sábado, febrero 11, 2023

Brincando con suspense por los prados floridos de mi subconsciente

 

Para concluir (al menos, por mi parte) todos los posts sobre mi pesadilla (es mía, de mi propiedad), diré que a veces las relaciones entre una causa y su efecto son menos aparentes de lo que uno podría penar. Eso es lo que sacamos en claro de El nombre de la rosa. El malo era el simpático vejete al que tenían que ayudarle a andar. Desde entonces, ya no me fio de los ancianitos con bastón, y mucho peor si son bibliotecarios.

Siempre me ha llamado la atención por qué casi todos los temas sobre los que más pienso, los que más ocupan mi mente, mis anhelos, lo que llevo a la oración, no es lo que aparece en la región de mis sueños. Menos mal que, yo que me dedico tanto a los monstruos, en esa región no pululan monstruos.

Allí he perdido varias veces mi coche en un aparcamiento, varias veces han aparecido obispos anglicanos. Eso sí, compañeros sacerdotes varias veces. Pero no justamente los que uno pensaría que tenían derecho a hacerlo.

Mi pesadilla me provoca tantas preguntas: ¿Qué puede causar en mi subconsciente la aparición de una narrativa en la que me duermo en el sueño? ¿Por qué la conclusión de que me he resbalado, dormido, hasta un lugar tan estrecho del que no puedo salir? ¿Por qué llego a esa conclusión pero nunca sueño el momento en que me resbalo hacia un lugar más profundo? Insisto, me resbalo, nunca sueño que caigo en ese espacio tan insólito.

Un comentarista sugirió algo inteligentísimo. Comentó que lo interesante sería hacerme consciente en el sueño. Tiene toda la razón, si sucediera eso, podría indagar, podría visualizar más elementos. Pero las más o menos veinte veces que me he hecho consciente en un sueño siempre he estado haciendo lo mismo: rezar el rosario. Y siempre me pasa lo mismo: pierdo la cuenta. Vuelvo a recomenzar, hasta que harto de perder la cuenta me hago consciente y decido dormir.

En los últimos meses recuerdo haberme hecho consciente de que soñaba porque yo mismo me decía: “¿Cómo puedo ver esto si estoy con los ojos cerrados?”. Y me percataba de que estaba en una habitación a oscuras. Pero todo ocurría en mi sueño, no abría los ojos.

El subconsciente.... esa región fascinante. No creo tener traumas ni miedos ni recuerdos dolorosísimos. Creo que todo está en paz.