domingo, febrero 19, 2023

Es la típica cosa que da gusto encontrarse por un cementerio

 

Siguiendo el tema de ayer. La escritura de Benjamín Franklin es plana, insulsa. Ahora bien, ahora estoy leyendo Boves, el urogallo de Francisco Herrera Luque. Este segundo sí que es un autor con mayúsculas. Sus líneas rebosan el buen hacer de un escritor verdadero. Su pincel es agudísimo.

Estos libros y otros me los envío un comentarista del blog, y le dije que iría diciendo qué me pareció cada libro. Del insulso Hemingway ya he hablado. Pero me he retrasado en la lista de libros porque oí hablar de la novela italiana El zafarrancho aquel de Via Merulana, y claro no me podía resistir a un libro con un título tan ingenioso. Y no, el libro no defrauda. Pero he decidido acabar el magnífico libro del venezolano Luque.

Además, he leído menos últimamente porque he estado escuchando (siempre mientras hago labores de la casa) varias conferencias de la Fundación March; concretamente, la serie sobre batallas de la Antigüedad.

Hoy he puesto unas consideraciones mías, en mi canal, acerca de si es preferible enterrar o incinerar. En la televisión, durante las comidas estoy viendo la película La mejor oferta. En el desayuno he visto un poco de El cantante de jazz, una película muda de los años 20. Y ayer volví a ver el centésimo documental sobre las iglesias rupestres de Lalibela. 

La semana pasada vi buena parte de Ran. La película de Kurosava me aburrió de adolescente y me sigue aburriendo ahora. Y eso que me vi más de cinco vídeos de críticos explicando por qué es tan buena esa película, y leí otros tantos artículos. Pues lo siento mucho, me aburre. También comencé a ver Babel. La había visto hacía años. Pero he escuchado a los críticos, una y otra vez, repetir que es una de las mejores películas que hay que incluir entre las cien mejores. Disiento.