domingo, abril 02, 2023

Domingo luminoso, primaveral, sereno

 

Domingo de Ramos. A la misa solo han venido dos personas. En este tiempo de vacaciones, casi todo el mundo se marcha se viaje. Al menos, entre los tres, hemos leído la Pasión. Los tres en el ambón, no había nadie más.

Como estamos en Semana Santa, he dado la comunión por intinción. He buscado una mezcla de vino adecuada para que al mojar la forma en el Sanguis la mancha tuviera el color lo más parecido a la sangre. El vino tinto le daba color rojo, pero tomaba más realismo con un vino muy negro, un Pedro Ximenez, además de que le daba más densidad. Al mojar el pan tan blanco, realmente tenía el color de la sangre.

Como estaba en el hospital, he grabado la procesión de Ramos en el Vaticano, y la he visto durante mi almuerzo, uniéndome a ella en la distancia.

En un control de la tercera planta, me han invitado a un bombón. Cosa que he agradecido. Que rico me ha estado.

En la segunda planta, le he preguntado a una mujer qué hacía, pues estaba trabajando afanosamente en su ordenador. Con mucha gracia me ha contestado: “¡Ayudar a aprobar a mi hijo!”. Nos hemos reído a gusto. Pero sí, allí estaba la madre haciendo el trabajo.

En otra planta tenemos un militar. A los militares ancianos, al entrar en la habitación, les saludo con un “a sus órdenes, mi comandante”. Estos soldados con edad sienten el Ejército como una vocación, aman la carrera de armas. Para ellos no es un trabajo, sienten la llamada, es todo un modo de vivir. Nunca he sentido tal vocación, pero los respeto profundamente.