He puesto esta foto como
ejemplo excelente de cómo puede ser la cátedra de un obispo en su catedral.
Para mí una catedra
óptima debe tener varias características. Una de ellas es no parecer un trono. Hay
una diferencia entre la pompa mundana de un trono y la nobleza sagrada de una
sede episcopal. La segunda característica, que deriva de la primera, es que una
cátedra no debe ser un asiento opulento. Hay que huir de los dorados, del oro
en general, de los materiales costosos, y centrarse en la madera o la piedra.
Lujo y ostentación frente a nobleza sacra, que siempre es sencillez.
La foto que he puesto me
gusta mucho, pero yo añadiría algunas inscripciones. En la parte trasera del
respaldo se podrían ir colocando escudos en relieve de los obispos precedentes, escudos de un palmo de longitud como máximo o mejor medio palmo.
Uno al lado del otro, alterándolos con los lemas de cada obispo colocados en
listones paralelos. Tres escudos y tres lemas, así hasta llenar todo el
respaldo. Después se podría continuar con los paneles laterales. Así la sede
simbolizaría esa continuidad, esa comunión con los predecesores. Una vez que se
llenara el espacio ya se quedaría así.
Un consejo a los obispos:
Un escudo queda precioso en los documentos. Es un elemento que ennoblece un
documento. Hasta estoy a favor de que algunos (documentos solemnísimos) lleven
un sello en lacre, a efectos meramente estéticos. Ahora bien, aconsejo no poner
el escudo en ningún lugar más.
El escudo es símbolo de autoridad, los documentos son expresión de esa potestad de jurisdicción. Pero en los templos, en las casullas, en todas partes, debe resplandecer Dios no el propio yo. Un escudo queda bien en un sepulcro. También se puede colocar en una catedral una obra de arte que muestre los escudos y los lemas episcopales. Pero salvo muy pocas excepciones, es mejor que el yo quede oculto frente a la gloria de Dios.
No aconsejo poner escudos en casullas ni en nada directamente
relacionado con el culto. Quedan perfectos en un documento, en un sepulcro, en
la cátedra o en una pared de la catedral los de todos los obispos.
Tampoco me gusta cuando
se coloca el escudo en lo más alto de la cátedra o sobre la cátedra.
Estéticamente, no suele quedar bien. No he visto ni un solo caso en que eso dé
un resultado estético adecuado. O se hace una obra de arte o es mejor renunciar
a una fotocopia en color enmarcada. Y la obra de arte tiene sus espacios
adecuados en los que encaja bien, ya he mencionado donde está justificada esa
expresión del “yo”.
Esta de abajo es la preciosa sede
episcopal de Gerona. Una auténtica y excelente cátedra medieval. Se dice que es una réplica del trono de Carlomagno.