Jorge González, al leer el post de
ayer, muy perspicazmente ha conectado lo que dije con el texto que había leído
en Paulus, cuando san Pablo le dice a Pedro:
Si hubiera sido ordenado en
Antioquía, no me habría importado recibir la imposición delante de todos los
ancianos-obispos, ante los ojos de toda la comunidad, en medio de cánticos. Y
lo mismo si hubiera sido en Jerusalén. Pero ya que es aquí... podría recibir la
imposición de manos en la más estricta intimidad: tú y yo, sin nadie que nos
mire, sin nada que me distraiga. No sé. Este misterio es algo tan sagrado que
me gustaría estar a solas con Dios.
Tienes razón. Ese pasaje tiene mucho
de personal. Reconozco que una ordenación al sacerdocio es un hecho eclesial y
que (normalmente) debe hacer en público. Pero si de mí hubiera dependido,
hubiera preferido ser ordenado en la capilla privada del obispo. Si hay un
momento en que hubiera preferido gozar de la máxima intimidad, hubiera sido en
ese, para vivirlo con la máxima intensidad. Pero ni siquiera lo sugerí. Entiendo
que una ordenación es un acto de naturaleza comunitaria, no personal.
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He conocido a un par de personas
que, durante una temporada de sus vidas, durante la misa no podían dejar de
llorar. Eso es la gracia. En esos casos la mayor intimidad posible la agradecen
sobremanera.
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El fanón no es un ornamento que
estéticamente me entusiasme. Su simbolismo es el de ser escudo de la fe. Un simbolismo
adventicio, ya que su origen estaba en hacer la función de amito. El que sea un
simbolismo sobrevenido a posteriori no le quita nobleza. Considero que el fanón
sin perder el diseño secular de franjas horizontales, se podría dignificar más.
Por ejemplo, que sean dos tipos de tela y que una de ellas sea más gruesa. Y seguro
que si durante años se piden opiniones a gente experta, se les ocurrirán
mejoras sin perder para nada el diseño sobrio y original de una tela con franjas.
No todo se ha mantenido inalterable.
Benedicto XVI cambió dos veces el diseño del palio que portaba. Sea dicho de
paso, el palio primitivo que llevó varias veces me parecía el más bello, pero
es cierto que llevarlo implicaba sujetarlo con alfileres para no se moviera. Su
maestro de ceremonias tuvo que recolocárselo varias veces. En la Antigüedad se
llevaba sujeto con alfileres.
Yo, por sistema, para el entorno del Vaticano, estoy a favor de todo lo que sea más magnificente. Aunque la grandeza estética no está reñida con la sobriedad ni tiene, necesariamente, que ser barroca. Durante buena parte de mi vida estaba enfadado con el barroco, pero ya hemos hecho las paces. Es como si tuviera una alergia, pero ya me he curado. Pero me gusta mejor nadar en aguas neogóticas.