Primero
Estimado Alfonso: En el
blog, nunca doy consejos médicos. Pero, en este caso, y dada la sobrecarga del
sistema sanitario, me atrevo a darte estas sencillas pautas. Dile a tu hermana
que si no presenta dificultades respiratorias que se quede en casa. No hace falta
que llame a ningún número para preguntar qué hacer si no hay más situaciones
previas agravantes. Con esos síntomas que no tome ningún medicamento ni
siquiera para cortar la diarrea. Vida normal dentro de su casa. En el caso de dificultad respiratoria u opresión en el pecho o dolor en el tórax al respirar o
toser sí que hay que consultar con el médico.
Segundo
Estoy con mi novela sobre
san Pablo. Me he pasado buena parte de la mañana tratando de conciliar un pasaje
de Gálatas en que Pablo afirma que fue a Jerusalén catorce años después de la
primera visita a esa ciudad tras su conversión. ¿El Concilio de Jerusalén tuvo
lugar en el año 49 o en el 54? La respuesta a esta pregunta tiene consecuencias
grandes para responder a otras cuestiones.
Tercero
La situación en el
hospital sí que visualmente es de gran emergencia, sobre todo en la parte de
Urgencias (que en el hospital de Alcalá es grandísima, con muchas salas muy
grandes): todos van enfundados en trajes verdaderamente especiales, hay mucha actividad,
más médicos que nunca y camas en lugares de tránsito. Ahora bien, aunque visualmente,
la situación por la que pasamos es evidente, debo reconocer que el hospital en
el que estoy ha gestionado magníficamente esta pandemia. Es decir, aunque los
ingresados son tan numerosos, todo procede con orden, nadie es desatendido y
las camas se distribuyen con admirable organización por las distintas nuevas salas
habilitadas.
No se ve ninguna escena
desagradable o de nervios o de falta de médicos o material, que es lo que
siempre aparece en las películas sobre pandemias. Muy al contrario, el personal
médico está compuesto por profesionales que, sin prisas, van visitando a todos y
los van atendiendo sin que falten ni camas ni medicamentos ni nada.
Lo que impresiona es que,
de pronto, todos van totalmente cubiertos, desde la cabeza hasta los zapatos. Y
que los pasillos están desiertos, silenciosos. Por ellos solo pasea Seguridad. De
pronto, un hospital donde trabajan 4 000 personas se ha convertido en una
burbuja clausurada.
Además, la sala de espera
de Urgencias está más vacía que nunca. Eso es de agradecer para no sobrecargar
a los médicos y enfermeras. También es cierto que dentro del edificio hay
tantísimos enfermos de coronavirus que el mejor modo de contagiarse sería ir al
hospital. Por más que el personal de limpieza desinfecta, desinfecta y vuelve a
desinfectar, es una batalla continua. Si hay unas salas que deben estar
repletas de virus, esas deben ser las de Urgencias de Madrid. Pero ya más no se
puede hacer. Y el personal lo acepta y no se queja. He oído en las noticias que
han hecho pruebas al personal del Hospital de La Paz y el resultado ha sido que
la mitad del personal médico está contagiado. Además, para que sea más meritorio
su trabajo, la opinión generalizada entre los médicos a los que he preguntado
es que pasar este virus no crea inmunidad. Lo cual sería terrible. Yo no
comparto tan tristes expectativas. Aunque, como es lógico, no tengo ninguna
razón científica ni dato que ofrecer. Pero confiando en la Providencia de Dios
estoy convencido (sensación personal) de que sí que pasar la enfermedad creará
inmunidad o, al menos, en la mayoría será así. ¿Razón? Dios aprieta, pero no
ahoga.