Hoy han sido las elecciones generales en España. Pero ese
asunto ha estado completamente eclipsado (al menos, para mí) por la tremenda
sinusitis que he padecido todo el día.
La noche fatal. Me he despertado muchas veces por la
fiebre. Me fui a dormir a las 22:30 y me desperté a la 1:30 por el calor. No había
manera de dormirme. Toda la ropa me molestaba. Me fui a dormitar a un sillón y
allí estuve un par de horas. Después regresé a mi cama. La fiebre ya debía
haber bajado porque en ese momento el edredón ya no me agobiaba.
Como anécdota diré que la noche anterior me había
pasado lo mismo, pero lo gracioso es que me desperté unas siete veces a causa
de una cláusula de un contrato firmado con una editorial. Este tipo de pesadillas
solo se dan en escritores.
Hoy por la mañana fui al otorrino del hospital. Sea dicho
de paso, amabilísimo. Me dijo que, en realidad, no padecía sinusitis ya que no
había infección microbiana y tampoco había otros signos de esa patología. Me dijo
que lo que debía padecer era una congestión del seno paranasal. Lo cual, me
dijo, puede ser tan doloroso o más que una sinusitis.
El dolor que tenía en ese seno era tan intenso que no
me permitía ni leer ni ver la televisión. Solo deseaba sentarme en un sillón y amodorrarme.
Pero por la tarde (estoy seguro de que gracias a las oraciones de cierta persona)
me dejó de doler el seno. Me dejó de doler con intensidad, aunque seguía
sintiendo malestar.
Sobre las elecciones no digo nada. Ya sabéis que el
clero no nos metemos en política.
Es broma, mañana diré algo.