Ayer tuve una interesante conversación con un amigo estadounidense. Hoy escribo tras la reflexión de agradable conversación a través del Atlántico.
Siempre pensé
que Estados Unidos había alcanzado la democracia gracias a la constitución que
se dieron. Pero me gustaría hacer varias reflexiones que, en alguna medida,
pueden ser útiles para nuestra época.
Reflexión 1: Por muy buena que fuera la constitución de Estados Unidos, si George Washington hubiera ido derivando, personalmente,
hacia el autoritarismo, hubiera marcado una pauta que, muy
probablemente, no hubiera hecho otra cosa que ahondarse con el tiempo. Y esa pauta
hubiera provocado pequeños ajustes posteriores en las leyes (o en la misma constitución)
que hubieran dado como resultado un país muy distinto.
Reflexión 2: La constitución de Estados Unidos no es una obra del Pueblo.
Es obra y producto de una élite ilustrada que escogió una representación de hombres razonables.
Si ellos hubieran derivado las cosas en otra dirección, probablemente el Pueblo
hubiera aceptado cualquier texto con la excusa de la necesidad, de ser un texto
sujeto a futuras mejoras, etc.
En realidad,
la masa del Pueblo es una fuerza bastante ciega. Ni la Revolución Rusa es obra
del Pueblo; ni, por supuesto, la Revolución Francesa. Una masa congregada en una
plaza con antorchas y teas solo sirve para linchar e incendiar. Cualquier cosa
que vaya más allá de un linchamiento o un incendio es obra de individuos que
guían.
Reflexión 3: Cada vez veo más claro que el sistema parlamentario inglés
de la época de Jorge III no era mucho menos
democrático que el sistema que nació en 1776
con la independencia de Estados Unidos. La guerra surgió, ante todo, por
cuestiones de impuestos y glebas. Las colonias ya vivían democráticamente antes
de la independencia. Solo Virginia era una colonia real. Pero la autonomía
política de los territorios era la norma; las intromisiones de la metrópoli, la
excepción.
Que la
independencia supuso el nacimiento de la democracia es uno de los mitos más
extendidos. Basta ver lo que dicen los mismos Padres Fundadores del sistema
parlamentario inglés para darnos cuenta de que, al final, todos hemos caído un
poco en creer la versión oficial pasando por encima de las realidades.
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Sigo pensando
que esta generación verá el cansancio de nuestro sistema parlamentario español
y que conoceremos el autoritarismo de los antisistema en un nuevo tipo de
régimen de izquierdas. Eso ocurrirá, como tendencia, en más países europeos.
Pero España e Italia son caldos de cultivo perfectos. Y detrás de todo hay una gran
causa económica: un empobrecimiento radical de la entera economía de estas dos
naciones.