jueves, marzo 18, 2021

Añadiduras al post anterior

 

Los datos pueden ofrecer mejor la perspectiva de lo que trataba de decir. O, mejor dicho, los datos ofrecen la perspectiva, la ofrecen rotundamente.

El exceso de mortalidad, en España, durante el 2020, fue de 68 000 personas, con independencia de si ofrecían síntomas de COVID o no.

En 2019 murieron en España 418.703 personas, 9.018 menos que el año anterior. Cada día se produjeron de media 1.147 fallecimientos.

Creo que estos dos datos ofrecen la perspectiva de las cosas. Os aseguro que, cuando la prensa dejó de hablar de Suecia, pensé que es que, al final, habían retrocedido de su política emprendida. Pero no, han seguido adelante.

¿Por qué la OMS o las autoridades de la Unión Europea no han hecho un estudio en profundidad de este “experimento”? Y lo mismo se puede aplicar a Estados Unidos y otros países.

Personalmente, pienso que aquí alguien ha dejado de hacer los deberes. Tú que me lees y el otro y el de más allá no tiene obligación de supervisar resultados en países con un completo laissez faire. Pero hay individuos en cuyo sueldo (en cuyo inmenso sueldo) sí que entra supervisar este tipo de cosas; la OMS por supuesto.

Aquí alguien, por determinadas razones, ha mirado hacia otro lado. Y es que, en marzo y abril, se sabía poco, cierto. Pero, en agosto resultaba evidente, que ya había datos, pero --y aquí está la madre del cordero-- la presión política para optar por la opción más segura resultaba imposible de resistir. Casi todos los políticos han querido optar por la opción más estricta por el hecho de que era la políticamente más segura para ellos. La carrera de ningún político resiste las fotos de las UCI abarrotadas.

Un estudio publicado en el British Medical Journal estima la tasa de letalidad del SARS-CoV-2 en España entre un 0,8 y un 1,1 %.

https://www.agenciasinc.es/Noticias/Cual-es-la-letalidad-de-la-infeccion-por-coronavirus-en-Espana

No pienso que haya habido mala fe en los gobernantes. Se han dejado llevar de la opinión de los expertos. Porque cualquier experto que disintiera de la opinión general era marginado.