miércoles, diciembre 18, 2019

Dos fotos poco conocidas de Hitler




Uno de los libros que tenía guardados desde hacía meses o años eran las memorias (que escribió en la cárcel) Rudolph Hoss, comandante de Auschwitz. Pensé hojear esas memorias dos o tres minutos.

Me interesa mucho la psicología del Mal, es decir la mente de los jerarcas de ese Estado de Satanás que fue el III Reich. Ahora bien, los sadismos que ocurrieran en un campo de concentración no tienen para mí el menor interés intelectual. Todos tenemos una idea bastante clara de lo que ocurrió entre las alambradas de espino. No me aporta nada leer más sobre ese tema.

El libro, por lo tanto, iba a ser desechado tras un par de minutos de aburrido pasar páginas. Pero cual fue mi sorpresa al encontrar un escrito rebosante de detalles valiosos, tales como la vida familiar de ese asesino, su relación con los subordinados o el análisis de los distintos tipos de condenados. Es un libro que no reconoce su culpa, pero (salvo por ese punto) son páginas sinceras y llenas de detalles.

El libro que parecía destinado a la papelera ha pasado a ser leído desde la primera línea hasta la última. ¿Se puede ser comandante de un campo de concentración y llevar una vida normal? No, el Mal lo invade todo. Su vida familiar era mala, no tenía amigos; la relación con sus subordinados llena de desconfianza; acabado su trabajo cada día, se aislaba en sí mismo. Su felicidad personal era nula.

Mañana os contaré más detalles. Lo curioso es que, de joven, durante muchos años, pensó en hacerse sacerdote. Pero, después, abandonó sus creencias cristianas y se hizo nazi. ¡Menuda bifurcación la de ese momento de su vida!