lunes, marzo 13, 2023

Diez años... yo estaba rezando en la catedral cuando la sacristiana me dio la noticia

 

Diez años de pontificado del papa Francisco. No voy a hacer ningún balance. Cualquier elogio sonaría a pelotería; no sonaría a algo sincero, con toda razón. Tampoco voy a hacer una crítica: sobran criticones. Aquí todo el mundo quiere mandar. Muchos (no todos) de los que critican al papa, en el fondo lo que están queriendo decir es “yo lo haría mejor”. No todos, repito. Hay críticas constructivas, y las hay destructivas.

Pero no voy a hacer ni lo uno ni lo otro. Me voy a limitar a hacer una serie de consideraciones.

Neville Chamberlain fue criticado durísimamente por los historiadores. En los últimos años, su figura ha sido reivindicada completamente. Yo me encuentro entre los que siempre he considerado que fue el mejor primer ministro posible para tratar de evitar la tragedia que sobrevino.

¿Qué es lo que tiene hacer un obispo, o un papa? ¿Qué es gobernar bien?

Siempre que pensamos en el gobierno, tenemos en mente la firmeza, la fortaleza, la autoridad, pero no solemos recordar que el mejor gobierno es el que se ejerce en la sinodalidad.

Siempre pensamos que el gran gobernante es el que se muestra inflexible y da golpes de puño en la mesa. Justo es lo contrario. El buen gobierno es paternal, bondadoso, benigno.

Hay una relación directa entre gobierno y verdad. El gobernante sea de una nación o sea en la Iglesia tomará las decisiones en base a la verdad: la verdad de la situación, la verdad del punto final al que quiere llegar, la verdad acerca de los medios para llegar a ese punto.

También hay una relación entre gobierno y la calidad de la persona que gobierna. Según es la persona, así son sus decisiones.

Os escucho en la sección de comentarios por si queréis añadir algo sobre gobierno y papado, en general.