Pongo estas imágenes para
dejar constancia de cómo me imagino el rostro de Cristo. Poner un rostro a la Persona
Encarnada a la que hablo siempre me pareció algo que me ayudaba mucho.
Estas dos figuras
reflejan, exactamente, cómo me imagino yo ese rostro. Mejor que cualquier
pintura detallista sobre óleo.
Es curioso, siempre las estatuas
que más devoción me han dado han sido las figuras blancas del Sagrado Corazón. A la Virgen María me la imagino con un rostro alargado, parecido al de su Hijo. Parecido ya que, al fin y al cabo, eran madre e hijo.
En el modo de representar el rostro de Jesús y María, veo, afortunadamente, pocas veces una visión muy humana de esas figuras. O, mejor dicho, más que "muy humana", deberíamos decir muy "poco divina". Menos mal que los tiempos de Jesús Superstar ya pasaron.
En el modo de representar el rostro de Jesús y María, veo, afortunadamente, pocas veces una visión muy humana de esas figuras. O, mejor dicho, más que "muy humana", deberíamos decir muy "poco divina". Menos mal que los tiempos de Jesús Superstar ya pasaron.