sábado, septiembre 09, 2023

La enfermedad sigue su curso

 

El último día hice algunas reflexiones acerca de la amnistía (en el ordenamiento jurídico español) desde un punto de vista meramente legal. Hoy me gustaría ir al fondo de la cuestión.

Toda democracia se basa en el Estado de Derecho. Sin el imperio de la ley, ni hay democracia ni libertad.

En una democracia, todo indulto, toda amnistía, supone dar mazazos contra los pilares que sostienen ese imperio de la ley. A lo largo de la historia, todo aquel que se ha propuesto derribar esos pilares lo ha hecho en nombre de la libertad, de la justicia social, o para restablecer el orden público. El camino hacia la dictadura está enlosado de preciosas intenciones.

Lo que nos propone nuestro presidente Sánchez (aunque él no lo haya verbalizado todavía) es un atentado sin precedentes contra el sistema de contenciones legales que preserva nuestra libertad. Si se produce este atentado, otro pilar sería derribado. Y el número de pilares es limitado.

Hay una relación directa entre amnistía y el camino hacia un régimen autoritario. ¿Por qué no se cae en la dictadura, automáticamente, tras una amnistía? Pues porque se necesita derribar cierto número de pilares esenciales. Hasta entonces, el edificio sigue manteniéndose en pie, por más que cruja y aparezcan grietas. Pero entre la suspensión del imperio de la Ley y un presidencialismo autoritario hay una relación directa.

Si alguien piensa que es posible hacer esta trampa, esta manipulación, sin ningún coste para democracia, está equivocado. Después de una ley de amnistía todos seremos menos libres, porque se habrá fraguado, a la vista de todos, otra violación de la división de poderes. No, no una ley así no supondrá una destrucción definitiva del Estado de Derecho, pero la influencia de este seísmo constitucional resquebrajará la confianza en la ley por parte de los jueces y de los servicios de seguridad del Estado.

Se producirá una sustitución de la ley por la voluntad. Una sustitución de la racionalidad (la ley es expresión de la racionalidad) por los intereses personales: yo quiero seguir en el poder.

¿Qué precio estoy dispuesto a pagar por seguir en el poder? Si la respuesta es la violación de la justicia, esa persona no merece ser presidente. En ese caso, aunque se haga con todos los requisitos legales, lo que quebrantaría no sería la ley, sino la misma esencia de la justicia.

Con verdad, podría afirmar el culpable: “No he quebrantado una ley, sino la confianza en la entera justicia”.

Los indultos se han ido dando de forma escandalosa año tras año, después han venido de leyes crecientemente irracionales, ahora viene la amnistía. ¿Qué vendrá después? Sin duda, el aumento del poder presidencial, el derribo de los muros legales que contienen al poder ejecutivo.

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La belleza y nobleza de la justicia y la ley, frente a la voluntad del gobernante:

https://www.youtube.com/watch?v=PDBiLT3LASk

En español para los que lo prefieran:

https://www.youtube.com/watch?v=cKuk9kJv41A