--¿Bill, tienes algo de suelto?
Bill Gates responde:
--Forty, te temo.
..................................................
Lo que dije del templo de ayer (el templo central del Claustro Cardenalicio) puede parecer que es un exceso, que se trata de un templo irreal: una construcción habilitada para recorrer los espacios entre los techos de las capillas y la parte interna de la estructura en forma de montaña.
Bill Gates responde:
--Forty, te temo.
..................................................
Lo que dije del templo de ayer (el templo central del Claustro Cardenalicio) puede parecer que es un exceso, que se trata de un templo irreal: una construcción habilitada para recorrer los espacios entre los techos de las capillas y la parte interna de la estructura en forma de montaña.
Pero, en mis recorridos
por muchos templos, una de las partes más apasionantes suele ser la parte
superior de las bóvedas, la que está entre las bóvedas y el techo exterior. Es una
parte fasciannte del templo. Es una pena que no se pueda recorrer libremente. Y,
ciertamente, no es posible.
En el templo que
describo, esa parte sería fácil de recorrer, amplia, pero tampoco podría entrar
todo el mundo; pues se prestaría al vandalismo.
Respecto a la parte de la
estructura de la montaña (vista por dentro) como respecto a la parte de las capillas
(vistas desde esa parte), solo puedo decir que pensaba en una estética brutalista.
El brutalismo fue una corriente arquitectónica.
Mi idea puede gustar o no
gustar. Pero en una cosa todos estaremos de acuerdo: cualquier cosa es mejor,
arquitectónicamente hablando, que el Edificio de Santa Marta. He visto Burger
King mucho más bellos. Sin ningún género de duda, hasta el decorador (el decorador,
no el arquitecto) de Kentucky Fried Chicken podría haber hecho algo mejor.