viernes, septiembre 22, 2023

Una vacilación catedralicia

 

Siempre he tenido la duda de si en la cátedra del obispo es preferible que solo se siente el obispo residencial; y no como se hacer ahora: es decir, que, en ausencia de este, se sienta cualquier obispo que presida una ceremonia en la catedral.

Después de años en que esta duda que me ha rondado la cabeza… Ya veis que las dudas que rondan mi cabeza nunca son muy trágicas. En cuanto a dilemas vitales, la sangre nunca llega al río. Mi mayor dilema vital, últimamente, ha sido este: si el obispo de otra diócesis convendría que se sentara en la cátedra de otro. Soy un individuo poco trágico.

…después de años, he llegado a la conclusión de que hay dos opciones:

—o que se coloque una sede digna, pero normal, delante de la cátedra para estos obispos visitantes o auxiliares

—o que se coloque una tela (muy rica y ornamentada) que recubra el respaldo y que simbolice que la cátedra no luce con todo su “esplendor”

Si se coloca la sede delante de la cátedra, el diseño del estrado ya debería tener en cuenta esta posibilidad.

En cuanto a la opción de la tela, pienso en una tela preciosa, con letras bordadas que dijeran, por ejemplo, cum permiso. Es decir, que el que se sienta allí lo hace con permiso del obispo residencial (aunque ese permiso fuera general, por ejemplo, en el caso de un auxiliar) o con permiso de la Iglesia, en el caso, por ejemplo, de un administrador apostólico o de un obispo visitante en situación de sede vacante.

Considero que la catedra posee un profundo simbolismo y que hay que hacer todo lo posible para que la cátedra luzca con todo su esplendor propio.