martes, junio 02, 2020

Claustrum Cardenalicium o Claustro Sixtino











Hoy toca uno de esos post que solo interesan a un pequeño grupo. Pero, en fin, para ese pequeño grupo pongo este texto que es la última añadidura a ese cajón de sastre que es mi libro Ex Scriptorio. Las preciosas pinturas que he puesto ninguna concuerda con la concepción que tengo del edificio que describo, pero servirá para hacerse una idea de las cosas tan bonitas que se pueden hacer en arquitectura hoy día. Paso ahora al texto del post y os aseguro que leeré con interés las aportaciones que queráis hacer.

Claustro Cardenalicio
La idea de crear un edificio específicamente diseñado para los cónclaves

La idea general
Hace años, en mi obra Neovaticano, describí el Claustrum Cardenalicium al que también llamé Claustrum Sixtinum: allí describía un edificio pensado ex professo para albergar los cónclaves. Años después, he decidido retomar la idea de ese edificio como una construcción exenta. Siempre será más fácil pensar en la realización, solamente, de este edificio, que no en la construcción de todo el complejo en el que lo integraba en mi primer escrito. Pienso que el lugar ideal para levantarlo sería a unos veinte kilómetros del Vaticano, para tener espacio suficiente y barato.
¿Por qué crear un edificio de este tipo? Pues porque más allá de las ventajas funcionales de este Claustrum Sixtinum hay que tener en cuenta que vivimos en una época en que no podemos dejar de aprovechar las ventajas para las almas de la presencia de los medios de comunicación. Un claustro como este se convertiría en un símbolo, en una predicación arquitectónica sobre la Iglesia.

La forma del edificio
El edificio tendrá forma de cuadrado con 193 metros de lado, lo mismo que la Basílica Vaticana. En el centro de este claustro, se levantará una réplica exacta del interior de la Capilla Sixtina. Esta capilla estará integrada en una estructura cuyo aspecto externo será el de una pequeña montaña: como si fuera una peña cubierta de vegetación, con un sendero que permitirá la ascensión. Los ventanales se abrirán en la montaña para permitir la entrada de luz solar.
En su interior, habrá tres capillas de iguales dimensiones, pero distinta decoración. La capilla central, donde estará el Santísimo Sacramento. Al un lado, contigua, se situará la Capilla Sixtina. Al otro lado de la capilla central, se situará la capilla de las reliquias de los santos y las tumbas de cardenales y obispos.
Las tres capillas estarán en el interior de una estructura que externamente parecerá como un monte: con partes de hormigón que asemejarán peñas, con partes cubiertas de un poco de vegetación.
El claustro enmarcará este monte central. Habrá una galería subterránea para acceder a estas tres capillas cuando llueva. Alrededor del monte, habrá un claustro formado por arcadas dispuestas en tres niveles. Claustro que acabará en una terraza superior por donde también se podrá pasear. Varias escalinatas permitirán acceder desde el claustro a los distintos niveles.
Cuatro montecillos estarán situados en las esquinas. Los senderos permitirán ascender hasta sus cimas. Esos montecillos coronados por ermitas servirán para hacer romerías o simples caminatas. Se intentará que la capilla de las reliquias se convierta en un lugar de entierro de muchos cardenales y obispos; con bellos sepulcros que recuerden la idea de la transitoriedad de la vida.

Financiación
El lugar tendrá varias funciones. Servirá como hotel mientras no haya cónclave. Con eso se sufragará la construcción y el mantenimiento. Servirá como residencia de cardenales y obispos en sus viajes a Roma. Durante el cónclave, permitirá mayor seguridad. También constituirá un marco magnífico para los medios de comunicación. Por supuesto, después de la clausura (durante el cónclave), los medios ya no podrán estar dentro. Este edificio permitirá una perfecta clausura. Además, permitirá que todo esté cerca, en un solo edificio; ahora mismo, en el Vaticano, hay una gran distancia entre la Capilla Sixtina y el lugar donde viven los cardenales. Por otra parte, el edificio que propongo estará enteramente abierto a visitas en grupo con guía. Con lo cual, el edificio se transformará en un libro abierto acerca de los cónclaves. Esas visitas guiadas se pueden convertir en un medio óptimo para explicar qué es la Iglesia.
Servirá como hotel para financiar su construcción y después su mantenimiento. Los huéspedes podrán dormir en las mismas habitaciones de los cardenales y recorrer el edificio. Para evitar el vandalismo, algunas zonas solo podrán visitarse con acompañamiento de guía. Todos los hospedados serán informados de que, en caso de sede vacante, deberán dejar libres sus habitaciones en el plazo de veinticuatro horas.

Funcionar como hotel significa que habrá personas que reservarán una habitación con la intención de hacer cosas pecaminosas. Habrá quienes quieran ir allí para realizar perversiones sexuales o, incluso, ritos mágicos o satánicos.
Por lo tanto, en cuanto se desalojen las habitaciones, estas serán vaciadas de todos los muebles y limpiadas a conciencia. Dado que es posible que se hayan realizado en esas habitaciones cosas perversas, se exorcizará habitación tras habitación, con un ritual creado ex profeso para un lugar tan especial. De los exorcismos se encargará un grupo de sacerdotes que realizará esto con tiempo y sin prisas. Después, otros sacerdotes bendecirán también cada una de las habitaciones; usando, además, agua bendita e incienso.

Como es cada habitación
         Las habitaciones de los cardenales deben evitar todo lujo. Su tamaño debe ser el adecuado. Pienso en lo bonita que es una cama de estilo isabelino con sus cuatro columnas y su dosel. Una cama así, fabricada en serie, no es cara y, sin embargo, es una obra de arte. Cada habitación cardenalicia puede tener pinturas propias. No será difícil encontrar 120 artistas en todo el mundo y que cada uno se encargue de una habitación. Esos artistas pueden hacer las pinturas sin desplazarse y, en las habitaciones, colocarse reproducciones fotográficas.
         Sería bonito que todo el edificio, en su interior, tenga una estética concorde: por ejemplo, neogótica. Pienso que el gótico o el románico son estilos muy bellos.
         El claustro tendrá, en la planta baja, galerías cubiertas para que los purpurados puedan pasear a cubierto: protegidos contra la lluvia o el sol del verano.

Aspecto externo
El edificio, visto desde el claustro, parecerá que constituye un marco para el monte central. Será un claustro con cuatro montecillos en sus esquinas, cuyas laderas llegan hasta la planta baja. Laderas con césped y senderos que también ascenderán por otros lugares y no solo en las esquinas. Dando con ello una impresión de verdor y naturaleza. De lo contrario, el claustro ofrecería la impresión de ser algo masivo y frío. Un claustro pequeño es algo humano. Pero si es masivo, da una sensación de frialdad.
Por fuera, el edificio ofrecerá una cierta impresión de castillo: la Fortaleza de la Iglesia, la fortaleza que protege la fe. Pero debe primar la imagen de que la construcción es como una peña con vegetación, un monte pétreo. La idea de que los cardenales vienen de todas partes del mundo a un monte sagrado es una idea muy bella.

Antes he hablado de “claustro”, también de fortaleza, pero la estética, las partes con aspecto rocoso (hechas de hormigón) y la vegetación deben hacer que prime la idea de montaña tanto en el exterior de la construcción como vista desde el patio interno.
Precisamente, por seguridad, sus muros exteriores serán de hormigón. En los primeros tres niveles, con ventanas tan pequeñas que no permitan entrar a nadie desde fuera.

Los siete pendones
El edificio contará con un pórtico monumental para enmarcar la Porta Magna de acceso al interior del edificio. Sobre esa puerta, tres arcos más grandes flanqueados por dos arcos menores a cada lado de esos tres. Un conjunto con estatuas románicas. En esos arcos, estarán colgados de forma vertical siete banderas.
En los días normales, colgará en esos arcos la bandera de la Santa Sede en los días normales.
Durante los novendiales, los días de luto por el papa, las banderas serán sustituidas por unos pendones de color enteramente negro
Durante el cónclave hasta la elección del Papa: siete grandes portones cerrarán los siete arcos. Esos arcos cerrados serán símbolo de la clausura.
Tras la fumata blanca, se abrirán los arcos y se colgarán pendones de riquísima seda blanca. Esos pendones también serán colgados el día de Navidad y el de Pascua, incluso durante la sede vacante.

Las dos puertas
Para acceder al interior del complejo, solo hay dos puertas: La Porta Magna y la Porta Parva. Durante el cónclave, la Porta Magna o principal que da al exterior se cerrará y sellará. La Guardia Claustral (una milicia específica para el tiempo de sede vacante), la Gendarmería Vaticana y la Guardia Suiza protegerán el perímetro. Cada cuerpo protegerá un sector del perímetro.
La Guardia Claustral tendrá el mismo uniforme que la Guardia Suiza, pero con tonos negros, blancos y grises. Su función es más bien estética, pero será útil disponer de doscientos voluntarios que ayuden. Por otra parte, ellos no van a entrar en ningún momento dentro del recinto. Tampoco es necesario que todos los miembros de este cuerpo vengan todos los días. Los que puedan y quieran, sí. Pero el resto pueden venir en determinados momentos señalados: la llegada del anillo y las llaves, la entrada de los cardenales, etc.
Una vez sellada la Porta Magna solo se abrirá para la salida del Sumo Pontífice. Para que entren los alimentos y las personas que sean necesarias, estará la Porta Parva situada en otra parte del perímetro del edificio. Será un pórtico de tres arcos, elevado a siete metros de altura del suelo: como un balcón sin balaustrada. Solo se podrá subir a ese acceso a través de una plataforma que se elevará. Si alguien enfermo tuviera que ser llevado a un hospital, habrá un protocolo para sacarlo por esa puerta con toda rapidez.

Anuncio de la muerte del papa
Además de lo que se haga en el Vaticano, en este complejo se hará lo siguiente en cuanto se comunique la muerte del papa.
Primer día, el anuncio: En la fachada principal, la de la Porta Magna, habrá un conjunto de tres gruesas y grandes chimeneas de piedra, de seis metros de altura. La chimenea central solo se usará para las fumatas blancas. En caso de fallecimiento del papa, las dos chimeneas laterales echarán humo negro. Primero sonarán las campanas de esa fachada con toque de difunto. Después, la fumata negra. Por último, se extenderán siete pendones negros en los arcos situados sobre la Porta Magna.

Segundo día, el traslado de los símbolos: El Jefe de la Casa Pontificia (acompañado y supervisado por el protonotario) trasladará al Claustro Sixtino el Anillo del Pescador y las Llaves Petrinas. Esa comitiva también llevará al claustro una copia del Acta de defunción que quedará a la vista de los cardenales en el lugar que se designe. Será un acta bella, una obra de arte caligráfica.
         Al ser elegido y aceptar la designación como papa, el camarlengo le pondrá en el dedo un anillo que simbolice su nueva función. Después le entregará dos llaves que simbolizan su autoridad. Estos dos objetos, al llegar al claustro, se colocarán sobre una mesa donde se determine. Estarán a la vista de los cardenales en los momentos determinados y guardados bajo custodia el resto del tiempo. Durante el tiempo de sede vacante, los medios de comunicación están buscando por todas partes “imágenes”. Esta será una poderosa imagen: el anillo y las llaves.
         El acta se colocará a la vista en otro lugar, pero se guardará bajo custodia el resto del tiempo. Los sellos pontificios ya rotos se quedarán en el Vaticano. La comitiva de vehículos, escoltada por soldados de la Guardia Suiza, entregará esos objetos al camarlengo.

Comienzo del cónclave
Los medios de comunicación designados podrán retransmitir:
—el rezo de la hora tercia en una capilla del complejo
—la procesión de entrada a la Capilla Sixtina
—el juramento
—la clausura de la puerta de la Capilla Sixtina, solo se cierra con llave
—la clausura de la puerta del monte central, también se cierra solo con llave
—la clausura de la Porta Magna: se traba con un madero horizontal, se cierra con tres llaves; y se sella con lacre
Las dos primeras clausuras las realiza un monseñor en cuanto salen los medios de comunicación. Pero la tercera clausura, la de la Porta Magna, se realiza desde fuera. Los tres actos sobre esa tercera puerta se realizan desde fuera, a la vista de los medios de comunicación.

El pueblo fiel
El Claustro Sixtino estará emplazado en el centro de una gran explanada, permitiendo que los medios de comunicación puedan moverse con libertad alrededor del edificio. Este complejo permitirá también que muchos fieles puedan acercarse a ese lugar, bien por curiosidad, bien a rezar.
Pensé, incluso, si se podría habilitar un amplio espacio para que pudieran plantar tiendas de campaña todos aquellos que quieran estar allí, orando, acompañando a los cardenales; o habilitar espacios para que se celebraran misas para los congregados en los alrededores de este edificio.
Pero deseché la idea para evitar que el lugar se vuelva ruidoso y excesivamente masificado. Una cosa es que miles de personas se acerquen y oren personalmente, y otra muy distinta promover actos que darían la impresión de demasiada agitación alrededor del edificio. La construcción debe dar impresión de solidez y serenidad.

Anuncio de la elección papal
Saldrá humo blanco de la chimenea central. Después sonarán las campanas. Se abrirán los portones de los siete arcos. Pendones blancos preciosos colgarán de esos arcos. El anuncio de la elección se hará desde ese balcón, pues allí se ha elegido al papa. Lo lógico es que el papa salga al balcón de la Porta Magna y a saludar a los allí congregados. Podrá después ir al balcón de la Basílica Vaticana y dar la bendición también desde ese lugar.

La cima del monte
         Sería una idea muy bonita que, mientras dure el cónclave, diez religiosas pasen el día en oración en esa cima. Cada día vendrían diez religiosas de otra congregación. Por ejemplo, desde las 9:00 hasta que anochezca. Sobre la cúspide abría un altarcito y allí se colocaría una custodia. Si hiciera mucho sol o posibilidad de lluvia, habría una capillita mínima bajo la cúspide. La idea de que estas palomas se posasen sobre la cima de la montaña para orar me parece muy bella.
         Una procesión de fieles podría dar la vuelta al perímetro rezando el rosario. Podría ir guiada por una cruz procesional y unos cuantos clérigos con alba y estola. La procesión podría ser ininterrumpida durante todo el día hasta el anochecer.