco me veo con mis manos manchadas de sangre bajo ninguna circunstancia que no sea defender a mi familia de un peligro inmediato. O incluso porque no, en defensa de una persona vulnerable e inocente si está en mi poder liberarla de las garras de alguien que atenta contra su vida.

Me parece que da en el clavo. Es decir, yo he respondido a la pregunta de lo que es lícito; pero al leer su frase “tampoco me veo con mis manos manchadas de sangre”, entendí que eso es lo santo.

Como es lógico, hay casos en que, incluso el hombre más santo, puede verse abocado a tener que defender a otros con la medida más extrema que es el derramamiento de la sangre del prójimo. Hasta la justicia humana (tan atada a la letra de la ley) reconoce este supremo derecho. Ya hablé aquí de la película La Amistad.

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En el maravilloso discurso de John Quincy Adams ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos, en 1841, en el final de esa película, el expresidente y abogado de los prisioneros acaba con un “dadnos el coraje para hacer lo que es correcto. Y si eso significa la guerra civil, que venga la guerra civil”.

https://www.youtube.com/watch?v=B_YYf8Z4b3Q

Sí, hacer lo correcto, lo recto, lo lícito, puede significar no solo la muerte de don Fanucci, sino tener que llevar a cabo toda una guerra con cientos de miles de muertos.

Lo recto es lo recto. Y eso no lo cambiará ninguna ley de censura, ningún presidente de izquierdas, ninguna manifestación de feministas ultras. Lo recto es lo recto.

El veredicto de Dios, ¡el de Dios!, es el que realmente importa.

https://www.youtube.com/watch?v=WzCgOrQn0GM

La muerte es horrible, el derramamiento de sangre repugna al Padre de todos, pero a veces la familia de Abel debe tomar la espada y gritar: ¡Nunca nos rendiremos!

https://www.youtube.com/watch?v=CXIrnU7Y_RU