sábado, septiembre 30, 2023

Hacia dónde va todo un continente


La imagen de Bukele entrando en el parlamento con los militares ya nos lo dijo todo. No había nada más que explicar. Todo estaba claro.

Ayer escuché un análisis acerca de los resultados de Bukele en su lucha contra el crimen en El Salvador. El análisis era muy crítico con el mandatario y sus resultados. 

Este asunto es de gran relevancia, pues son varios los políticos de otros países de Hispanoamérica que han anunciado en sus discursos que quieren seguir ese camino. Sería terrible que más países siguieran la estela de Bukele, terrible pero inevitable. El autoritarismo es una tentación que traerá espantosas consecuencias. ¿Quién no conoce el final de este experimento mil veces realizado con idénticos resultados?

A la cuestión teórica de si se pueden aprobar poderes especiales para poder luchar contra una situación excepcional, la respuesta es sí. Pero a condición de que hay una institución independiente, neutral (políticamente hablando), razonable que pueda tanto prorrogar esos poderes como retirarlos.

Todas las constituciones del mundo regulan esos estados de excepción. Ahora bien, siempre es el congreso el encargado de poner fin a ese autoritarismo. El problema es que el partido del presidente puede tener amplia mayoría en esa cámara.

La solución está en que haya una institución independiente. Si el senado es por elección popular, la misma mayoría del congreso, antes o después, se trasladará al senado. Este sistema no sirve. Se ha demostrado ineficaz. Constituye una falsa barrera, una falsa cadena.

En mi constitución de regular esos poderes especiales se encarga el senado, a condición de que el senado nunca sea por elección popular, si no que se constituya por otros caminos. En mi La decadencia de las columnas jónicas explico cómo haría yo para que el senado fuera representación del Estado y no de la voluntad popular. El congreso debe ser representación de la voluntad popular, del pueblo soberano. El senado debe ser representación del Estado, de sus instituciones, del sistema democrático más allá de las banderías políticas. El congreso siempre ha sido y será una cámara política. El senado debe ser neutral, totalmente ajeno a los intereses de cada partido.

El Ejército, las fuerzas de seguridad, deberían ser formadas como regla fundamental que el congreso escoge al presidente, pero que las fuerzas de seguridad (en caso de colisión de voluntades) están al servicio de la constitución.

Por eso es tan importante que el senado, en mi sistema, sea colegial, evitando que se erija un líder mediático: para así dejar claro que no es la lucha entre un hombre (el presidente del gobierno) y otro hombre (el presidente del senado o algo similar).

Pero esto sería en un sistema ideal. En la actualidad, hay que evitar a toda costa que comiencen a derribarse las libertades democráticas alegando que se vive una situación de excepción.

Cierto que muchos países viven situaciones inadmisibles de violencia, de pobreza, de corrupción institucional; pero perder la libertad que les quede siempre tendrá como resultado algo peor que la situación que se quiere remediar.

Desgraciadamente, Hispanoamérica va por ese errado camino. Lo que ahora se entrega tan alegremente (la libertad) después costará mucho recuperarlo. Hay sangre por la violencia, eso es indudable; pero, a menudo, habrá que pagar mucha más sangre para recuperar la democracia.